Con Amor, Para Ti

CAPITULO CINCO

—¡Ese frasco no señor Collins!

El grito alarmante del profesor nos hace dar un respingón audible, Cuando uno de mis compañeros por error tomo el frasco incorrecto y lo vertió dentro del pequeño intento de sustancia que todos estamos haciendo; rápidamente una especie de humo empieza a diluir el contenido del frasco haciendo que el laboratorio se llene de una peste increíblemente fuerte que me hace arder la nariz. 

La mayoría entra en pánico y nos evacuan del laboratorio al instante dando así por terminada la ultima clase media hora antes.

—¿Que imbécil confunde el turquesa con el verde?—pregunta Jake nada mas salimos del laboratorio de química. Trato de recordarle el por que pero alguien mas se me adelanta.

—Soy daltónico por si no lo recuerdas—dice la voz de Collins que nos hace voltear, mientras todos corean un dramático "oh" que silencia el profesor cuando empuja a Collins para que camine; pasa el chico a nuestro lado pero golpeando bruscamente el hombro de Jake en el proceso.

La risa de muchos estallan nada mas verlos a ambos cruzar el pasillo.

—Jake—lo regaño

—Lo siento, No me di cuenta que venia detrás—dice medio riendo, no digo nada.

Pasa su brazo sobre mis hombros para empezar a caminar juntos por los pasillos, para media vez guardar nuestras cosas en los casilleros, preguntarnos que haremos ahora, ya que el entrenamiento de ambos faltan un buen tiempo para que comiencen.

—Podrimos sentarnos bajo el árbol del jardín ya que hace un buen clima.

—Me parece—respondí sonriente.

Ni bien cuatro pasos habíamos echado para ir al lugar al que siempre íbamos, cuando nos tomaron de los hombros por detrás deteniéndonos y haciendo voltearnos de abrupto.

—No tan rápido Hawking—dice el hombre vestido de un traje deportivo azul y con tablero en manos. El coach de Jake una de esas persona en que la cara no coincide con la actitud.

—Es una verdadera molestia venir hasta aquí y arruinar tu momento romántico, Jake—le dice con pena fingida—pero, creo que Audrey entenderá que después de faltar al entrenamiento ayer sin avisar, hoy tienes horas que reponer, ¿verdad?

Pregunta mirándome a los ojos con toda seriedad. Abro la boca pero no me deja hablar.

—Lo ves—dice feliz para después demandar con seriedad y tomarlo por el cuello de la chaqueta, antes de darse la vuelta y llevarlo consigo, anulando totalmente cualquier tiempo juntos que pudiésemos haber logrado ese día—ahora andando.

Jake maldice en voz baja y me mira como pidiendo disculpas por dejarme sola, levanto mis dos dedos pulgares en su dirección y desaparecen de mi vista dejándome parada en medio de un pasillo vacío. 

De pronto la idea del árbol ya no me apetece tanto, así que me dirijo hacia mi otro lugar favorito, en donde también se puede pasar muy rápido el tiempo, subo y me encuentro a la señora Hilligan muy entretenida con el ordenador aun así me acerco y mi repentino saludo la sobresalta.

—¡Niña, ya no estoy para edad de sustos!—regaña y yo me disculpo.

—¿Que haces por aquí a estas horas?—pregunta mientras vuelva su vista al ordenador, mientras le explico brevemente lo sucedido.

—Oh si, conozco al chico, y ¿Regularmente estos incidentes le pasan?—pregunta pero sin dejar de ver y sonreírle a la pantalla del ordenador.

—No, pero como la compañera de Collins no asistió a clase, pues, el profesor Hans lo orientaba, Claro, con la diferencia que el no tiene paciencia—le cuento.

No obstante ella no despega su vista de la pantalla así que curiosa estiro el cuello para ver lo que tanto la hace sonreír y me parece ver el logo en una esquina de la pantalla de una famosa pagina de citas en línea «Oh esta ligando en horario de trabajo» pienso, al percatarse de que la he atrapado infraganti minimiza la pagina; no era mi intensión incomodarla así que decido que es momento de irme le informo que estaré por aquí un rato y ella solo asiente antes de que me de la vuelta.

Cuando pienso en donde poner mis cosas decido que será en la mesa que visualizo con varios libros sobre ella, solo son seis así que los tomo y les busco su lugar; tomo el ultimo que pertenece al ultimo estante donde el espacio vacío pide a gritos al libro, pero algo llama mi atención desde ese hueco.

La abertura me da la vista perfecta de una escena un tanto cómica pero digna de ver; por un lado esta Neal con un libro que evidentemente no esta leyendo sino usándolo como escudo mientras observa a una pelinegra que se encuentra justamente al frente de la mesa que el ocupa, trato de reconocer a la chica pero nada de ella se me hace conocido, ¿Quien será la chica sumida en su mundo?.

Aunque Neal no es santo de mi devoción, por el simple hecho del harén de chicas que tiene pero, algo en su interés por la chica de enfrente me llama la atención; tanto que me parece injusto, si tan solo ella levantara la vista se daría cuenta del pequeño detalle que se le escapa a su alrededor pero, en todo caso tampoco no es como si solo esa fuera la única solución; me pregunto por que Neal no fue directo a hablar con ella, no es como si ella saliera corriendo del metro ochenta, castaño, ojos verdes y sonrisa picara de Neal.




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