5.

—Lo peor para mí—. M.L. Rivero xx

No puedo evitar pensar que solía tenerlo todo.

Un amor digno.

Una mano amiga para sostener.

¿Todo fue mentira?

No puedo evitar que mi energía se vaya.

¿Acaso hice algo mal?

Creí que éramos únicos.

Tantos buenos relatos para contar.

Un trío imparable.

Sin embargo, ahora te veo empacando tus cosas.

¿Hay algo que pude haber dicho para que te quedaras?

Me estoy hundiendo otra vez, cariño.

Prometiste salvarme de la oscuridad.

Pero, sólo sigues recogiendo sin tener el valor de mirarme a la cara.

Confiesa que esto también te está destrozando.

Dime que me extrañaras.

Supongo que fue demasiado pedir.

Solías ser una parte de mí.

Viniste a cambiar todo de mí.

Mi estigma, lo destruiste.

Lo moldeaste cómo pudiste.

Me devolviste el valor que perdí.

Asegurándote que amara todo en mí.

Lo bueno, lo malo y lo intermedio.

Ahora, sólo eres alguien.

De extraños, a mí todo.

De mí todo, a mitades silenciosas.

Un par de años yendo contra todo.

Y luego, te marchas sin decir adiós.

¿Puedo incinerar mi soledad, mi depresión y mi ansiedad?

La destrucción está rodeándome.

Entiendo que tenías que irte.

Comprendo todas tus razones.

Pero, no debió de pasar así.

Años después confiesas que fue lo mejor para ti.

Pero, lo mejor para ti, fue lo peor para mí.

Lo peor para mí, sí.

¿Sentiste cuando mi corazón se detuvo otra vez?

Sí, lo intenté una segunda vez.

Cometí el error de colocar mi estabilidad en sus manos.

El amor conquistado se fue en el ataúd del grandulón.

Confesando secretos.

Ella, finalmente, confesó tus avances cuando aún asegurabas que me amabas hasta el infinito.

¿Por siempre y para siempre?

¿No fue eso lo que dijiste?

Perdí la esperanza.

¿Sentiste cuando dejé de luchar contra mi oscuridad?

Tú estabas haciendo tu vida en otro lugar.

Ella estaba rompiéndome sin piedad.

Y yo estaba tratando de respirar debajo del mar.

Desee que fuera mentira.

Luego, algo me hizo recordar cada conversación en donde me hiciste sentir como si estuviera loca.

Me hicieron sentir como una tonta.

Y ahí entendí que sí había visto lo que creí que vi.

Mi sexto sentido jamás me ha fallado.

Pensaba que eras el indicado para mí.

Porque conocías todo de mí.

Mi oscuridad.

Mi caos no te aterraba.

Admito que decidí ignorar todas las señales de alerta.

Y todo porqué confiaba en ti.

En ella.

Y, aunque quisiera, no puedo odiarlos.

Me culpo por amarlos como lo hago.

Porque solían ser una parte de mí.

Llegaron para recordarme como vivir.

Mi dolor, lo sanaron.

Me moldearon como pudieron.

Me recordaron mi valor.

Asegurándose de que amara todo en mí.

Lo bueno, lo malo y lo intermedio.

Pero, esto no los hace menos mentirosos.

Traidores de primera.

Ahora, sólo son alguien.

De mi todo, a confidentes fragmentados.

Tres partes que formaban un triángulo complejo.

Ahora, disparejo y con partes conectivas borrosas.

La confianza construida fue borrada.

Hecha triza por sus mentiras y manipulaciones.

Felicidades, lograron el cometido.

Me enseñaron a ser una desconfiada de primera.

Dicen que no te puede herir algo para lo que estás preparada.

Un par de años siéndolo todo.

Y luego, se atrevieron a traicionarme.

Incineré mi ira y la convertí en algo que pudiera darme la energía necesaria para vivir.

Mi dolor lo usé para crear redacciones de párrafos sangrientos.

Mi pasión apagada, renació de las cenizas del fuego que apagaron.

Mi luz perdida, la recuperé luego de mucho esfuerzo.

La terapia de redacción surtió efecto.

Porque lo mejor para ustedes, fue lo peor para mí.

Lo absurdo es que si me hubieran dicho la verdad antes.

Jamás me atrevería a entorpecer la felicidad de los que amo.

Sus mentiras fueron lo peor para mí.

Lo peor para mí, sí.

Aun lo recuerdo.

Se siente como si sólo hubiera pasado ayer.

Una pesadilla que puedo revivir estando despierta.

Lo recuerdo todo muy bien.

Tan casualmente cruel con la ridícula excusa de que debe de ser honesta.

Tanto tiempo transcurrido y en mi momento más vulnerable.

En mi momento más frágil, metió la mano en mi pecho y arrancó mi corazón.

La vi apretarlo con cada confesión.

Lo estrujó hasta que solo quedó un atisbo destrozado que ahora está muy escondido en el fondo.

Porque lo mejor para ti, fue lo peor para mí.

Destructivo para mí.

Lo peor para mí, sí.