54. Nina

Publicado Originalmente: 17 de abril de 2022

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«Soy Dimitry Ivanov y quiero ayudarte»

—¿Todo bien, cariño? —preguntó Augusto sentándose a su lado. Nina cerró el diario y asintió forzando una sonrisa.

Estaba intranquila y sabía que de nada servía preocupar a su abuelo. El primer diario hasta ahora no le había dicho nada importante. Solo eran los pensamientos de su bisabuela antes del matrimonio. Aunque estaba segura de que algo iba a encontrar. No por algo le habían enviado esos diarios de forma anónima. Era solo que no lograba encajar las piezas que le faltaban.

Ya para ese punto estaba abrumada. Solo deseaba poder tener una vida tranquila. Ni siquiera quería controlar su vida.

—Todo en orden, abuelo. Supongo que vivo en alerta de que algo no vuelva a pasarme —respondió mientras dejaba el diario a su lado y se acomodaba en los cojines del ventanal. Ese fin de semana había decidido quedarse en la casa de su abuelo. Una parte de ella estaba nostálgica y en su casa de infancia era feliz. Podía trabajar mejor ahí.

—Sabes que puedes confiar en mí. ¿Qué sucede de verdad? —volvió a preguntar.

Nina observó a través de la ventana. Todo estaba tan oscuro y calmado que la hacía temer lo peor. Volvió a centrar su vista en el diario.

—Es solo que estoy preocupada. Los anónimos comenzaron a llegarme para estas fechas el año pasado. Y desde entonces todo se volvió un caos en mi vida. ¿Qué tan mal debe estar esa persona para querer hacer tanto daño? Nunca fui una amenaza. ¿Todo es por un título o de verdad habrá algo más? Son cosas que no dejo de preguntarme. Ya no sé qué pensar de todo esto abuelo. Y si cuestiono mis dudas con el resto. Solo me dicen que me concentré en mí. ¿Qué clase de respuesta es esa? Personas han muerto y no quiero que eso vuelva a pasar. ¿Está mal involucrarme de esta forma?

Su abuelo se acercó a ella y se sentó a su lado.

—Sabemos que las personas a veces se obsesionan muchísimo con algo y no miden las consecuencias. Son personas enfermas capaces de lo peor. Tus padres querían una hija y tu madre no podía concebir de nuevo. Terminaron buscándote en sitios ilegales, porque era su deseo más grande. Ese joven chef estaba tan obsesionado con Alexa, que estaba dispuesto a hacerte daño a ti, solo para que dejarás a Alexa.

»Con esto quiero llegar a decirte que no debes perder tu tiempo en cosas que escapan de tus manos. Si te obsesionas con saber la verdad, jamás la sabrás. Llegaremos al fondo de todo este problema. Sea este año o el próximo. Pero llegaremos de la forma correcta. Te pedimos que te enfoques en tus proyectos. Porque no queremos que llegues al camino equivocado. El tiempo que estuviste en coma, fue el tiempo más terrible de mi vida.

»No quiero que nada te pase. Se que ya el hotel está casi terminado y que pronto será la inauguración. Sé que este sábado es tu fiesta de presentación en el castillo de los Hiltmoose y fui invitado. Tienes tantas cosas buenas en las que pensar. Y que te pueden ayudar a aliviar esa mente que no te deja tranquila. Nina, tienes toda una vida por delante y ahora que sabemos quién está detrás de todo. No tienes por qué perder tu tiempo en este asunto.

Nina tragó saliva y asintió. A pesar de que concordaba con su abuelo, sabía que era difícil para ella dejar de investigar. Estaba en su naturaleza curiosa.

—No te preocupes por mí, abuelo. Y seamos honestos, no quiero pensar en eso último que dijiste. La fiesta me provoca ansiedad. No me gustan y eso es algo que siempre has sabido. Segundo, hoy estuve de visita en el castillo y la prensa dijo que ya estaba estrechando lazos con la familia para estar más cerca de la corona. ¿Por qué son así? Solo fui a conocer a mis primos. Sé que esa fiesta dará mucho de qué hablar y me asusta.

—Dios, no recordaba tener una nieta tan miedosa como tú —replicó Augusto. Nina lo miró mal y luego se bajó del asiento para caminar en su cuarto—. La prensa siempre hablará y eso lo sabes. ¿No dijeron algo parecido cuando te vieron salir con Walden de un concierto?

Nina recordó eso y sintió escalofríos. A pesar de que Walden y ella son novios, no lo habían hecho público y en sus citas siempre intentan ser lo más cautelosos posible. No porque tuvieran miedo, sino porque deseaban dar a conocer su noviazgo el día de la presentación.

—Abuelo, no estás siendo de ayuda —se quejó.

—Escucha, te dije que dejes de darle vuelta al asunto. ¡Que la prensa hable todo lo que quiera! Ese día tu familia Evans estarán apoyándote. Para que ellos sepan que no estás sola. Que tienes dos familias y que eso está bien. Así que quiero que recuperes esa energía fabulosa que tienes. Que le demuestres a ese hombre que no te asusta que esté merodeando. Tú tienes la delantera de tu vida, recuérdalo.

—Lo recordaré, te amo abuelo Augusto.

—Y yo te amo a ti, mi niña. Ahora juguemos un rato, extrañaba estos momentos.

Nina observó el diario como si la llamara. Pero decidió tomarse un descanso. Porque nada malo podía pasar. Necesitaba un descanso de todo eso.

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Nina bajó del auto y se maravilló al ver los árboles gigantes con sus flores rosadas, amarillas y verdes entre mezcladas. Durante todo el camino le estuvo preguntando a Walden hacia donde irían. Pero este solo le respondió que irían a un sitio que le gustaría.

Luego de días agobiantes, estaba a solo un día de que fuese su fiesta de presentación. Así solían llamarles. Walden se dio cuenta de que no estaba entusiasmada y también se dio cuenta que había volcado su tiempo en los diarios. Este le dijo que tendrían una cita y que por ese día debía prometerle no hablar sobre ninguno de los dos temas.

Aceptó, porque realmente no quería seguir centrando toda su vida entre George suelto y trabajando para la interpol. Y mucho menos sobre la fiesta de presentación. Walden se colocó y cogió su mano.