Comprando un esposo

CAPITULO 4: MATRIMONIO Y MORTAJA DEL CIELO BAJA

La sorpresa de los presentes se hizo evidente, nadie se lo esperaba, ni Claudia a quien se le subieron los colores al rostro. Keren saco de su bolsillo una pequeña caja, la abrió y saco un bello anillo con un diamante, tomándole la mano a Claudia le pregunto:

- ¿Claudia aceptarías ser mi esposa?

Claudia no pudo contener las lágrimas, esto era un golpe bajo, no podía ni hablar, recomponiéndose un poco contesto:

- Sí, claro que sí.

Keren sonreía, estaba emocionado de ver la reacción de Claudia, supo el anillo en su dedo y beso sus labios suavemente, Claudia no paraba de llorar no podía contener sus lágrimas, su padre la abrazo, y la bendijo, Virginia igual que el resto también felicitaron a la pareja. En minutos aparecieron las copas y una botella, comento Virginia.

- Claudia como es tu día, no descorcharemos una botella de champan porque no te gusta mucho, pero ¡mira! Tengo una cidra muy buena para ti.

El Sr. Rodrigo se apresuró a llenar las copas y brindar por su hija se le aguaron los ojos, su bebé se casaría. Pasado un tiempo Keren se levantó de la silla.

- Ya es muy tarde, lo propio es que me retire ya, realmente es un gusto haberles conocido, Sr. Rodrigo pronto le invitare a la casa de mis padres para que se conozcan, con su permiso.

- Te acompaño cariño. – decía Claudia. Y lo condujo a la puerta.

recostados en el auto Keren tomo la mano de Claudia entre las suyas y riendo burlonamente le dijo:

- ¿Cómo la pasaste?, aja, te sorprendí, ¿no entraba en tu planificación verdad?

- Muy cierto, una bella sorpresa un poco más y se me aflojan las medias.

- Mentirosa se te aflojaron, y vaya si eres llorona, bueno pensé que si nos vamos a casar pronto es mejor aprovechar las oportunidades y vamos cubriendo huellas sin que nada dejé dudas, ¿te parece?

- Si, está bien, sabes que del testamento nunca me dieron copia, de las condiciones quien me dijo fue Virginia, mi papá tampoco sabía, y si se pide copia podríamos levantar alarmas que aún no puedo controlar, creo que tendremos que casarnos antes y de manera imprevista para asegurar que no tengan un haz bajo la manga. No sé cuál es el misterio. ¿Qué opinas?

- Creo que es lo mejor, total el Dr. Pérez tiene todos los documentos en regla, mañana temprano termino de hablar con mi padre y mi hermana, veré si podemos almorzar contigo. Tenemos una casa de campo en las afueras tiene varias habitaciones, la mandare a acondicionar y les invitamos de fin de semana y podemos celebrar el matrimonio en familia ¿te parece?

- Esta bien invitaría a Ana con un amigo, el Dr. Pérez y su esposa, no déjalo para mañana lo veremos con calma. Keren me hiciste muy feliz, tal vez nunca me vuelva a casar y quiero disfrutar mi boda contigo, ¿puedo besarte?

Keren la atrajo hacia sí y suavemente la beso en sus labios una y otra vez, Claudia quería detener el tiempo, estaba experimentando nuevas emociones otra vez. La soltó separándola de su cuerpo en voz baja le dijo.

- Ve a dormir, mañana tienes clases concéntrate en terminar, si tengo un espacio en el almuerzo te llamo. Le beso la palma de la mano y subió a su auto.

No podía dormir, sus pensamientos encontrados no la dejaban tranquilizarse, envió un mensaje a Keren, ¿duermes?

- Aún no, ¿y por qué no estás dormida?

- No consigo dormir.

- Eso pasa cuando te enamoras.

- No creo, debería dormir sin problemas porque dicen que el amor embriaga.

- Si lo quieres creer, anda duérmete que ya sabes que me gustas.

- Bueno si lo dices para que lo pongo en duda. Chao

Claudia hacia milagros por levantarse de la cama, cuando sonó el teléfono, - ¿a esta hora? ¿Quién puede ser?

- Aló, buenos días.

- ¿Aún duermes? levántate, si soy Keren te pasare buscando, vamos a desayunar y tiene quince minutos apura.

Hay son las 6:00 am, tengo clases a las 9:00am mejor me preparo- se decía Claudia y voló al baño. Era verdad solo habían pasado quince minutos y estaba repicando el teléfono nuevamente.

- ¿Estás lista?

- Dame un par de minutos ya bajo.

Claudia bajo, ya estaba su papá con el periódico en la mano, extrañado le pregunto

- ¿Qué pasó si tú no madrugas mucho?. ¿A dónde vas?

- Buenos días papá voy a desayunar con Keren y tenemos que hacer unos pendientes, te quiero te llamo más tarde.

Al salir camino rápido al Porsche, Keren bajo del auto y le beso la mejilla.

- Prende tu auto y sígueme.

Volvemos a lo mismo se me está haciendo costumbre Yo detrás de él, estoy progresando. Se reía para sí misma.

Conducían por la autopista, la ciudad había quedado atrás hace mucho, Keren se desviaba a la izquierda por una carretera de tierra reseca y polvorienta, Claudia decidió bajar la velocidad encendió las luces, le daba miedo chocar, le llamo.

- No veo nada, solo dejaste la estela de polvo tendré que esperar.

- Tranquila sigue falta poco, veo tus luces.

Si a pocos segundos estaba estacionado a un lado de la vía, frente a una espectacular casa campestre, en madera de dos plantas, cercada, con piscina, jardines cuidados, árboles frutales en la parte de atrás, hasta un pequeño parque para niños.




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