Composición contra el día a día

Eshelee!!!

¿Qué necesidad hay de ser normal? ¿Realmente hay algo valioso en ser como todos los demás? Si bien me encanta cuidar mi imagen, mantengo cierto ideal. Debemos ver el interior antes que la apariencia, pero es un don que pocos tienen hoy día. Más difícil es apreciar el verdadero potencial de la gente, en especial en este sitio lleno de subestimación y desprecio. A pesar de todo, las teclas del piano me ayudan a recordar que, lejos de lo tangible, puedo crear composiciones que acceden al almacén mental de la gente, así como al reservado baúl de su corazón.

Y cada noche, habiendo salido del trabajo, recurro a mis notas y teclas. Su combinación me permite crear notas de todo tipo, desde sonatas hasta nocturnos. Como un pintor que maneja colores mil, como un escritor que redacta todo género, o como un arquitecto que edifica un catálogo de estilos, procuro componer de todo y por todo. Tal vez esté solo, pero me basta la tenue luz del cuarto, en compañía de mis plantas y una colección de alegrías y manías.

Me gustaría que la gente apreciara más eso, aunque, pensándolo bien, pueden hacerlo. Una idea se siembra en mi mente, mientras mis dedos bailan sobre el asiento del transporte, y un suave tarareo se contiene en mi garganta. Muchas ideas nacen en los momentos menos pensados, y esta ha nacido en la estación subterránea.

Sin temor alguno, procedo a caminar como si bailara. Una música de fondo me hace compañía, el dulce canto de un violín tocado por una dama que, tras darle su propina, me sigue el paso. Sin dejar de tocar su elegante melodía, va detrás de mí, carente de intención alguna de juzgar. Su sonrisa lo dice todo, aunque su oído no escuche sino su propia canción.

Saliendo de la estación, continuamos nuestro paso al parque. A mi percepción, la monotonía de los edificios se esfuma, y una calidez se desenvuelve alrededor de nuestros pasos. Una florista se cruza en nuestro camino y, atraída por nuestra composición, comienza a arrojar algunos pétalos y flores, uniéndose también al pequeño desfile.

Una sonrisa se dibuja en mis labios, mientras mis brazos se sacuden, y mis dedos siguen tecleando en la nada. Mis piernas se sacuden tanto que dejan ver mis calcetines con rayas, y el ambiente se vuelve tan favorable que, tras dar con unos escalones, salto sobre ellos como si fueran teclas gigantes. A un paso más lento, mi par de seguidoras continúan con el pequeño desfile.

En medio, una pareja baila al son de su propia música. Para nuestra casual suerte, sus notas sintonizan con la elegancia del violín, así que no tenemos problema en que se unan a nuestro recorrido, logrando sincronizar su paso. Con su presencia, nuestro caminar comienza a tomar color, hasta que llegamos al corazón del parque, ya bañado por el ocaso.

El sitio es coronado por una estructura esférica, con una perforación que permite el acceso a su interior, y que cualquier cosa pueda ser apreciada por los presentes. Tras llevar nuestro paso a aquella esfera, notamos que todo luce blanco, vacío y sencillo, hasta que nos percatamos de la presencia de un piano. Sin pensarlo, me acerco a él, y procedo a componer la canción contenida en mi garganta.

Con su instrumento, la violinista se acerca a darme compañía. La pareja realiza un baile más sereno, mientras la florista les arroja pétalos, generando una hermosa escena que, de forma gradual, colorea el interior de la esfera. Algunos ignoran el espectáculo, mas otros se acercan para apreciar y unirse a esta colección de sorpresas.

Incluso un pintor se acerca a retratar la escena, viendo con satisfacción la plenitud de lo que le rodea. Y mientras sigo tocando, sonrío al ver que los astros nocturnos se encargan de iluminarnos, en compañía de la tenue luz de la esfera. Mi corazón se conmueve al ver lo que he logrado, y mi alegría es grata al ver que, sin temor a desvelar mi infantil alegría, la pude compartir con los demás.

Por eso creo que no debemos temer a mostrar quienes somos. Al final del día, el mundo teme a lo que desconoce, pero los valientes, motivados por saber más, pueden hallar un tesoro como el generado esta noche. Así, esta colección de talentos queda dedicada al aprecio, a la alegría y al valor de ser uno mismo, apreciando el éxito que aquello tuvo, al menos por hoy.



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En el texto hay: monologos, alegrias, arte y musica

Editado: 10.04.2025

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