Cómplices Del Destino (trillizas Hiltmoose Libro 1 y 2)

34. Nina

Publicado Originalmente: 4 de noviembre de 2021

****

«El Gran Jefe»

Nina sintió el sabor del miedo en su boca cuando ese hombre entró a la habitación y dijo que era «el gran jefe». Lo ideal hubiera sido poner en duda su identidad, no creer ni en una palabra de lo que dijera. Podía tratarse de dos personas buscando dinero por ser hija de ricos o podía tratarse de otras personas y no necesariamente eran su familia. Su respiración comenzaba a fallar y sus deseos de salir de ahí eran aún más grande.

¿Pero cómo escapar de dos hombres que le doblaban en tamaños y estaban armados? No era tan estúpida como para arriesgarse de esa forma. Se sintió terriblemente angustiada. Ni siquiera sentía ganas de seguir bromeando ante esa situación.

¿Tanto nadar como para morir en la orilla? ¿Así sería realmente su final? Nina se negaba a aceptar su destino. ¿Es que realmente había hecho algo terrible en su otra vida?

No podía creer que estuviera pasando por esa situación de nuevo y mucho menos que estuviese sucediendo poco después de haberse salvado. Lo que creyó un milagro, ya no se sentía tanto como tal. ¿Si ahora su destino era aún peor? Su celular palpitaba a su costado y deseaba con todo su ser que al menos el Detective Scoot estuviera escuchando lo que decían. Podía con facilidad creer que era una llamada equivocada y ahí estaría perdida.

Lo único claro que Nina temía es que si las cosas se ponían feas ella iba a luchar. Como lo hizo en la cabaña. Aunque eso significase que otra vez iba a ser besada por la muerte. A la cual no le temía.

Se esforzó por mantener la calma. De mostrarse amable e indiferente con dos desconocidos que estaban dispuestos a matarla. Le sonrió al hombre más anciano, era seguro que debía ser mayor que su abuelo. Se encontraba sonriéndole, aunque no de forma seductora como lo hacía Jared.

Nina le devolvió la sonrisa amable, aunque por dentro sintiera una tormenta llena de miedos y relámpagos.

—Supongo que eres su abuelo, voy a tantear el terreno y decir que… ¿eres Arthur Luke?

—La mirada del anciano se ensombreció y supo que había dado en su vena sensible—. Como le explicaba a su nieto, yo no tengo ni idea sobre la familia real. Así que no se quien demontre eres. Preferiría seguir desligada del apellido. Me gusta mi anonimato.

—Oh, pequeña, no sabía que no querías aun ser anunciada como hija de duques, supongo que metí la pata —respondió el hombre sin un ápice de culpa.

Su comentario la sorprendió y no pudo disimularlo. Comenzaba a pensar que quizás el chico si tenía razón. Que si se trataba de alguno de los hermanos de su abuelo.

—Tiempo fuera —dijo haciendo la seña—. Supongamos que creo toda esta historia de que son mi familia lejana. ¿Puedo preguntar realmente quiénes son? Creo que es lo justo saber quiénes quieren matarme. Porque algo es seguro, dudo mucho que seas el Rey de Woodville. Para él no soy amenaza.

—Para George Hiltmoose si la eres, pero digamos que creo que sabes más de lo que aparentas —respondió el anciano.

Nina jamás imagino que la visita de Fabrizio le sería más útil que nunca. Si realmente Fabrizio no hubiera sido tan perfeccionista y curioso, ella no sabría en ese momento que su abuelo tenía un hermano loco.

El príncipe sin corona y que ahora resultaba que ella era una amenaza.

El anciano se sentó con familiaridad en la silla que siempre estaba cerca de ella. No estaba ni un poco cómoda con su cercanía, pero no tenía remedio. Debía aguantarse que estuviera tan cerca. Realmente no creía que fuese a matarla allí mismo.

—Vaya, entonces en realidad si somos familia. Soy algo así como su sobrina nieta lejana. Y aun si somos lejanos, su nieto no para de mirarme de forma lasciva. Lo cual me incomoda bastante porque en todo caso somos primos. ¿Está de acuerdo con eso, Sr. Hiltmoose? — preguntó dándole una sonrisa burlona al joven. Nina deducía que Jared era aproximadamente de la edad de su hermano.

—Mi nieto mira cualquier cosa que le parezca bonita. Hasta él sabe que existen límites que no puede sobrepasar. Ver, pero no tocar. Eso es algo que tiene muy en claro.

—Supongo que viene a terminar lo que comenzó. No creo que haya venido a darme la chachara.

—Eres diferente a tus hermanas. Más inteligente, más vivaz y directa. ¿No temes a la muerte, lady Nina? Porque parece que quieres jugar con ella un poco.

Se encogió de hombros mientras se preguntaba cuanto tiempo iba a tardar en llegar el detective Scoot. Realmente no sabía que esperar de esa situación.

—Yo solo quiero saber que piensa sobre que su primer plan haya fallado. Después de todo yo estoy viva y no muerta.

—El primer secuestro falló por culpa de mi empleado. Chris Robinson les cogió mucha pena a ustedes. Supongo que era porque siempre deseo tener hijas y solo tuvo un varón. En fin, que la cosa fue que él simplemente no quería matarlas. Cuando logró llevarte a ti primero me insistió en que conocía un orfanato en donde ustedes podían estar a salvo y lejos de la familia, como yo deseaba.

»Nunca suelo hacerle caso a mis empleados, pero hasta yo al verlas tan bebes y con una vida por delante. No quería eliminarlas, ¿sabes? Tengo nieto a los que realmente quiero. Solo quería que no existieran para yo poder continuar mis planes.



#25167 en Novela romántica
#6529 en Thriller
#2546 en Suspenso

En el texto hay: secretos, trillizas, destinos

Editado: 21.10.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.