Cómplices Del Destino (trillizas Hiltmoose Libro 1 y 2)

45. Nina

Publicado Originalmente: 21 de febrero de 2022

Espero que lo disfruten.

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«Yo hice todo lo que hice para que me terminara»

Nina despertó al día siguiente sintiendo una terrible punzada en la cabeza. Había pasado muy mala noche luego de hablar con Mina sobre Walden y todo lo que había pasado ese día. Adicional a eso podía sentir el latir de su pie lastimado recordando que no hizo caso al médico y ahora le dolía demasiado. Se sentó en el borde de la cama suspirando. Necesitaba serenarse, encaminarse y olvidar todo lo que le estaba doliendo.

De solo pensar en todo, sentía que le iba a explotar la verdad en la cara sin poder detenerlo. Dios, se sentía terriblemente agotada. Se levantó con cuidado de la cama y fue hasta el baño para asearse. El agua tibia hizo su efecto deseado en su cuerpo. Porque poco a poco sentía que se relajaba. Una voz en su cabeza le decía que todo era cuestión de tiempo.

Aun así, había algo que no se iba con facilidad y era lo que Mina le había contado sobre Lina y su luz verde. Aparentemente habían pasado más cosas en ese tiempo en el que estuvo en el hospital que ella desconocía. Nina no quería agobiarse con todo eso, pero aun así su curiosidad era demasiado grande.

«¿Porque su hermana le hubiera dado el visto verde?»

«¿Qué fue lo que vio Lina?»

«Yo hice todo lo que hice para que me terminara» esas palabras seguían muy presente en su recuerdo. En ese momento pudo ver que Lina realmente no odiaba a Walden. Solo quería alejarlo de su vida. Tenía demasiadas preguntas atragantadas.

Al salir se puso un traje veraniego del color de sus ojos, ya que dentro de la casa no hacía frío. Las sandalias que eligió eran lo suficientemente cómodas para que su pie no se viera lastimado. Nina por supuesto que tenía un mar que dejaría descansar.

A medida que avanzaba por el pasillo observaba los cuadros familiares. Algo que había notado antes y que ahora podía ver con más claridad es que las hermanas de su abuelo no eran tan cercanas a él. Todas se encontraban vivas, pero él sólo mantenía contacto con el rey. Era algo que le daba curiosidad.

Ese día Nina estaba tranquila porque sabía que su padre estaba trabajando desde temprano y su madre estaba en un evento con sus amigas.

—Hoy puedo respirar en paz. No tengo que dar explicaciones, día de relax —dijo en voz baja.

A pesar de todo, cuando llegó a uno de los escalones su sonrisa se borró por completo. El cuadro era de su abuelo joven con sus hermanos y su tío abuelo loco estaba por supuesto en él. Sintió escalofríos al verlo. Porque él seguía fugitivo.

Nina supo que Jared Hiltmoose se había hecho pasar por un empleado en el hotel de Elizabeth, la hermana de su madre. Intentó hacerle daño a Lina, pero esta terminó atrapandolo. Y eso no la dejaba descansar tranquila. Algo que le había dicho el Detective Scoot es que no iban a atacarla y que ella debía estar tranquila.

¿Pero cómo podía estar tranquila si esa gente seguía libre? Todos continuaban con sus vidas y realmente se esforzaba en continuar con la suya. Aunque le frustraba ver como para todos era normal continuar felices. Mientras ella de solo pensarlo sentía un fuerte dolor en el pecho. Negó despacio y continuó su camino.

Al llegar a la cocina todos la saludaron. Lo cual seguía haciéndola sentir rara. No estaba acostumbrada a esa forma de saludo.

—Srta. Evans, ¿desea que le sirvamos el desayuno en la sala principal?

—No, prefiero comerlo en la sala de estar. Muchas gracias —respondió Nina con una sonrisa.

—Como usted ordene, Srta. Evans —dijo la chica y se dispuso a preparar la bandeja.

Nina llegó hasta la sala batallando con su pie. Había olvidado sus medicamentos en el auto de Walden y no sabía cómo llamarlo para que pudiera traerlos.

Se sentó en el sofá de dos piezas y pensando que estaba sola subió el pie en la mesa. Revisó que su color no se viera tan terrible. Se espantó de solo verlo.

—Bueno, claramente puede estar mucho peor. Te estas portando bien piecito. Prometo no descuidarme tan rápido —le dijo en voz baja. Mientras se echaba hacia atrás y cerraba los ojos.

—Supongo que tú y los golpes están enamorados, ¿verdad?

La voz del gran duque la hizo abrir los ojos de inmediato. Su paz había terminado.

—Me has espantado. ¿Me has escuchado hablar sola? Le decía a mi pie que estaría bien pronto —respondió volviendo a cerrar los ojos.

—De eso no tengo dudas. ¿Puedo preguntar qué te ha pasado? —su abuelo se sentó en el sofá de una pieza que estaba cerca.

—Bueno, estaba en el bosque de Wood y no me di cuenta de que al final de un puente había una pequeña bajada. Así que ahí quedé yo, con mi pie casi roto por mis malos reflejos.

Su abuelo se rió a conciencia y eso hizo lanzarle una mirada enojada.

—¡Oye! Eso no me da ninguna gracia. Me arruinó todo el tour.

—Dios mío, es que tenía que ser una nieta mía la que tuviera mis propios reflejos.

—¿Qué? —preguntó curiosa al escucharlo.

—Yo también me caí en ese bosque. No vi unas escaleras que estaban muy visibles y fue vergonzoso. Estaba en una reunión importante.

Nina comenzó a reír. Al menos ya no se sentía tan avergonzada.

—A pesar de ese incidente, ¿tuviste un buen día? Había escuchado por parte de Helen que estabas un poco estresada con el trabajo. ¿Walden te trato bien?

Los chismes corrían velozmente, pensó Nina mientras asentía.

—Fue un gran día. De eso no hay duda. Solo desearía no tener que pisar un maldito hospital nunca más.

—Supongo que me alegro de que te haya gustado tanto. Woodville es un gran pueblo, ¿verdad? ¿Qué piensas del?

Nina pudo intuir hacia donde estaba viajando la conversación.

—Es un lugar con lugares preciosos. No dudo de que haya mucho que ver todavía. Es un lugar que me gusta.



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En el texto hay: secretos, trillizas, destinos

Editado: 21.10.2022

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