cómplices "un amor aprueba de balas"

Capitulo 3

Unos días más tarde supe que Jack iría en la noche para revisar algo de la contabilidad en el bar, así que llevé su saco para dejarlo en la lavandería camino al trabajo, desafortunadamente como últimamente se me estaba haciendo costumbre, iba sobre el tiempo, así que tuve que llevarlo al trabajo, sin embargo no se lo entregaría esa noche.

Aquella noche estuvo un poco más solitario que lo usual, sin embargo las mesas que se llenaron las atendí yo en su mayoría, era evidente que después de la noche en la que las demás meseras me vieron salir con jack del bar, no me veían con buenos ojos, al parecer la situación se presto para mal entendidos y pensaban que tenía un romance con el jefe, según palabras textuales que Julian me había contado días anteriores, ahora las demás chicas que solían ser amables se limitaban a saludarme.

-pero que fue lo que les hice a todas, que parecen odiarme. –le dije molesta a Julian al acercarme para hacerle un pedido.

-cariño no te molestes con eso, es simple envidia, Jack a pesar de que es muy cordial con todos, jamás había tenido un trato tan personal de la manera que lo hizo contigo. –dijo mi amigo para tranquilizarme.

-pues muy seguramente no todas tienen un ex novio loco que las persigue todo el tiempo. –dije aun más molesta.

-cálmate, ven aquí, lo que necesitas es amor de tu amigo. –dijo tiernamente mientras me rodeaba con sus brazos y yo respondí cálidamente a su abrazo.

Cuando nos soltamos note que Jack había llegado y nos estaba viendo fijamente, pero enseguida se retiro a la oficina, si no estuviera segura de que apenas nos conocemos diría que se sintió incomodo con el abrazo.

Una hora más tarde se dio cierre al bar, en realidad era más temprano de lo que solíamos cerrar siempre, así que Julian me invito a beber un par de copas a otro bar en que había quedado con otros amigos, teniendo en cuenta que salir temprano no sucedía muy a menudo acepté, además era día de pago y según Julian era motivo de celebrar, todos los empleados esperamos el turno para pasar por la oficina del jefe a reclamar el respectivo cheque, cuando fue mi turno olvidé que llevaba el saco en la mano por que ya iba de salida, me arrepentí de inmediato en cuanto sus ojos se fijaron en el.

-buenas noches Amelia, veo que traes mi saco. –dijo sonriente.

-así es, pero en realidad aun no se lo puedo devolver. –dije y sus expresión parecía divertida. –es decir, no pude llevarlo a la lavandería, pero prometo hacerlo mañana. –dije apenada.

-no te preocupes, no es necesario. –dijo acercándose para recibirlo y pude sentir el roce de sus manos cuando lo tomo de las mías, fue electrizante. –huele a ese encantador perfume que usas, estoy seguro que ese aroma no lo lograría ninguna lavandería. –dijo mientras inhalaba el aroma.

No pude opinar nada al respecto, ¿Cómo lo haría? Si parece que yo sentía lo mismo con su aroma seria descarado de mi parte objetar algo, me apresuré recibir el cheque, que por cierto estaba bastante elevando.

-tus propinas fueron bastante generosas este mes. –dijo Jack al ver el asombro en mi rostro. –veo que ya vas de salida, si puedes esperarme un par de minutos te llevaré a casa. –ofreció tan amablemente como siempre.

-muchas gracias por el ofrecimiento, pero no voy a casa, Julian me invito a salir. –dije tranquilamente por que era normal para mí salir con Julian, éramos buenos amigos hace muchos años y era como un hermano.

-ya veo, ¿ustedes son? –preguntó evadiendo mi mirada.

-no Jack, somos solo amigos desde hace mucho. –aclaré tímidamente.

-oh, entiendo, entonces que pases una divertida noche, cuídate mucho. –dijo al fin y pude notar cierto tono de alivio en su voz.

La noche fue más agradable de lo que pensé, el bar al que fuimos era un lugar tranquilo donde se podía entablar una conversación sin necesidad de gritar, lo que ya era suficiente para mí, además parece que hice mi papel de Cupido ya que después de una llamada a Linda le pedí que nos acompañara y teniendo en cuenta que jamás está haciendo otra cosa que estar al pendiente de mi vida privada accedió de inmediato, hasta ese momento no supe cómo era posible que mis mejores amigos Julian y Linda no se conocieran, al parecer hubo química al instante así que pronto alguien en la mesa estaba sobrando, pero los dos se negaron a dejarme ir.

Mi par de amigos estaban bailando bastante acalorados y yo sentada en la mesa bebiendo Martini como si fueran agua, de pronto una voz familiar me saludo a un costado y juré que estaba enloqueciendo pero al ver quien confirme que no.

-¿Jack? Si no supiera que jamás dije el nombre del bar al que vendría, diría que me estas siguiendo. –dije evidentemente embriagada.




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