Febrero 25, 2019.
Querido Tao:
Febrero ha sido como una montaña rusa, y no hablo de la primera parte cuando subes contento y esperas la bajada, sino como cuando estas en el pico más alto de la estructura y de repente caes en picada, asustado y deseando no haberte subido tan alto.
Enero había sido un mes de altibajos, unos días top de amor y otros no tanto, pero febrero ha sido casi completamente caótico desde el principio. Fue un poco extraño porque pasamos de estar absolutamente seguros de lo que sentíamos por el otro, de admitir que estabamos enamorados, a dudar de nuestros sentimientos, pasamos de la más ardiente pasión al completo enfriamiento, y todo de una forma tan abrupta que se sintió como un golpe directo en el estómago.
Recuerdo muy específicamente las palabras que nos dijimos luego de la salida a cine en la que yo corrí con los gastos y que no disfruté mucho en un principio:
─No sabes lo mucho que te quiero. Me encantas, siento que iluminas mis días, que mejoras mi salud emocional y mental, alegras mi vida, me haces ser mejor. Gracias por hacer eso. ─escribí en texto de Messenger adornado con corazones.
También recuerdo claramente tu respuesta, diciéndome que ahora si tenías el valor de decirme que me amabas, que habías tenido miedo de confesármelo antes de esa noche porque temías a mi reacción, que no querías que yo pensara que lo decías a la ligera solo por el hecho de que apenas cumpliríamos un mes de novios, porque la verdad era que me amabas con todo tu corazón.
─Una vez más me limita el miedo, pero quiero que sepas que aunque no llevamos mucho tiempo como novios oficiales, llevamos años sintiendo cosas el uno por el otro. Por eso, he tratado de demostrártelo con mis acciones porque te considero una parte fundamental en mi vida y ya no me veo sin ti, porque la verdad es que estoy enamorado de ti, te amo y ya no siento miedo de decírtelo.
Aquella noche hablamos profundamente acerca de nuestros sentimientos, te hice saber que hubiese preferido que me dijeses todas esas cosas a la cara, como yo siempre lo hacía, aunque agradecía conocer con claridad tus sentimientos, pues yo me sentía de la misma forma. Ciertamente había estado sintiendo desde mucho tiempo atrás que ya me encontraba enamorada de ti, que te amaba con toda mi alma y había estado ignorando y guardando mis sentimientos por miedo a ser la única en sentirme de esa forma, temía estar apresurándome, y me sentía vulnerable y en desventaja con respecto a ti, y en cuanto supe que los dos sentíamos lo mismo me sentí inmensamente aliviada y feliz.
─Quizá hemos reprimido todo este amor por tantos años, que ahora que por fin lo dejamos salir, se desborda.
Incluso recuerdo la forma en la que cada vez nos desebamos más, cuando empezaron a ponerse las cosas tan picantes entre los dos que la tentación y la idea de estar juntos por completo empezó a filtrarse en nuestras cabezas y conversaciones, tanto así que hasta empezamos a hablar sobre un posible futuro compartido. Sin embargo, fue como si de un día para otro todo se evaporara.
Hubo un día en el que me di cuenta que las cosas marchaban muy en serio entre los dos y quise saber sobre el tipo de sueños y aspiraciones que tenías para tu vida, por lo cual te pregunté acerca de la universidad. En el pasado ya habíamos hablado bastante acerca del tema, el dinero el impedimento para que continuaras estudiando, pero una vez supe de tus deudas empecé a preguntarme que si prestabas dinero para comprar ropa o salir a divertirte ¿por qué no hacerlo para terminar tus estudios? Y esa duda creció mucho más, cuando supe que yo volvería a estudiar.
Empecé preguntado si aún tenías planeado terminar la universidad algún día y tú me aseguraste que tenías ganas pero muy débiles, que veías muy lejos esa posibilidad por los cinco millones de pesos que se interponían entre esa posibilidad y tú, sumado al número de deudas que tienes ahora.
─Te pregunto porque prestas dinero para tantas cosas y no has pensado hacer un préstamo estudiantil o algo por el estilo para terminar tu carrera, y tampoco veo que tengas ganas de estudiar nada más. Ya estamos en febrero y no te he visto mencionar nada sobre lo que me dijiste de estudiar música.
El resultado de esa conversación fue nefasto. Lo único que intenté al preguntar sobre el tema fue responder algunas dudas, no obstante, tú te sentiste atacado y herido.
─No sé cuál sea tu interés real en siempre querer hablar de ese tema, quiero creer que es para animarme a que vuelva a la universidad, pero me afecta emocionalmente recordar que no he podido y tal vez no pueda terminar mi carrera como Ingeniero de sistemas.
»Yo siento sinceramente que en algún momento de nuestras vidas te va a pesar que tú seas una profesional y yo no, y si es así puedes decirme en cualquier momento y dejamos las cosas hasta ahí, no sientas miedo de tener esa conversación, yo entenderé. Lo último que quiero es que estés conmigo en contra de tu voluntad, llena de dudas o por lastima.
Sabes, tus palabras me lastimaron, lo único que yo quería era encontrar alguna forma de ayudarte a cumplir tú sueño, hacerte saber que así como yo quiero crecer y superarme, también deseo que lo hagan las personas que amo, como tú, pensaba que hablando de ello podríamos pensar en una solución viable para tu actual situación. En lugar de ello, lo que descubrí fue que no tienes ninguna intención de avanzar, estas estancado e inconforme por tu situación, pero no haces nada para cambiarlo, más que victimizarte.