cómplices "un amor aprueba de balas"

Capítulo 19

"El amor es un humo que sale del vaho de los suspiros; al disiparse, un fuego que chispea en los ojos de los amantes; al ser sofocado, un mar nutrido por las lágrimas de aquellos; ¿qué más es? Una locura muy sensata, una hiel que ahoga, una dulzura que conserva." Estoy leyendo uno de de mis libros favoritos “Romeo y Julieta de William Shakespeare” estoy junto a la cama de Melissa, quien aún después de casi una semana sigue inconsciente, pero con el alivio de que sobrevivió a la cirugía que le realizaron para extraer el proyectil que le perforó el bazo, he tenido muchas pesadillas desde aquel día donde terminé con la vida de esos tres hombres y me reconforta saber que todo Melissa salió bien librada de esta situación.

-¿Amelia? –balbucea Melissa tirando de mi camisa débilmente.

-¡Melissa! Despertaste. –me giro rápidamente para verla. –voy a llamar al doctor. –salgo de la habitación.

El doctor entra lo más pronto posible para revisar el estado de Melissa, yo aguardo afuera a que él salga con un diagnostico, Jack ha estado de acuerdo con que venga todos los días, sabe que ella no es mi mejor amiga pero que me hace bien venir, unos minutos más tarde el doctor sale dirigiéndose a mí.

-Melissa ya está fuera de peligro, tendrá una larga recuperación pero si sigue mis instrucciones estará bien. –musita revisando algunos documentos. –puedes pasar si quieres, dice que quiere hablar contigo. –me informa el doctor antes de irse.

Entro dudosa a la habitación e inmediatamente Melissa posa sus ojos en mí, hace una señal con su mano para que me acerque y eso hago.

-Me alegro mucho que este fuera de peligro. –digo tímidamente.

-Muchas gracias Amelia, si no fuera por ti no estaría contando el cuento ¿Sabes? Sé que no he sido la mejor contigo pero… -intento abrir la boca para decir algo pero me detiene. –te odie desde que te vi con Jack, siempre estuve enamorada de él y jamás me correspondió, pero ahora comprendo porque sí lo hizo contigo, muchas gracias. –susurra adormilada por la droga que le suministraron.

-No tienes que agradecerme nada, ahora descansa que ya tendremos tiempo para conocernos mejor. –me despido antes de salir para dejarla recuperarse del todo.

Salgo del lugar con un sentimiento apabullante que me calienta el pecho, posiblemente es el hecho de que por fin Melissa se encuentra fuera de peligro, ¿A quién quieres engañar? Sabes que lo haces por qué quieres limpiar de alguna manera tu conciencia por haber matado a esos tres hombres, me recrimino internamente, pero hago lo posible por despejar mi mente de esos pensamientos, cuando decidí hacer esto sabía a qué me enfrentaba, ahora no puedo salir corriendo por cobarde, esos hombres no era precisamente buenos samaritanos así que para bien o para mal este fue el camino que elegí.

-¿Te sucede algo? –pregunta Jack llevándose un bocado de lasaña que preparé para los dos.

-No cariño estoy bien, hoy le dieron de alta a Melissa. –musito para evadir el tema.

-Sí, ya me lo habías dicho amor. –Era evidente que notaba que algo sucedía—. Amelia, ¿Vas a decirme que es lo que te sucede o quieres que adivine? –refuta algo irritado.

-Es solo que yo… no sé cómo debo sentirme respecto a la muerte de esos hombres, es decir no me malinterpretes, muy seguramente lo haría de nuevo si es que de aquello dependieran nuestras vidas, pero estoy confundida ¿Entiendes? –Dejo escapar el aire de mis pulmones lentamente.

-Por supuesto que sí, alguna vez pase por eso. –Afirma dejando el cubierto en la mesa—. Recuerdo la primera vez que le disparé a alguien, fue en mi tercera misión, las dos anteriores había estado acompañado y no tuve que realizar el trabajo, pero Roller creyó que ya estaba listo, así que me envió para eliminar a un… -Jack guarda silencio y puedo notar que está luchando para encontrar la manera de hablar.

-Jack está bien, si no quieres contarme te comprendo, no es fácil. –musito frotando su antebrazo.

-No Amelia, no es fácil, pero quiero contártelo, aunque para mi sea muy doloroso tener que hacerlo, pero lo hago por una sola razón, para que entiendas que lo que hacemos, aunque algún día nos lleve a condenarnos para siempre es un bien que le hacemos al mundo. –dice mirándome fijamente. –Amelia el primer hombre al que mate fue a un sacerdote. –suelta y siento como se me tensan todos los músculos del cuerpo.

 -¿Qué? ¿Por qué hiciste eso Jack? –digo con un tono más fuerte de lo que pretendía.

-Este hombre era un pedófilo, este maldito había violado muchos niños Amelia, le hicimos un seguimiento exhaustivo para obtener pruebas, la mamá de uno de los chicos lo demandó, pero su caso fue cerrado por falta de pruebas, entonces ese día entendí algo, la justicia legal, a veces no es suficiente para castigar a personas que cometen crímenes tan infames, ¿Tú crees que cuanto tiempo pudo estar en la cárcel? Si es que algún día iba a una. –Jack revivía cada momento de aquel día y sus puños se apretaban mientras me relataba la historia. –Esa noche entre en la parroquia, el sacerdote estaba solo, lo dudé tanto Amelia, ¡Tanto! Pensé que al hacer esto tampoco sería mejor que él, pero después de forzar al maldito a confesar, sentía que la sangre hervía en mis venas mientras me contaba como había engañado y ultrajado a cada uno de esos niños, puedo asegurarte que su voz no titubeó ni un segundo para decirme que no estaba arrepentido de haberlo hecho, entonces lo miré a los ojos fijamente, supe que si no lo hacía en ese momento muchos otros niños correrían con la misma suerte, así sin dudarlo más, le vacié mi arma en el pecho. –dice Jack agachando su cabeza y juraría que hay lagrimas en sus ojos.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.