Con los ojos del alma [serie Arévalo #2]

Capítulo 4

No supe a qué horas me quede dormida, tenia días de no dormir bien, la preocupación de que podía quedarme sin un techo y sumado a eso mi ruptura con Joe, habían evitado que descansará como Dios manda.

Por esa razón me costó identificar el ruido que se escuchaba al otro lado del pasillo, abrí un ojo y me di cuenta que no soñaba, se escuchaba que cosas chocaban contra el suelo.

Me levanté con cuidado acercándome a la puerta, podía ser un ladrón, no sabía que hacer, desconocía cuantas personas vivíamos en la casa.

Tuve temor que algo le hicieran a Sébastien, el era un hombre fuerte pero su condición lo volvía vulnerable ante el peligro.

Solté el aire y despacio me asomé al pasillo, lo vi despejado y empecé a avanzar.

Me fui acercando a la habitación de donde provenía el ruido, despacio abrí la puerta y me sorprendí al encontrarme con Sébastien tirando los libros de los anaqueles, era un estudio más pequeño que la biblioteca y Sébastien tiraba todo lo que sus manos torpes encontraban a su paso.

-¿Sébastien? - apreté mis manos, con el genio que se cargaba ya esperaba su explosión.

Se detuvo y dándome la espalda preguntó.

- ¿llamé a su extensión? - me quedé en silencio, con este hombre no sabía cómo actuar.

- no, pero escuché...-me interrumpió.

- si no la llamó no se acerque - apreté los labios, menudo genio se cargaba.

- si dejará dormir, no estaría aquí - se giró y lo vi sin los lentes de sol, ese hombre me quitaba el aliento, sacudí la cabeza, él no se merecía que me babeara por él.

- ¿se atreve a quejarse en mi propia casa? - me encogí cuando un pobre florero cayó haciéndose pedazos, no me entere en qué momento estaba en el escritorio tirando todo.

- si no quiere intrusos en la madrugada, no haga ruido - se detuvo y lo vi ponerse rojo de rabia.

-hago todo el ruido que quiera, es mi casa y nadie me dirá nada.

Me encogí de hombros.

- no lo estoy mandando ni se me ocurre tal atrocidad- sonreí al ver como apretaba los puños molestos- pero creo que si no quiere intrusos en la madrugada yo de usted me abstengo de destrozar la casa.

-Lena - me giré al escuchar hablar a don Víctor, ya sabía por el momento que en la casa habíamos tres adultos - ve a descansar.

-¿cree usted que pueda descansar?- no podía frenarme, me sentía molesta cuando por fin había empezado a dormir bien, Sébastien me despertó -creo si hubiera un cementerio cerca los muertos estuvieran de pie con tanto ruido.

Don Víctor apretó los labios intentando no sonreír, escuché el puño de Sébastien estrellarse contra la superficie del escritorio.

-¡eres una insolente! - me mordí el labio, por impulsiva me habían echado de mis anteriores trabajos, no podía perder este trabajo, además tenía la misión de descubrir cuál de los gemelos era el padre de mi hijo.

- lo siento, estoy cansada - don Víctor me tomó por el codo y puso su dedo en sus labios, señal que me callará.

- no se pase de lista conmigo.

- lo lamento - volví a repetir.

Don Víctor me acompañó a la salida.

- no te preocupes Lena, podrás volver a dormir tranquilamente, nadie te molestará.

Por el rabillo del ojo pude notar como Sébastien iba palpando con la mano el escritorio, debía ser difícil para él vivir sin poder ver.

-¿Lena?- me giré y pude notar que tenía una herida en su mano, quise acercarme hacia él pero el apretón de don Víctor me detuvo, lo miré y el negó con la cabeza.

- dígame- desvié la mirada no quería estar viendo su mano izquierda lastimada sin poder ayudarlo.

- esperó sea la última vez que vienes al estudio sin que yo te haya llamado.

- si no me quiere aquí sin invitación antes de tirar la casa piense que tiene gente durmiendo bajo su mismo techo.

- escúcheme bien - su voz se torno más gruesa - esta es mi casa, yo soy el dueño y usted es mi emplea... - lo interrumpí molesta.

- su empleada necesita dormir 8 horas ó las horas que me despierte por sus episodios considerémoslas horas extras.

Sébastien apretó la mandíbula tan fuerte que tuve miedo se la rompiera, don Víctor me empujó suavemente fuera del estudio y cerró la puerta.

Realmente - pensé - mi bocota me volverá a meter en problemas si no me controló.

Pienso que Sébastien trató de vengarse por la respuesta que le di, me llamó a la extensión a las 5:00 am, acababa de quedarme dormida cuando me llamó, me apremio a levantarme rápido que tenía que aprovechar la inspiración para tomar notas.

Solo me dio tiempo de cepillarme los dientes, sentía que estaba hecha un desastre, entré al estudio que era un caos total y me fui haciendo espacio hasta sentarme.

- Buenos días Sébastien - y como lo esperaba no contestó.

Encendí el portátil, presentía que iba a ser un día largo pero muy largo.

 




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