Cómplices Del Destino (trillizas Hiltmoose Libro 1 y 2)

46. Nina

Publicado Originalmente: 26 de febrero de 2022

Espero que lo disfruten. No duden en comentar. 

************

«Sabía que no había forma de tranquilizarse»

La semana se le había pasado volando cuando no pensaba en lo desastrosa que era su vida amorosa. No había hablado con Walden, porque deseaba darle su espacio. En pocas palabras le había dicho que iba muy rápido y quizás no se puso en su lugar en ese momento. Ya después no tenía ganas de pensar en él y darle vueltas a lo que pasó.

Era algo que mientras más pensaba, más caos le provocaba. Porque le gustaba ese hombre y si por ella fuera daría un paso más. Sin embargo, entendía perfectamente que para él ese paso era complicado. Lo mejor que en esos momentos podía hacer, era dar distancia a lo que sea que estaba surgiendo. De esa forma podía dejar de pensar en cuál de los dos era el que iba corriendo.

En teoría se conocían desde hacía 8 meses. Pero claro, no podía contar los meses en los que estuvo en coma y esos fueron aproximadamente cuatro de ellos. Se sacudió el cabello y entró a la mansión Hiltmoose luego de haberse ido un rato a pasear por el muelle. Su pie ya estaba casi perfecto. Podía desenvolverse sin necesitar ayuda. Era algo que agradecía internamente. Al llegar Helen la saludó como de costumbre.

—¡Nina, que alegría tenerte de regreso! —dijo como si no la hubiera visto esa mañana. Sonrió y le dio un corto abrazo.

—¿Por qué hoy luces tan feliz? Me vistes esta mañana —le respondió.

—Es solo que siempre que sales me asusta no volverte a ver. Pero en fin, tienes algo encima de tu cama. Te lo enviaron poco después de que te fuiste.

—¿A sí? —preguntó curiosa—. ¿De qué se trata?

—Te dejaron un obsequio —le respondió picara. Nina rio y se despidió de Helen para subir a su cuarto.

Sintió un cosquilleo al pensar que quizás se trataba de Walden y alguna forma de disculparse.

«Saludos, Nina Hiltmoose o ¿prefieres Nina Evans? No sabría cómo es que te identificas. ¿Sorprendida de mi carta? Supongo que tu rostro está desencajado. Yo solo deseaba poder agradecer tu amabilidad en el hospital. Sé perfectamente que no fui la mejor de las personas y aun eso batalla mucho en mi mente.

Yo hacía mucho tiempo que no sentía conmoción ante unas palabras de aliento tan fuertes. Nunca dejaré de estar apenado por las cosas que pueda hacer sin estar consciente. Y lo que pasó contigo es algo que afecta. Aunque finjas que no. No pienses que con este obsequio estoy comprando tu perdón.

Solo espero que no recuerdes lo que pasó con tanto rencor. Lo lamento de nuevo,

Aidan Brook»

Nina se sorprendió al leer la carta. Tuvo que releer nuevamente para confirmar que era real. Porque claro que ni en un millón de años pensó que volvería a saber se Aidan Brook después de lo que pasó. Todo lo que él hiciera iba directo con Leonard, no con ella. De repente aparece ese collar.

—Demasiado raro que me hayas enviado un regalo. O peor aún, ¡que sepa donde me quedo! —dijo Nina en voz alta mientras dejaba el papel sobre la cama.

No sabía qué hacer con el hermoso collar que tenía. Una parte de su cabeza le gritaba que debía devolverlo. Su parte sensata dice que nada de eso es importante. Y que el chico solo deseaba disculparse, como expresó en la carta.

Aun así, era inevitable no pensar que había algo extraño en todo eso. Decidió no darle vueltas al asunto. Antes de eso cogió el collar y lo guardó en su joyero. Sabiendo que quizás no volvería a verlo por un tiempo.

****

Luego de darse un baño relajante y de revisar su celular por si había algo importante. Bajó hasta la cocina. Estaba hambrienta.

—¡Oh, Helen! ¡Esto huele delicioso! —dijo Nina acercándose a la cocina. Se sentó en el taburete y Helen le sirvió el plato.

—Espero que te sepa tan bien como huele, ¿Cómo te sientes después de relajarte?

Nina se encogió de hombros porque ciertamente no se había relajado tanto como hubiera querido.

—La verdad es que no estoy del todo relax. He estado un poco abrumada con el trabajo, la presentación y todo en general.

—No has parado en ningún instante. Debes de relajarte. El tema de la presentación no es tan malo como crees.

—Lo sé, aún así es difícil para mí aceptarlo.

Helen observaba a Nina y se daba cuenta de lo agotada que estaba con todo el tema de la realeza. Simplemente no conectaba con eso y podía entenderla.

—En ese caso, no pierdas tu enfoque. Solo se tú y verás como todo irá bien.

Nina sonrió mientras respiraba hondo.

—Ver a la familia tan perfecta me ha hecho dudar mucho sobre poder encajar. Eso es todo —admitió en voz baja—. No soy tan fuerte como aparento ser.

—Ninguna familia es perfecta. Esta no es la excepción, Nina.

—Si tenemos en cuenta que el hermano de mi abuelo planeó la matanza de los herederos del duque para de esa forma su familia obtuviera un título, tienes razón, Helen, nada es normal —respondió con desdén dejando caer su cabeza sobre la encimera y ocultando su rostro.

Helen se acercó a ella y acarició su cabeza como en los viejos tiempos.

—No seas tan dura con lo qué pasó. Debes avanzar, Nina. De esta forma podrás enfrentar el futuro y podrás encontrar la felicidad. Tú verdadera felicidad.

—Si, supongo que tienes razón —respondió en voz baja sin alzar la cabeza—. Es por eso que estoy aquí después de todo. Es por eso por lo que dejé de huir de mi destino, de mis miedos y quise enfrentarlos. Cuando siento que una puerta se me cierra, otra se cierra aún más fuerte y eso me agobia. ¿Que se supone que haga? Porque no logro saberlo.

—No es para menos, Nina. Sin embargo, no le des tantas vueltas a esto. Concéntrate en lo tuyo y deja atrás las preocupaciones.



#25256 en Novela romántica
#6541 en Thriller
#2553 en Suspenso

En el texto hay: secretos, trillizas, destinos

Editado: 21.10.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.