—Dime—. M.L. Rivero xx
Dime, ¿qué se siente saber que me diste las alas mientras yo te impulse aún más?
Dime, ¿qué se siente jugar de esta manera?
Nombraste el juego, y yo decidí jugarlo.
Luego, lanzamos los dados, y perdí. Quizá soy una pésima perdedora.
Pero, mi corazón está herido.
Ahora mis lágrimas caen mientras tu vas a sentarte a reír.
Felicitaciones.
Dime, ¿qué se siente saber que te puse mi corazón en tus manos y lo apretaste hasta que lo destrozaste?
Dime, ¿qué se siente haber puesto tus manos sobre mi cuerpo y ahora ir colocándolas sobre alguien más?
Porque no fui nadie.
Me elevaste.
Me hiciste ir al cielo.
Me brindaste sonrisas y buenas caricias.
Me hiciste sentir como un todo.
Pero sólo fui la pieza que sacrificaste porque ya no la necesitas.
Felicitaciones.
Obtuviste el premio.
¿Te sientes satisfecho ahora?
Dime, ¿qué se siente saber que has perdido a alguien que estaba dispuesto a sacrificar demasiado por ti?
Dime, ¿qué se siente saber que ahora estoy rota?
Haz de sentirte poderoso.
Porque me tenías en tus manos.
Y te aprovechaste de eso.
Un niño jugando a ser hombre.
Así que, felicidades, corazón.
Porque lo has arruinado.
Tus disculpas no reparan el daño que has causado.
Porque el dolor está ahí.
El vacío y el frío también.
Y tú te sientas a reír mientras yo me pregunto qué hice mal.
Dime, ¿qué se siente saber que has roto la confianza de alguien desconfiado?
Quizá te herí con esto.
Estoy consciente de que mis palabras son poderosas.
Pero, tus intenciones fueron más intensas.
Ahora, corazón, dime.
Dime, ¿qué se siente saber que has perdido a un confidente fiel?
Dime, ¿qué se siente saber que has perdido a alguien que estaba dispuesto a sacrificar demasiado por ti?