"Si quisiera escribir algo realista, no haría ficción"

Enero, 15. 1894

Es curioso que sabiendo que no me importa que te desagraden mis decisiones insistas en hacérmelo saber. Si hago oídos sordos a las oposiciones del abuelo, ¿crees que por ti cambiaría mi decisión?

Sí, me reuní con el hijo de Antoine, pero fue por mera curiosidad. Los franceses —o, más bien, lo exótico en general— suelen despertar mi interés. Incluso si odio cómo suena y se escribe su idioma, o cómo son sus maneras. Aquí entre nosotros, tú, yo y este papel, la sonrisa que mantuve durante toda nuestra reunión fue para ocultar que su presencia solo pudo reforzar mi rechazo por los franceses.

Si te preguntas si volví o volveré a verlo, la respuesta es sí. Si te preguntas por qué, es porque ya sabes cómo soy cuando algo me entretiene. Un gato jugando con un ratón; tengo una cierta afición por la adrenalina de la caza, me encanta ver que piensan que soy una mujer a la que amar, pero con el mismo fervor me aburren. Me preguntan sobre mí y yo prefiero el silencio. Me invitan a cenar, prefiero los almuerzos. Me regalan rosas rebosantes de vida, las prefiero muertas.

Hace unos días el abuelo me hizo llegar una carta de parte de Yves, el hijo de Antoine. El abuelo pensó que mi sonrisa era de enamorada, lo cual me enterneció. En la carta me ha dicho que le fasciné como esperaba fascinarme él a mí —entenderás ahora por qué reí— y que esperaba poder seguir conociéndome en el tiempo que pasara con su padre. Pobre iluso de corazón. 

Tú que sabes lo que conforma el mío, dime, ¿piensas que es posible comprenderlo en este corto tiempo?

Respecto al lobo, ha vuelto a esconderse. La nieve me impide ir por él. En poco tiempo las puntas de mis dedos se convierten en frágil cristal y debo regresar. Pienso que el abuelo sabe lo que hago, pero no me lo ha dicho.

No habrás sido tú el que me delató con él, quiero creer. He sabido ser discreta en mi aventura.

Ya sabes que adoro que continúes con tus fantasías piratas, pero empiezo a creer que tus cuentos se salen de control. Los personajes aparecen sin sentido, dicen cosas de una teatralidad increíble y que hasta pierden lo estético por este defecto. 

Hay una diferencia entre realidad y realismo. En cuanto a la ficción, el realismo es indispensable y la realidad inexistente.

Uno debe ser capaz de leer y compenetrarse con el texto, empatizar con los personajes y creerse sus mentiras y confesiones. Si te crees que te están contando un chiste patético, entonces no te lo crees. Si no te lo crees, toda la historia es risible. Parece simple, ¿no crees? Incluso si hablamos de historias de fantasía o ciencia ficción, necesitas sentir que lo que sucede es posible... dentro de su mundo, por supuesto. 

Imagina esto; eres la reina de Inglaterra y estás tranquilamente cenando cuando una recién nacida mata a todos tus guardias para comerse tu postre. ¡Totalmente inverosímil! Se trata de que no crea que lo que leo es una estupidez.

Todos aquellos que se burlan de la idea de una "literatura creíble" se ponen en vergüenza a sí mismos. Los ignorantes son los primeros en jactarse de ser sabios.

Ya lo entendiste, pero de todas maneras te pondré un ejemplo: en tu cuento uno de tus personajes cambió de tema sin ningún sentido. El cocinero le estaba hablando de las provisiones y él comenzó a hablar sobre su familia... ¿Así? ¿Sin más? Podrías decir que le recordó a la pobreza con la que creció o que su madre cocinaba unas ricas galletas, pero no fue así. Por ningún motivo se le vino a la mente y por ningún motivo lo dijo. Verosimilitud, cariño. Me haces creer que es una historia poco creíble.

La literatura es el arte de la mentira; el escritor debe ser un buen mentiroso, y un buen mentiroso sabe hacer creíble su mentira. 

Espero que hayas tenido una feliz navidad, la mía la pasé leyendo. Un poco de poesía, algunas novelas, cuentos cortos y largos. Ya sabes cómo soy. El abuelo pasó el día entero mirando por la ventana. La época sigue recordándole a la abuela Eleonor. En especial la nieve, hermosa como ella lo era en su juventud. Tan pura como yo pecadora y tan clara como enrevesada es tu mente. 

Ven a verla pronto, te hipnotiza su delicadeza cuando cubre las hojas. Es la clase de escenarios que amas. Apúrate o se nos pasará el tiempo.

Con amor,

Clov.