Comprando un esposo

CAPITULO 3: EL QUE LA TROPA SE REPLIEGUE NO SIGNIFICA QUE SE RETIRE

La empresa estaba ubicada en una zona industrial al norte de la ciudad, realmente desde afuera mostraba su fachada sencilla en algunas áreas ya pedía un poco de pintura, se apreciaba que tenía unas cuantas décadas encima, Keren espero que Claudia lo alcanzara en la entrada, abrió la puerta permitiéndole el paso al área de recepción, en el frente había un mostrador, detrás de él estaba parada una joven recepcionista muy amable quien les dio la bienvenida al verles, un juego de muebles a un lado hacían de sala de espera y una puerta de acceso a las escaleras que conducían a la oficina, Keren iba adelante por el pasillo no muy amplio, habían varios cubículos separados con madera y al fondo, el despacho del gerente que ahora ocupaba él, desde la cual se podía visualizar la planta y una sala de reuniones, aun lado el escritorio de la asistente de Keren quien al verlos saludo con una gran sonrisa.

- Margarita le presentó a la Srta. Claudia y por favor convoque a todos los de la oficina rápidamente a reunión en 10 minutos.

- Mucho gusto – dijo Claudia extendiendo su mano.

- Igualmente - contestó Margarita quien se dirigió a los cubículos.

Ya en el despacho, se veía un gran escritorio de madera fina, sobre él varias carpetas, sobresalía una foto de Keren con su familia, frente a estas dos sillas de respaldar alto y giratorias, más allá un juego de estar, era un área que no reflejaba calidez, demasiado antipersonal.

- Toma asiento por favor, desde aquí se observa casi toda la planta, los patios de almacenamiento de material están hacia allá, luego bajamos, - haciendo un a ademan a Margarita - ¿quieres un café Claudia?

- Si por favor.

- Margarita por favor dos cafés, y pide un par de botas a almacén número 39.

- ¿Cómo sabes mi número?

- Yo también soy observador – sonrió – cuando me fui de casa trabaje dos meses con un amigo en su fábrica de zapatos así que no soy tan adivino.

- Me alegra saberlo, pensé que no te ensuciabas mucho las manos, tendré tiempo para conocerte, - llegaba el café - muchas gracias.

- Por favor el personal está listo, les espera- decía Margarita.

En la sala de reuniones estaban sentadas alrededor de quince personas, algunos gerentes de planta y asistentes. Keren y Claudia tomaron asiento a la cabeza de la larga mesa.

- Buenos días a todos nuevamente, hoy tengo buenas noticias, la joven a mi lado la Srta. Claudia Méndez, es nuestra nueva socia, dueña del 25% de las acciones, estará próximamente trabajando con nosotros, su inversión viene para hacernos competitivos en el mercado otra vez. ¿Quieres decir unas palabras?

- Buenos días, no queda mucho que decir, si vengo a esta empresa para que podamos hacer buenos negocios, próximamente saldrán al mercado varias licitaciones públicas de construcción donde ahora podremos presupuestar, aún no se específicamente con quién de ustedes trabajare, apunto a que lo haré con todos, para entender bien el manejo de la empresa y después decidiré dónde puedo aportar más.

Se escucharon aplausos de los presentes, Claudia y Keren sonreían al ver que el personal estaba animado ante estas noticias que les aseguraba su puesto de trabajo.

- Bueno amigos es todo por los momentos pueden regresar a sus puestos.

Ya en el despacho, las botas esperaban a Claudia, inmediatamente se las coloco.

- Estoy lista querido- decía con una sonrisa en los labios.

- Bueno vamos ponte este casco.

Recorrieron la planta y los patios por largo rato, Keren le explicaba a Claudia los trabajos que hacían y como lo hacían, los trabajadores les saludaban por donde pasaban, ya se había esparcido la noticia de la nueva socia, al cabo de un par de horas llegaron de nuevo al despacho y Claudia se cambió las botas.

- ¿Te duelen los pies?

- No estoy bien, este cayito que tengo aquí es un recuerdo de mis botas anteriores, no valió que usara dos pares de medias.

- ¿Las usas aún?

- No, cuando hice seis meses de mi pasantía, pedí me asignaran para una empresa grande y como era de mantenimiento nos ponían a dirigir de todo, me falto lavar platos, pero lo disfruté un mundo, conocí y compartí hasta el almuerzo con gente de todo tipo, por eso me gusto tu empresa y me gustaste tú. – sonrieron- el que tú hayas dejado tu mundo aparte para venir a apoyar a tu padre es valioso y que sacrifiques tu libertad cambiando un poco tus planes, hace que te admire más.

- Bueno, ¿nos vamos?

- Claro, aún tenemos mucho que hablar, saber lo que nos gusta lo que no, la tarde está fresca vamos sígueme.

Mi vida va ser seguirte pensaba Claudia, condujeron al centro de la ciudad, Keren se estaciono al frente de la casa de Claudia para su sorpresa y le envió un mensaje, "guarda tu auto nos vamos en el mío",  !más fino¡ sonrió para sí Claudia y subió al Porsche negro azabache.

- Acompáñame, comprare una cesta de pollo frito con papas aquí lo preparan como me gusta – decía Keren mientras bajaban del auto.

- Ya vengo comprare algo más.

Claudia había divisado un bodegón a pocos metros. Pidió una botella de whisky y dos barras de chocolate, cuando salió Keren la esperaba en el auto.




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