Comprando un esposo

CAPITULO 12: CUANDO TUS TEMORES SE HACEN REALIDAD...NUNCA FUE MIO.

Capitulo 12

 

COMPRANDO UN ESPOSO

Estaban reunidos todos los invitados y Keren no llegaba, varios habían intentado comunicarse con él, pero su teléfono estaba apagado. Se estaba haciendo tarde, Claudia tomo valor, se dirigió a los presentes:

- Familia y amigos creo que el cumpleañero decidió hacernos la fiesta sorpresa a nosotros y está celebrando solo. Gracias por venir, les informo si se algo, disculpen.

- No te preocupes hija debe llegar en un momento decían la Sra. Ubalda y Virginia buscando la salida.

Keren no llego esa noche, ni la siguiente solo envió un mensaje estoy bien, pronto iré a casa.

Fueron unas largas y dolorosas noches, Claudia lloro, por primera vez se bebía una botella ella sola, pero le siguió la otra, se quería embriagar, pero su dolor era tan grande que no sentía nada. ¿Qué estaba pasando?  no podía negárselo " otra mujer había llegado en la vida de Keren", pero ¿desde cuándo? ¿Cómo no lo vio venir? Empezó a recordar cuando fue la última vez que Keren se comportaba normal, en agosto cuando su cumpleaños fue genial, le regalo un auto nuevo de su marca y color favorito, un bello Ford rojo vino metalizado, disfrutaron los cumpleaños de sus padres en septiembre, el de Ana y se tomaron unos días libres en la cabaña a finales de octubre, a finales de noviembre paso una noche loca con sus amigos, mujeres y licor en la playa, lo sabía pero no dije nada, lo disfruto mucho porque en la empresa los veía extorsionándose entre ellos, les escuche que eran "secretos sumariales".

- Ana lo descubrí, lo descubrí decía Claudia saltando de la silla, Keren empezó a cambiar el dos de diciembre cuando recibió esa llamada, cuando llegamos a la oficina estaba sentado y brinco de la silla, esquivaba su mirada, dijo que era un problema con un material algo así, sé que era mentira, después se ausento como dos tardes y Margarita no sabía a qué hora había salido, pero no olía a perfume de mujer, eso fue antes del 15, pero en las fiestas navideñas se normalizo, incluso a principios de enero, si, si, si - repetía una y otra vez organizando sus pensamientos - seguro ella volvió a atacar desde mediados de enero, porque estaba un poco intranquilo y dos días antes del cumpleaños recibió una caja que escondió en su escritorio. Ana ¡necesitamos abrir ese escritorio!

- Claudia solo él tiene las llaves - decía tratando de calmarla.

- Vamos puede que consigamos una copia en la oficina o en el archivo.

- ¡Cálmate! ¡Y Piensa!, ese escritorio era de tu suegro él debe tener una llave, si Keren se entera nos mata.

- Suegro buenos días, - hizo la llamada, su voz denotaba que estaba alterada- por favor necesito la llave que abre su escritorio en la empresa.

- Buenos días ¿con quién estas ahí? - preguntaba el Sr. Benedetti un poco preocupado.

- Ana está conmigo ya se la paso mientras me cambio pasare a buscar la llave, -decía mientras le entregaba el celular a Ana.

- Sr. Benedetti, buenos días, ¿usted tiene la llave verdad?

- Si tengo una copia, como esta ella.

- Fatal, destruida y no ha comido casi nada, la pasaremos buscando, así como esta es capaz que rompe la cerradura y Keren la mata.

- Usa la cabeza hija, dejen todo en su sitio, evitemos problemas con Keren por favor.

Ana conducía, Claudia sentía que llegaría más rápido si caminaba, sentía que su corazón se le saldría del pecho, se le hizo una eternidad, ya pasaba del medio día cuando llegaron a la empresa, subieron rápidamente al despacho de Keren, Claudia se sentó para poder abrir la doble puerta de la gaveta.

- Sra. Claudia ¿pasa algo? – al escuchar la voz saltaron del susto. Frente de ellas estaba el vigilante de turno.

- No, no pasa nada, solo que no te sentimos llegar, además tu no viste nada, ni nos viste llegar a la empresa ¿entendido? Si Keren sabe algo nos vuela la cabeza y la tuya también cae, - Claudia le hablaba seriamente.

- No se preocupe Sra. Claudia yo no he visto nada. – decía dando media vuelta.

Revisaron con mucho cuidado la cosas, dentro de una caja al fondo de la gaveta, Claudia diviso una caja no muy grande.

- Esto es lo que buscamos- dijo Claudia a Ana destapándola, dentro encontró la caja de joyería, contenía un par de mancuernas doradas con un caballo brioso labrado en negro y una nota perfumada que estaba doblada que decía: Feliz cumpleaños, sigues siendo mío, encuéntrame te estaré esperando. Había sobres de cartas con diferentes fechas y tres fotografías, una donde posaban juntos, en las otras dos posaba Camil casi desnuda y seductora. Claudia sintió como se le helaba la sangre.

- Claudia ya – decía Ana- acomodemos todo por favor no te hagas más daño.

- Como duele cuando tus temores se hacen realidad.

Ana conducía rápido por la autopista, no quería parar, se sentía en los zapatos de su mejor amiga, las lágrimas de Claudia corrían por su mejilla, estaba callada solo lloraba. Ana se estacionaba en una estación de servicio para cargar gasolina a las afueras de la ciudad, le pidió al dispensador que le hiciera unas compras en la tienda local, no se arriesgaba a dejar a Claudia sola. Cuando éste regreso retomó la autopista, Ana conducía en dirección a la playa, era un buen sitio para que Claudia se relajara, pronto diviso una hostería y se estaciono en la parte trasera que daba al mar, Claudia bajo sin zapatos, empezó a caminar por la playa, Ana la seguía con la mirada, mientras pedía una habitación, lo mejor era no regresar a casa por hoy, llamo a los padres de Claudia, les dijo que ella estaba bien, tratando de superar la metida de pata de Keren. – Me mantendré al margen por el momento, pero si esto continua Keren me va a conocer- decía el Sr. Rodrigo.




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