Con licencia para amar

Episodio 6: Servicios en línea.

Pax...

Después de un buen tiempo jugando, dejé a Matías probando el juego, mientras yo tomaba notas de las cosas que se podían mejorar.

Me quité los audífonos y salí de mi habitación.

Avancé con cautela por el pasillo hasta llegar a la sala, donde me encontré a June, sentada en el sofá abrazando a un cojín.

—¿Estás bien?

Ella negó con la cabeza:

—Nolan quiere que Matías pase una temporada con él.

Me detuve en seco y alcé una ceja.

—Obviamente, lo enviaste a freír espárragos… ¿Verdad? —Mi corazón se arrugó como una pasa al ver a mi amiga dudar.

—Dije que lo pensaría.

—¿Por qué le dijiste eso? —Me senté a su lado y busqué la mirada de mi amiga—. No la hemos tenido fácil, pero a Matis, no le ha faltado nada.

—Solo quiero que mi hijo tenga lo mejor de lo mejor. —Abrí la boca para hablar, pero June negó con la cabeza—. Sé que puede ser un costo bastante elevado, estará lejos de mí y seguramente, en esa casa le falte amor, pero no quiero que mi hijo crezca con la incertidumbre de qué hubiera pasado si…

—Dios, June. —Me levanté del sofá y empecé a caminar en círculos—. Eres su madre y sabes que es lo mejor para tu hijo, pero enviarlo a esa casa, con esas arpías. Lo siento, pero creo que Nolan solo desea jugar a la familia.

—Siento lo mismo, pero me dejó en claro que mejor lo pensara bien, porque está dispuesto a ir a juicio si notaba que mi egoísmo nublaba mi sensatez.

—¡Es un descarado! Claramente, es una amenaza.

—Pues, sí. Él sabe que no tengo dinero para ir a la corte. —June sorbió por la nariz, sabía que estaba reprimiendo las ganas de llorar—. Supongo que lo primero será preguntarle a Matías qué desea hacer.

—Sí, es lo más sensato —comenté sin mucho ánimo.

—En otro momento, ahora estoy muy afectada para hablar sin llorar. —June tomó una enorme bocanada de aire y la expulsó violentamente de su boca—. Ahora cuéntame, como vas, con la búsqueda de empleo.

Esa era una de las cosas que más que agradaban de June, era una mujer con la capacidad de no cerrarse en un tema, ella lo hablaba, lo meditaba un poco y continuaba, supongo que era uno de los superpoderes que venían con ser madre.

—Siguiente tema —pedí con un puchero.

—Hoy estuve en casa de uno de esos riquillos y me fijé que tiene una niñera. —June dio unas palmaditas en el sofá indicándome que me sentara a su lado—. Estuve hablando con ella y me dice que ofrece sus servicios en línea, los padres la contratan, le hacen el pago y ella va hasta sus casas o a donde sea que la necesiten.

—¿Yo, de niñera? —cuestioné riendo.

—Sí, oye, tienes toda la experiencia que Matías te ha dado.

—Matías es un niño tranquilo, no tiene mañas al comer y jamás le cambié el pañal.

—Eso es lo mejor, puedes elegir la edad de los niños que vas a cuidar. Por alguna razón todos prefieren a los bebés, pero tú sabes como entretener a los más grandes.  

—¿Cómo sabes tanto del tema? ¿Te lo dijo la niñera? —pregunté con cautela.

June se levantó, fue por su teléfono y regresó:

—¿No me mates?

—¿Qué hiciste?

—Te cree un perfil.

Abrí los ojos y le quité el móvil de sus manos.

Empecé a leer y el sudor corrió por mi frente y espalda.

—¡Oh, por Dios! ¡¡POR DIOS!! ¿Qué has hecho?

—Tranquila, he puesto que solo cuidas niños de 8 a 10 años, no más de 8 horas y…

June fue explicándome la función de la aplicación, pero solo me veía rodeada de niños gritando, llorando y yo en una esquina del lugar perdiendo la cordura.

—Muy lindo todo, pero eliminaré mi perfil. —Cerré los ojos y me concentré en oxigenar mi cerebro.

—No tienes nada que perder, prueba unos días y ya luego me dices que te pareció. —June se levantó y me dio un beso en la frente—. Iré por mi hijo. ¿Me ayudas con la cena?

Puse cara de susto.

—Admiro que me confíes esa tarea, después de lo que pasó la última vez que cociné. —Me levanté del sofá—. Pero, por el bien de esta familia, mejor pediré algo de comer.

—¿Cómo es posible que sepas crear y programar videojuegos, pero no puedas ni hervir un agua sin quemar la cocina? —se burló June perdiéndose por el pasillo.

—Lo mismo me pregunto.

«Supongo que se debe a que crecí rodeada de muchos lujos» pensé con algo de tristeza.

Tomé mi celular y chequeé los menús de las apps de comida.

Elegí pizza, era fácil, rápido y económico.

Mientras esperaba que la pizza llegara, me dispuse a investigar más sobre la app.

Resulta que los padres solicitaban tu servicio de niñera, junto al monto que deseaban cancelar; si aceptabas, se abría un chat con esa persona donde intercambiaban los detalles del cuidado.




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