Sentí que me puse de todos los colores, negué con la cabeza, Don Víctor me miraba atentó.
- no lo estoy - él no dejaba de mirarme.
- Lena, creo deberíamos dar un paseo en el jardín, no has conocido la casa, está será tu oportunidad.
Me pasé la mano por el pelo, hasta ahora me daba cuenta que don Víctor era un hombre muy perspicaz.
- vamos - suspiré y seguí caminado junto a él
Todo el recorrido fue en silencio, llegamos a un lindo jardín, me maravillaba ver lo bien cuidado que estaba, recordé que Sébastien no podía verlo y sentí pena por él.
- es muy lindo - mis ojos recorrían las distintas flores de todos los colores - me gusta.
Don Víctor se acercó a una banca donde se sentó y me invito a imitarlo, nos sentamos y nos quedamos sumidos en un silencio, que no me molestaba, mis ojos examinaban todo ese precioso jardín.
- Lena - miré a don Víctor quien no me dejaba de ver - ¿desde hace cuanto conoces a Sébastien?
Lo miré sorprendida.
- no lo niegues, vi tu reacción cuando los presenté, no te dije nada porque sabes cómo se ha tomado Sébastien tu llegada y me he encargado de calmarlo - palmeo mi mano - quiero conocer la verdad y no mientas como con la lentillas.
Mi cara ardía de vergüenza, me tapé el rostro con ambas manos.
- lo siento don Víctor no es mi costumbre escuchar detrás de las puertas, sólo tenía curiosidad por saber que le pasa a Sébastien.
Don Víctor asintió y se quedó sumido en sus pensamientos, cerró los ojos.
- esperó tu respuesta Lena - suspiré me di cuenta que Don Víctor era testarudo igual que Sébastien.
- yo no sé como reaccione con lo que le diga y de verdad necesito el empleo.
- tienes mi palabra de que no te despediré - asentí.
Me removí en la banca no sabía cómo decirle la verdad.
Don Víctor se cruzó de brazos esperando mi confesión.
- yo... - baje la mirada - él bebé que estoy esperando es de uno de sus hijos, solo que aún no sé de cuál de los dos es - la cara de don Víctor fue un poema.
-¿cómo que no lo sabes muchacha? ¿Has estado con mis dos hijos? - creo que la manera como lo confesé no fue la correcta.
- no don Víctor sólo con uno - y fue en ese momento cuando empecé a contarle de esa noche, y porque no sabía la identidad del padre del bebé.
- increíble - sacó su pañuelo del bolsillo y se secó la cara - seré abuelo.
Miré a don Víctor y lo vi feliz.
- así que encima que uno de mis hijos te robo la virginidad el muy sinvergüenza no se cuidó ni te cuido - ésta era la conversación más vergonzosa que había tenido. - si los tuviera cerca un par de azotes les hubiera dado por irresponsables.
- don Víctor espero no le comenté a Sébastien, yo descubriré cual de los dos hermanos es el padre de mi bebé.
Don Víctor me vio e hizo un gesto molestó.
- tiene que saber
- mejor dígame quien es Naty?- el cerro los ojos.
- es la prometida de Sébastien -me sorprendí y me molesté al mismo tiempo, no podía ser que estuve con Sébastien quien estaba comprometido, deseaba de todo corazón que él padre de mi hijo fuera Salomón.
- no la he visto en la casa- don Víctor me vio.
- hagamos otro trató muchacha, como el que hicimos cuando me salvaste la vida - lo vi a los ojos y asentí -yo no reveló tu secreto y tú callarás lo que te diré a continuación - asentí, moría por saber lo que me diría don Víctor.
- no ves a Natalie venir a casa porque ella iba con Sébastien el día del accidente - tragué saliva.
- ¿ella? - tragué saliva - ¿ella murió?
- no, Natalie está viva, solo que ella está en coma.
Abrí la boca pero no salió nada de ella.
- Sébastien se siente culpable, él iba conduciendo, él perdió la vista y Natalie perdió al bebé y está en coma.
Ahora deseaba fervientemente que mi hijo si fuese de Salomón, deseaba no haberme metido en una relación.
-¿hace cuanto se conoce Sébastien y Natalie?- necesitaba saber.
- toda la vida muchacha, se puede decir que los gemelos crecieron con Natalie. - apreté los labios.
- deseo de todo corazón no haberme metido en una relación - don Víctor apretó mi mano fuertemente.
- muchacha yo estoy seguro que tu hijo es de Salomón -
- ¿Porqué lo dice? - nos vimos a los ojos.
- Sébastien es de los hombres que no van a bares y es un hombre que no acostumbra a estar con mujeres que acaba de conocer, así es Sébastien en cambio en lo que me has descrito me estás hablando de Salomón.
Asentí y sentí un peso menos en la espalda pero en el fondo de mi corazón había un poco de tristeza porque al hombre que me había entregado no era al señor amargado sino a su hermano Salomón, a quien no había vuelto a ver desde la mañana en que despertamos en aquel hotel.
Sentía pena por Sébastien porque entendía mejor su amargura y su bloqueo para escribir, el saber que habían perdido a su hijo, y sentía pena por mí, porque no podía negar que me sentía atraída hacia él y me había fijado en el gemelo equivocado porque él estaba comprometido.
Editado: 31.12.2021