—Salomón... — calló y lo vi levantar el rostro, hizo un gesto.
—¿Lena, que haces aquí? — me separé de Salomón quien se quitó los lentes de sol y comprobé que ambos eran idénticos.
—Yo quería hablar contigo pero te dejaré sólo con tu hermano.
Desvíe la mirada y salí lo más rápido posible.
—Lena —levanté la mirada al casi tropezar con don Víctor —Muchacha, ¿ya vistes a Salomón? Cumplí mi promesa, encontré a mi hijo y lo traje para que cumpla con su deber.
Mis manos estaban sudadas, las sequé en mi pantalón, tomé del codo a don Víctor.
—Vamos al jardín necesito hablar con usted —él me miró extrañado y me siguió.
Apresuré el paso al jardín y lo inste a que se sentará, yo me estrujaba las manos.
—Lena, ¿qué pasa?
Pase un mechón de cabello detrás de mi oreja.
— No insista con la boda por favor don Víctor — él se enderezó y puso su mirada en mi rostro.
—¿De qué hablas Lena?-
—No quiero casarme con Salomón — don Víctor frunció el ceño.
—¿Puedo saber la razón? — desvié la mirada y saqué el aire.
—Usted me dijo que no podía casarme con uno de sus hijos sintiendo algo por el otro —don Víctor se levantó lentamente de la banca y me miró desde su altura.
—Te lo advertí Lena, no puedes estar enamorada de Sébastien — negué con la cabeza.
—No sé lo que siento aún por él, don Víctor -
—¿Aún? ¿Piensas averiguarlo?— asentí —Enfrentarás a dos hermanos! — exclamó furioso.
—No lo creo don Víctor, no estoy sosteniendo ninguna relación con ninguno de ellos, solo no quiero cometer un gran error al casarme con Salomón y después descubrir que amo a Sébastien — el negó con la cabeza y empezó a pasearse frente a mí.
—Existe Natalie, no olvides que es la prometida de Sébastien — me cruce de brazos.
—Ella no está en este momento y puede que no vuelva más, don Víctor, perdoné pero me cansé de ver de lejos como todo el mundo se quedaba con lo que yo quería, usted no sabe lo que es desear un hogar y ver como otros niños eran escogidos y nunca llegó mi turno — él se detuvo y me miró —Hasta que aparezca Natalie cruzare ese puente y veré que hacer.
Don Víctor me miró pensativo.
—¿Y si no lo amas? ¿Si es solo lástima por su condición— negué y me cruce de brazos.
—Sébastien me produce todo tipo de sentimientos y le aseguró que la lastima no está en ellos, no menosprecie a su hijo, su condición no lo define como ser humano.
El se me acercó
—¿Qué crees que dirá cuando sepa que el hijo que llevas en tu vientre es el hijo de su hermano? —me quedé en silencio.
—Cuando llegué el momento yo misma se lo diré —don Víctor me miró molesto.
—¿Qué quieres decir muchacha?
—Le pido que no le diga nada aún a Sébastien, por favor don Víctor déjeme averiguar qué es lo que siento por su hijo.-
— Te estás equivocando muchacha, Sébastien no apreciará que se lo ocultes —puse mi mano en su brazo.
—Él lo sabrá, sólo pido tiempo — don Víctor asintió.
—Es tu decisión pero déjame decirte que estas tomando el camino equivocado — empezó a caminar pero se detuvo y se giró hacia mi —Tienes un espíritu fuerte que lucha por lo que quiere, eso me gusta muchacha, nadie ha peleado por mis muchachos con la fuerza que tu quieres hacerlo por Sébastien.
Siguió su camino, levanté la mirada hacia el cielo que ya estaba siendo adornado por las estrellas.
Aún no sabía lo que sentía por Sébastien y no iba a casarme con Salomón, deseando los besos de Sébastien.
Me daría tiempo para ordenar mis sentimientos podía ser que la impresión que sentí cuando conocí a Salomón esa noche se halla transferido a Sébastien pero mientras no definiera mis sentimientos no me casaría.
Comencé a caminar hacia la casa y vi salir a Salomón que venía hacia mí, mordí mi labio.
—Lena querida —se acercó —Nunca pensé volver a verte— bajó su mirada a mi vientre —Veo que nuestra noche tuvo su fruto.
Fruncí los labios me molestaba que hablara de esa noche, en el fondo había abrigado la esperanza que él no me conociera.
—Si, estoy embarazada, me da gusto que lo notes pensé que no era obvio —apretó los labios ante mi sarcasmo.
—No te pases de lista conmigo —se acercó y puso su mano en mi mejilla —Pensé que iba a ser recibido de otra manera — pasó su brazo por mi cintura, me moví para soltarme —¿Ahora te molesta mi cercanía?
Acercó su rostro al mío y a pesar de ser el mismo rostro de Sébastien, su mismo color de ojos, Salomón no producía en mi el mismo deseo de besarlo, cuando sus labios estuvieron a una corta distancia giré el rostro y sus labios rozaron mi mejilla.
Se apartó molestó
—¿Pasa algo que yo deba de saber?— su mirada era dura —Dime Lena.
Pasé mi mano por mi mejilla para borrar la huella del roce de sus labios, acción que no pasó desapercibida.
—¿Es por él, verdad? — dio un paso hacia mí y yo retrocedí.
—No sé de que hablas —Salomón me recorrió con su mirada.
—Eres preciosa Lena, es una lástima que yo te vi primero...oh que torpe que soy, olvidé que Sébastien no puede verte, no sabe lo bella que eres y ... Eres mía —lo último lo dijo con furia.
—No soy tuya Salomón y no hay nada entre Sébastien y yo, debo descansar — me giré y seguí mi camino pero escuché sus últimas palabras.
—Cuida a nuestro hijo Lena, me da gusto que la noche que te hice mía, dio fruto — apreté los labios y seguí mi camino.
Ahora las cosas se habían complicado, me daba cuenta que Salomón era un hombre duro, igual o más duro que Sébastien y no dejaría el camino libre, quizás me equivoqué y si, iba a enfrentar a dos hermanos aunque solamente lo creía por parte de Salomón porque Sébastien no parecía sentir lo mismo que yo por él.
Editado: 31.12.2021