Publicado Originalmente: 11 de abril de 2022
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«Decidió ignorarlo»
Walden llegó a la casa de su familia luego de recibir la invitación a última hora de su madre. Hacía mucho tiempo que sus padres no montaban una cena familiar en donde exigían que todos estuvieran presentes. La última fue poco después de que él les dijera que había terminado con Lina de forma definitiva. De eso ya habían pasado muchos meses.
Eso no quería decir que no visitara a sus padres. Intentaba hacerlo todos los meses con frecuencia. Pero su trabajo lo tenía absorbido. Tampoco quería lidiar con sus intromisiones en sus decisiones. Sus padres no eran malas personas, simplemente querían tener el control de todo. No les gustaba los imprevistos y su ruptura fue uno de ellos.
Ahora que muchos de sus proyectos tenían sede en Roseville, se estaban volviendo un poco locos.
Los quería, pero discrepaban demasiado en cuestión de decisiones. Mientras ellos creían aún en las relaciones por conveniencias, los tratos entre empresas y el poder de crear lazos con empresarios importantes. Él, por su parte, creía en la libertad de enamorarse, de luchar por su lugar en los negocios y de hacer las cosas por sí mismo sin necesitar lazos de otros.
Tratar de cambiar la crianza de sus padres era por completo imposible. Ellos ya tenían esa mentalidad y no podían cambiarla. Lo único que estaba en sus manos era demostrarle que sus logros los obtenía por su cuenta. Y que ganarse la vida de esa forma también estaba bien.
Entró a su casa de infancia y el silencio que lo recibió fue abrumador. Cuando se dispuso a ir hasta el comedor fue que vio a su madre bajando las escaleras de forma distraída. Mientras hablaba con la que supuso era alguna amiga. Al verlo al pie de la entrada sonrió y se despidió. Luego bajo las escaleras con rapidez para darle un abrazo.
—Mi hijo menor ha decidido honrarnos con su presencia. Ay, Walden, yo pensé que no vendrías nunca. Con eso de que casi vives en Roseville. ¿Planeas mudarte? Sabes que puedes conseguir las mismas ventajas estando aquí. Ya no tienes tiempo para tu madre… —y así continúo quejándose. Puso los ojos en blanco y sonrió mientras le devolvió el abrazo. Su madre era dramática por naturaleza. En el pasado fue actriz de teatro y muchas de sus obras fueron de romance trágico. Así que entendía porque era una mujer tan teatral.
—Mamá, estuve aquí el mes pasado. Te entendería si fuera que he regresado después de años. Pero, hoy luces extrañamente feliz. ¿Tiene algo que ver con la cena inesperada? —dijo y la sonrisa que se ensanchó en su rostro le hizo ver que no estaba equivocado.
—Solo estoy muy feliz de que mis hijos estén aquí. ¿Acaso no puedo estarlo? Dios, eres tan reservado y discreto que hasta a veces pienso que eres adoptado. Te pareces tan poco a mí. Pero luego recuerdo lo mucho que sufrí en tu parto y me hace ver que eres por completo mi hijo…
Walden negó despacio sin evitar disfrutar de las palabras de su madre. Era muy cierto, era tan distinto a ellos. Pero no había dudas de que era su hijo.
—Vaya, ahora sí que me dejas sin palabras. En fin, me alegro de estar aquí y que eso te haga muy feliz. —respondió divertido.
—Podrías fingir un poco mejor y de seguro te creería —se burló y lo cogió del brazo—. Jeremy está con tu padre en el comedor. Están hablando sobre la gran noticia que nos trajo tu hermano.
—Suena a algo que me interesara escuchar —murmuró en voz baja.
Cuando entraron al comedor noto a su padre junto a su hermano mientras veían unos documentos sobre la mesa. Con Jeremy mantenía muy poca comunicación. Se habían distanciado aún más luego de que lo escuchó insultando a Lina antes de que ella se marchara a Starlight. Habían pasado varios meses de eso y desde entonces casi ni lo veía ni hablaban.
En el fondo comenzaba a creer que su hermano si quiso a Lina de forma genuina. Se le daba tan mal el rechazo que fue muy fácil para él insultarla y humillarla que apoyarla. Fue algo que no permitiría que se volviera a dar.
Le creía a Lina, siempre fue muy clara con todos, excepto con él. Antes la culpaba, aunque eso ya había quedado en el pasado.
—Walden, es una sorpresa tenerte por estos lares —dijo su hermano mientras cerraba los portafolios.
—Ando ocupado con los proyectos que tengo activos. ¿Qué tal estás tú? —preguntó mientras se sentaba en la silla que se encontraba al lado de su madre.
—Sí, eso he visto. ¿Sabían que Walden es accionista de la inmobiliaria de Augusto Evans? Cuando un amigo me lo comentó me quedé perplejo. Nunca pensé que mi hermano tuviera ese tipo de interés en escalar.
Y por cosas como esas es que ni de cerca era cercano a Jeremy. Siempre con sus aires de superioridad. Le costaba ver que él pudiera tener logros por su cuenta y por supuesto que no se quedaría callado sabiendo esa información.
—¿Por qué no me lo comentaste? —preguntó su padre sorprendido.
—Son asuntos sin importancia, papá. Ni siquiera se supone que Jeremy lo supiera —dejó en claro, deseoso de que esa estúpida conversación terminara de una vez.
—Lo que concierne a tus negocios me importa, Walden. ¿Qué pasa si haces algo mal y terminas por dañar el apellido de nuestra familia? Ya tuvimos suficiente con que decidieras terminar tu relación con Lina. ¿Ahora esto? Debes ser más prudente. Al menos pudiste consultarme sobre tu interés en ser accionista en la inmobiliaria de los Evans.
—¿Augusto Evans no es el abuelo de Nina? —preguntó su madre intentando calmar el ambiente. Fue algo que le agradeció con la mirada.
—Si, es el abuelo de Nina. Trabajo en varios proyectos de su compañía y ahora mismo estoy por terminar el hotel —le respondió a su padre para luego volver a centrar su vista en su padre—. Te aseguro papá, que cada decisión que tomo es muy clara y bien pensada. Poco probable es que yo dañe este apellido —dijo mirando a su hermano con detenimiento. Jeremy estaba claro que entendería la indirecta. Si él quería jugar, debía dejarle claro que no se quedaría de brazos cruzados.
Editado: 21.10.2022