Con amor, Hayley.

Agosto 17, 2019.

 

Agosto 17, 2019.

Querido Tao: 

Realmente la discusión después de aquel último mensaje tuyo, no fue más que yo dejando salir todo lo que se me había atorado el día de nuestra ruptura y me había estado aplastando desde el interior desde entonces.

»Lo que más me decepcionó, es que nunca fuiste capaz de decirme las cosas a la cara, no lo hiciste en su momento y no lo haces ahora. Siempre usas de escudo los mensajes a través del celular.

Estaba tan molesta por eso, porque en el fondo sabía que esa fue la acción que confirmo mis pensamientos de advertencia previos, la gota que rebozo el vaso. Pero ahí seguías tú enfrascado en negarme las razones y tratando de encontrar respaldo en tus mentiras y excusas baratas.

Tao: Lo intenté. Quise hablar contigo, te pedí que fuésemos a un lugar privado para poder hablar y fuiste tú quien se negó.

No lo voy a negar, me ofusqué.

Hayley: Vil mentiroso, ¿Cuántas veces te pregunté acerca de que si estábamos en la misma página? Y nunca fuiste capaz de decirme nada.

Me parecía el colmo que continuaras sin reconocer la falta de comunicación y honestidad que drenó nuestra relación desde un principio y te enfocaras solo en lo que sucedió el día de la ruptura. Además, me seguía subiendo los niveles de cólera que no pudieses entender que bajo ninguna circunstancia aquel día habría estado dispuesta a salir contigo a ningún sitio para romper, quería que me lo dijeras en mi casa donde habías tenido el "valor" de iniciarlo todo y de hacer muchas cosas, pero donde por lo visto te dio miedo terminar.

Hayley: No iba a ir a ningún lado para romper y quedar destrozada en donde fuera que me quisieras llevar, porque obviamente no me regresaría contigo después de romper.

Tao: Quizá no hubiésemos terminado y lo hubiésemos hablado.

Casi me reí por lo estúpido que fue eso. Casi.

Sabía que inmediatamente después de romper te arrepentirías de la decisión y aunque eso no sucedió al siguiente día como lo esperé, me di cuenta en ese punto de la conversación de que ya te sentías de esa forma, aunque tu orgullo no te permitiera decirlo, y menos aceptar lo estúpido que habías y seguías siendo. De modo que simplemente lo solté todo.

Hayley: Tu mismo me hiciste ver lo "obvio" que era que íbamos a romper. Ni siquiera te importó lo que yo necesitaba decirte y mucho menos ahora, escribiste todo lo que quisiste decirme y terminaste con "es todo lo que tengo que decirte" como si lo que yo sintiera o quería decir no te importaba y me demostraste que así era.

Te recordé que te pedí venir a mi casa para hablar personalmente y que te negaste. En tu defensa alegaste que aquella noche ibas a salir para encontrarte con unos amigos, respuesta que además confirmo mi punto de que no tenías intenciones de hablar personalmente conmigo, porque ni siquiera tenías planeado verme a mí, sino a tus amigos.

Tao: además, sabes que no siempre me gustaba estar sentado en ese bendito mueble.

Se me subió la ira a las neuronas. Te quería escribir mil palabrotas, pero me aguanté porque no era momento de ser vulgar, sino madura.

Hayley: Me lo hubiese dicho en la puerta o donde se te diera la gana, pero con las pelotas bien puestas, viéndome a los jodidos ojos y no por malditos mensajes de texto.

Entonces, lanzaste una lluvia de reclamos acerca de que cada una de las veces que me negué ante una propuesta tuya, recordaste todas las veces en las que desmigajé tus brillantes planes "por falta de ganas" y terminaste el recital de críticas diciendo que siempre toda la relación giro en torno a lo que yo quería.

Quería golpearte a la cara, duro. De verdad que no podía con el nivel de cinismo.

Hayley: Dices que siempre es lo que yo quiero y lo que yo siento cuando sabes perfectamente que esta relación realmente giró entono a lo que tú querías, lo que tú sentías y usaste el drama para asegurarte de que así fuera.

» ¿Cuántas veces hablamos de tus cosas y me pediste que no me metiera en tu vida? ¿Y cuántas más me toco tragarme mis sentimientos y molestias para no discutir contigo? Demasiadas. Y tu respuesta era la misma cada vez: "es que yo soy así".

Y no sé si tú lo sabías, pero yo finalmente entendí que las relaciones no funcionan de este modo.

Decirte todo eso fue tan gratificante y liberador. Fue como reafirmar lo correcto que fue haber tomado esa decisión en primer lugar y soltar una carga de mí. Sin embargo, para ti fue descubrir que tus dones de manipulación no tenían efecto alguno en mí.

Tao: Esta conversación no tiene ningún sentido, Hayley. De todas formas, ya todo terminó y no vamos a regresar.

Hayley: Exactamente. Deja el resentimiento, deja de culparme de todo. Acepta tus culpas que yo acepto las mías y por favor déjame tranquila.

Tao: Yo no tengo ningún resentimiento. Solo quería que vieras el video, pero veo que no sirvió para nada.




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