Con Amor, Para Ti

CAPITULO TRES

Estacionarme siempre fue una de las cosa mas retoricas para mi, pero después de algunos autos levemente abollados, cinco motocicletas golpeadas, un parquímetro derribado y varios cheques extendidos por el daño, creo al fin dominarlo; ya que acabo de estacionarme sin ningún percance. 

Es por eso, que para evitarlo siempre me tomo mi tiempo. 

Esa también es la razón por la que mis amigas prefieren llegar al instituto por sus medios.

Desdichadamente ellas estrenaron mi primer desplazamiento para llegar al instituto y no resulto de la mejor forma, espero que el señor al que atropellamos aquella vez me haya perdonado ya.

Termino de bajarme del auto y
Pongo el seguro antes de cerrar la puerta. Bueno, aunque ahora que recuerdo al menos se veía feliz por los ceros que contenía el cheque.

Ufff me han pasado unas... pero, que podía hacer aparte de no ser premeditada, era torpe.

Presiono el botón de la alarma y me encamino con mochila en mano a la entrada cuando el típico sonido llega a mis oídos, pero no logro dar mas de tres paso cuando un tirón agresivo me regresa hacia el auto de nuevo. ¡Pero que diablos! Exclamo al tiempo que volteo y veo una de las orilla de mi suéter prensado en la puerta del auto que acabo de cerrar.

¡Esta bien!, quizá soy solo un poco torpe aun.

Bufo y soplo el mechón dorado de mi cabello que obstruyendo la vista de mi ojo izquierdo y compruebo que nadie se haya percatado de mi numerito mañanero.

—Tan temprano y ya haciendo el ridículo, no puede ser Audrey—me reclamo a mi misma.

Termino liberándome para avanzar lo mas rápido que puedo. Guardando las llaves de mi auto en la bolsita frontal de mi mochila para luego, reacomodarme las correas por mis hombros. 

Hoy es lunes, Un día mas de escuela, un día menos para el fin de semana.

Tan rápido como entro por los pasillo de casilleros las fuertes risa me llevan a divisar a un grupo de cuatro personas que conozco muy bien. Distinguir el relajo del día siempre me lleva a ellos.

Tan pronto como disminuyo la lejanía, Gianna me ve... no, mas bien me fulmina y se que me viene la reprenda del día, quizá sea por que el fin de semana no llegue a tener comunicación con ninguna de las dos.

Dejan de hablar cuando me planto frente a ellos así que lo hago yo.

—Hola, Chicos—saludo, mientras Owen me pasa un brazo sobre mi hombro al igual que Keith pero del otro lado.

—Al fin la desaparecida quiso mostrarse—dice Keith en tono socarrón.

—Te llame el sábado—avisa Gianna notando el tono de impaciencia en su voz que me poner algo tensa al instante.

—Si.. lo siento, estaba en la ducha cuando salí ya era tarde para contestar.

—Acaso no podías devolverle la llamada—pregunta Olivia algo enojada

—Te escabulles cual ratón, Audrey—aviva con una broma la tensión, Owen pero, aun así esta lejos de lograrlo, lo único que consiguió fue la máxima fulminación de miradas en la historia.

—Estábamos preocupadas, simplemente te fuiste y pensábamos que te había pasado algo.

—Te mande un mensaje—le recuerdo

—Eso no aseguraba que estabas bien—me reniega—a nadie que le preguntaba daba señales de ti, hasta que nos ilumino/recurrimos al peor de los casos 

—y el menos pensado—añadió Olivia

—¡Exacto!, y nos dijo que te había visto, cuando saliste del estacionamiento en tu auto.

—¿Quien?—pregunte confusa.

—¡Colton!, ¿Quién más si no; Tu capullo fastidioso?—contestó con obviedad, mientras yo recordaba los segundos de mala suerte al cruzarme con él. 

Fruncí el ceño.

Lejos de la realidad me sumergí en algo que se escapada de este asunto, si bien mi memoria no me fallaba a el lo había perdido mucho antes de incluso llegar a mi auto, así que mucho menos podría haberme visto partir, a menos que...«estúpida», solo porque lo perdí de vista no significaba que...

—¿Al menos me esta escuchando?—dijo cortando mi auto recriminación en un chasquido

—Si—mentí, porque estaría de mas aumentar el drama—pero,
para empezar el es Un capullo fastidioso, no Mi capullo fastidioso.

—Oh vamos nuestro chico solo te molesta a ti—molesta Owen

—Eso no excusa nada.

—Si tu lo dice—contribuye Keith

—¡Ya!—protesto con las manos en el rostro antes de soltar un suspiro cansado y dirigirme a mis muy serias amigas.

—Miren enserio lo siento y les pido una disculpa; solo quería estar sola, saben que tengo dias en los que ni siquiera me aguanto yo, y este fin de semana fue unos de esos días. 

»Y si querer espacio es un crimen, pues me declaro culpable; Pero,—levantó la mano en un claro gesto para pedirles que me dejen seguir hablando ante la insinuación de quererme interrumpir—Antes de que digan algo, solo les pido piedad cuando me dicten su sentencia, saben que son mis únicas amigas y lo mas cercano a una familia, no quiero que ustedes también lidien con mis problemas.

Si...quizá un discurso exagerado pero, mientras me sienta tranquila de haber dicho todo lo que quería decir, quizá entiendan que todos tenemos esos días.




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