Me enderece y mi estómago comenzó a crujir nada delicadamente pero no me dio vergüenza, al contrario quería abrazarlo agradecida porque Sébastien lo escucho y dejó de hablar.
- me doy cuenta que tiene hambre, puede ir a desayunar antes que se la devoré su estómago.
-¿desayuno?, ya es hora de la merienda de la tarde - gruñí.
-¿tan tarde es?
-lo es, iré a comer si no lo recuerda, tengo un bebé a bordo- guardé lo que estaba digitando.
Me sorprendí al escuchar ¿una suave carcajada? Lo miré y me percaté que tenía aún dibujada una sonrisa, ahora si parecía el hombre que conocí esa noche, borró la sonrisa y se puso serio.
- dado que no quiero que me demande por matarla de hambre porque presiento que es capaz de hacerlo, cuando sienta hambre y estemos avanzando en el escrito, llamé a la extensión de la cocina y pida para los dos.
Levanté una ceja
- bien, buscaré mi móvil en el cuarto y lo vuelve a repetir cuando regresé.
-¿de qué habla Lena?
Suspiré
- no lo tome a mal pero sus cambios de humor son repentinos y es capaz de no permitir que llamé a la cocina así que cuando eso pase, le pongo la grabadora para recordarle.
Sébastien se puso rojo, conociéndolo sabía que no era de pena.
- me insulta, soy un hombre de palabra - me encogí de hombros.
- bien es un hombre de palabra - me levanté y caminé hacia la puerta - eh también me daré una ducha así que deme una hora para regresar a trabajar.
Se pasó la mano por la cara.
-Lena, pierde tiempo, no crea que no sé cómo medir el tiempo, una hora es una hora - molesta le saqué la lengua.
- cuando este aquí le avisaré para continuar.
El sonrió burlonamente
- al perder un sentido se agudizan más los otros, sabría que está aquí sin que me lo diga.
- eh, me voy - salí del estudio casi corriendo, mi estómago rugía.
Me senté en la mesa de la cocina, la cocinera se levantó y empezó a servirme.
- ya era hora que buscará a comer - cerré los ojos cuando la escuché hablar y hablar de la importancia de comer a la hora normal.
Sonreí aunque no le seguía el hilo de la conversación, devoré la comida bajo la mirada atenta de ella.
- Dios, muchacha come despacio - sonreí cuando le di un sorbo a mi bebida.
- lo siento, estoy embarazada y mi bebé y yo moríamos de hambre.
- inaudito- se levantó y empezó a garabatear en su pizarra de menú - a partir de mañana te enviaré tus alimentos a la hora que es y al joven Sébastien.
Sonreí agradecida, terminé de almorzar y subí a mi habitación, me duché rápido y faltando 1 minuto para la hora entré al estudio.
Me detuve al ver a Sébastien con los ojos cerrados recostado en el sofá, me mordí el labio, no sabía si era de las personas que cuando los despertaban se molestará, decidí esperarlo y me senté en el sillón frente donde estaba él.
Me moví porque me dolía la nuca, abrí un ojo y me di cuenta que me había quedado dormida en el sillón, Sébastien continuaba dormido pero estaba inquieto, lo oí murmurar pero no entendía lo que decía, cerré los ojos me sentía cansada y trataba de tararear una canción en mi mente, lo menos que quería es que el me acusará de escucharlo hablar dormido.
Sonreí al darme cuenta que había un silencio total y me estaba quedando dormida cuando lo escuché gritar.
Abrí los ojos alarmada y me di cuenta que él seguía dormido pero estaba teniendo una pesadilla, era un momento incómodo.
Lo vi y estaba intranquilo su rostro estaba sufriendo, solté el aire y decidí despertarlo, me levanté y caminé despacio hacia él.
- Sébastien - toque su hombro, era fuerte.
Seguía moviéndose, lo moví un poco más fuerte.
- Sébastien - solté un gritito al ser jalada hacia él y quedar sentada sobre sus piernas.
- Naty, perdóname - me removí sobre él, me daba cuenta que me confundía con otra mujer.
- Sébastien -el hundió su cabeza en mi cuello.
Me quedé quieta, se sentía tan bien estar en sus brazos, aún tenía vagos recuerdos de esa noche.
El se movió y lo sentí tenso.
- Lena ¿cómo se atreve a estar encima de mí?
Editado: 31.12.2021