Publicado Originalmente: 1 de Febrero de 2022
Nuevo capítulo. Ya en la recta final. Espero que les guste.
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41. Nina
«Gracias, Moore»
Nina se levantó sintiendo nuevamente la presión en su cabeza. Últimamente los dolores de cabeza la iban acompañando por doquier. Sentía la mente demasiado entumecida. Como si no hubiera podido dormir en años. Y no era para menos. Los últimos acontecimientos la habían dejado agotada y bastante temerosa de querer cerrar los ojos.
Es que la vida se empecinaba en darle siempre una patada por el trasero y hacerla caer en un abismo del que tiene miedo de no poder salir por completo. Se levantó de la cómoda cama en la que se encontraba y no recordaba haber llegado.
Como tampoco estaba reconociendo la habitación en la que estaba. Lo primero que pensó fue en un secuestro. Pero luego cayó en el hecho de que sus secuestradores no la tendrían tan cómoda. Sacudió la cabeza intentando serenarse. Agradeció que su ropa seguía intacta y que lo único que no tenía puesto era el suéter y los tenis.
Salió de la habitación observando todo con detenimiento a su alrededor. Era un apartamento bastante sobrio y delicado. Pero no tenía imágenes o algo que gritara que fuera un hogar. Eso la hizo sonreír.
—Este idiota tuvo el descaro de criticar mi casa y su casa no es como que diga que es suya realmente —dijo en voz alta intentando de adivinar dónde estaba la cocina.
Cuando la encontró se preguntó si podría disponer de alguna comida. Revisó la hora y pensó que si preparaba el desayuno sería un buen gesto hacia Walden. Al fin de cuentas él la estaba ayudando nuevamente demasiado. Es como si no tuviera problemas con ello y en parte lo agradecía. Walden siempre había sido colaborador a pesar de que en un comienzo la miraba como quisiera repelerla.
Con cuidado de no hacer ruidos se puso a preparar el desayuno. Aunque no sabía a qué horas Walden despertaba.
—Este apartamento se siente muy grande para solo ser de él y se ve demasiado nuevo.
De pronto Nina reconocía para sus adentros que sentía curiosidad por saber si Lina llegó a vivir ahí o no. No es algo que debiera importarle, pero oigan, era bastante curiosa.
—No te metas en donde no te llaman —dijo para sí misma en voz baja.
Luego de tener la comida lista se puso a exprimir chinas. Pero ese trabajo sí que lo hacían otras personas. Por lo que se vio batallando con la máquina de alta tecnología.
—Estás despierta... —dijo Walden entrando a la cocina luego de haberse levantado y escuchar movimientos de los que no estaba acostumbrado. Observó los platos perfectamente colocados en la barra y a Nina luchando con la máquina de exprimir jugos—. Y el desayuno, ¿lo has preparado tú?
Nina se giró e hizo el gesto de lanzarle la china.
—¿Crees que no sé preparar mi propia comida, genio? ¿Por quién me tomas? —le respondió echando los jugos recién hechos dentro de los dos vasos—. Viví mucho tiempo sola antes de mudarme con Fabrizio y me daba mucha flojera pagarle a otra persona para que me hiciera las cosas. Cuando fácilmente podría hacerlo yo sin problema. Aunque no lo parezca, mi abuelo me enseñó a cómo sobrevivir. No quería que fuera una niña demasiado consentida de ese tipo que luego pasan a ser presumidas.
Walden probó el desayuno y se sorprendió de que supiera tan bien. Nina sonrió con orgullo.
»No hace falta que digas con palabras lo bien que cocino. Gracias.
—Hoy parece que te levantaste con el ego por las nubes.
—Eso es porque hoy me siento mucho mejor. Cuando descubrí que estaba en una casa que no era mía casi me infarto. Descuida, mi cerebro hizo click de inmediato y ya después fue como «vamos a darle un desayuno digno a W para que no diga que soy una abusadora»
—¿Por qué te diría yo algo como eso?
Nina se encogió de hombros sonriendo.
—Es solo un decir, genio. Lo que estaba diciendo es que preparé esto para agradecerte lo que hiciste por mí en estos días. Oye, sé que no soy fácil. Aun así nunca me das la espalda.
Walden sonrió y asintió despacio. ¿Cómo podía darle la espalda a alguien que le importaba tanto? Simplemente no podía hacerlo. Con Nina todo estaba siendo más complicado.
—No sabes cuánto me alegra ver que estás mejor. Ver que a pesar de todo quieres continuar, me alegro por ti.
Nina sonrió sin mostrar los dientes y le dio un sorbo rápido a su jugo. Pensar en todo lo que había pasado le provocaba una presión horrible en su cabeza que no podía controlar. Sin embargo, no iba a permitir seguir sintiéndose cabizbaja y sin ánimos de nada. Cuando sorprendió a Walden diciéndole que iba a regresar a Woodville con él, lo dijo en serio.
Necesitaba reorganizar su vida. La situación con Aidan la descolocó. Conocer a alguien que pasa por un trastorno tan complicado y ver la humildad en sus ojos, un arrepentimiento que no era de él. Sin duda el destino obraba de formas misteriosas. Pero ella no estaba dispuesta a dejarlo jugar con sus emociones.
No iba a tener miedo de que su tío-abuelo siga suelto y más loco que nunca. Al final no había nada que pudiera hacer. No iba a vivir con miedo a que pudieran volverla a secuestrar o matar.
—Gracias. Solo pensaba en que a pesar de que han sido días malos aún tengo muchos ánimos de querer cumplir mis propósitos. Han cambiado un poco de orden, pero siguen siendo mi prioridad. Hoy visitaré a mi hermana Mina en su galería. Anda que ya hice las llamadas y la secretaria pensó que yo era Mina y me dijo el horario.
—¿Te has hecho pasar por tu hermana? Era tan fácil como pedirme su número.
—Walden, me gusta complicarme la existencia —le dijo y ambos rieron.
Terminaron el desayuno en medio de conversaciones sobre el proyecto de su abuelo. Nina tenía claro lo que deseaba crear. Su imagen había llegado a su cabeza desde el inicio que vio los planos de Walden. Fue como crear una obra de arte en su imaginación. Por lo que sabía que el proyecto de su abuelo estaba por cumplirse. Le llenaba por completo su corazón.
Editado: 21.10.2022