Querido Tao:
Desde que hemos vuelto a hablar tengo la sensación de que hemos cambiado, ambos hemos tenido transformaciones en muchos aspectos de nuestras vidas y hasta hemos sido capaces de hablar sobre el pasado sin pelear o herirnos y ha sido de mucha ayuda para mí.
Tal vez tú seas mi persona en el mundo, pero debo averiguar si es el momento correcto para que estemos juntos. O tal vez no lo seas y yo sigo insistiendo en el tema hasta que realmente pueda aceptarlo. No lo sé, pero sigo creyendo en que necesito averiguarlo.
El día que te escribí la carta anterior tuvimos una conversación sobre la iglesia, Dios y religión y las posturas tan fuertes y casi contrarias que tenemos por poco nos llevan a una discusión. Cada vez que tocamos temas tan importantes en los que no logramos ponernos de acuerdo, me siento a millones de distancia de ti y creo que habernos alejado fue lo mejor. Y no lo creo porque sienta que debemos estar de acuerdo en todo, sino porque me da la sensación que no respetas o te interesas por mis opiniones cuando son contrarias a las tuyas, cuando yo muestro completo respeto por las tuyas.
Me parece de suma importancia respetar las opiniones de los demás aunque no las compartas de modo que eso me hizo dar un paso atrás, reconsiderar mi deseo de querer acercarme a ti nuevamente.
Entonces un día se cortó la energía en toda la manzana o tal vez en todo el barrio y al estar despiertos y en redes empezamos a chatear. Empezamos hablando del calor y terminamos hablando de ropa interior, penes y vaginas. Me dijiste que dormías en bóxer y yo te pregunte si usabas calzoncillos, porque en lo personal odio esa ropa interior masculina, mi padre los usaba y las veces que lo vi detesté que todo le bailaba. No me imaginaba de novia de un hombre que usara calzoncillo así que se me hizo imperativo preguntar, solo por si acaso.
Fue algo loco, lo sé. El caso es que a partir de ahí empezamos a hablar de lo necesario que era el uso de bóxer para ti por tu gordura porque otra ropa interior te causa peladuras en los genitales y la entrepiernas. Te presente mi postura en contra del uso de pantalonetas sin bóxer y tu contraatacaste con la práctica del uso de blusas sin sostén, entonces te dije que sin bóxer es más notoria una erección y el tema empezó su cambio de color cuando me preguntaste si el clítoris se erecta, y que si me había pasado a mí.
Los colores se me subieron a las mejillas, ¿Qué carajos con esa pregunta? No me la esperaba porque son cosas que encuentras en internet, menos viniendo de ti. De cualquier te contesté.
“No sé si se erecta o no, pero sé que aumenta su volumen. A nosotras todo se nos ensancha…, pero no tengo experiencia en el tema porque yo sigo virgen”
A partir de eso tú me empezaste a contar sobre tus experiencias, que crees que en algunas ocasiones el ingreso se te hace complicado aunque las tipas no sean vírgenes y de alguna forma me terminé por enterar que usas condones talla M y que siempre has dejado a tus acompañantes satisfechas.
No sé qué pretendías dándome esa información, no me molestó hablar de esos temas, pero esos datos sobraron en la conversación porque no me interesaban en lo mas mínimo. Y no porque sea virgen, la verdad sé acerca de muchos temas sobre el sexo que a veces ni personas activas conocen y soy una persona de mente abierta, no me molesta hablar de ellos. El caso aquí fue porque sentí que intentabas impresionarme y si creíste que me podría impresionar por el tamaño de tu miembro o tu éxito en el sexo estás equivocado sobre el tipo de mujer que soy.
En todo caso, no hice ningún comentario al respecto y seguimos hablando, te comente sobre las veces que he visto tipos deambulando desnudos en la calle, orinando o masturbándose en público. Las experiencias más desagradables por cierto. Y me dio mucha risa que en algún punto de la madrugada mientras esperamos que regresara la energía tuve explicarte la anatomía de los genitales femeninos porque tu querías estar seguro si la vagina era todo o solo el orificio por donde entra el miembro.
Al final, terminé preguntándote algo de lo que siempre había tenido curiosidad.
“¿Qué tan seguido pasa que un hombre se ponga erecto en medio de un beso?”
Me explicaste que algo muy común entre parejas, sobre todo cuando durante los primeros besos. Creo que comente que sería muy interesante de experimentar ya que solo había besado a un solo chico y que yo me haya dado cuenta, eso no había sucedido y que pasó hace tanto que ni siquiera recordaba como besar.
“Tendré que aprender con mi próxima víctima”
Escribí haciendo referencia a que tú fuiste mi primera víctima, ya que te hice daño y todo eso.
Entonces tú, de la nada, como si miles de cosas no hubieran pasado entre nosotros te ofreces a enseñarme a besar:
T: Pues si quieres yo te enseño.
H: No pierdes oportunidad.
T: solo y estrictamente pedagógico jajajaja
H: Estás loco jajaja, mejor me voy a dormir.
T: Pues aún hay atracción de mi parte, no sé si de la tuya, y aunque no involucraría mi corazón si te dejaría bien preparada para besar. Piénsalo eh!
T: Podemos darnos la despedida que nunca nos dimos.