Con los ojos del alma [serie Arévalo #2]

Capítulo 11

Me acosté pero no podía conciliar el sueño, di vueltas en la cama y no conseguía dormir.

Me senté y aparte mechones de mi cabello del rostro, me sentía ansiosa.

Me levanté y decidí ir por un vaso de leche, salí al pasillo y recorrí el camino, cuando pase cerca de la puerta del cuarto de Sébastien, me detuve.

Quería ver si estaba bien, aunque no había indicios de las pesadillas.

Decidida abrí la puerta y entre silenciosamente, me acerqué a su cama y encendí la lámpara de noche, me quedé sin aliento, Sébastien dormía sin camisa y dejaba al descubierto su musculoso pecho, su rostro estaba relajado.

Me acerqué y despacio baje mi rostro, roce mis labios con los de él y mi cuerpo reaccionó, me separé de él y recorrí su rostro con mis ojos, era tan guapo.

- Lena - abrí los ojos como plato por la sorpresa - así que te dedicas a robar besos por la noche - pasó su brazo por mi cintura y me atrajo hacia él, suavemente me acomodó a su lado y me estrechó contra su pecho.- adoro tu olor, lo tengo grabado en mi, desde el día que estabas en mi regazo por la pesadilla, mis sentidos quedaron impregnados de tu delicioso olor- tenía su rostro enterrado en mi cabello.

Cerré los ojos y escuché el latido de su corazón.

- Lena - abrí los ojos al escucharlo llamarme.

Giré mi rostro y vi el reloj que descansaba en la mesita de noche de Sébastien.

- Oh Dios, ya son pasadas las 8:00 de la mañana - pero no quería abandonar su cálido pecho, había pasado la noche con Sébastien.

- Primera vez desde el accidente que puedo dormir bien sin ayuda de pastillas y sin pesadillas - extendió su dedo y torpemente busco mi nariz, la delineo y bajo para tocar mis labios dejándome un hormigueo en ellos.

Con su dedo exploró mi rostro.

- Te estoy conociendo y me gusta, veo que eres bella - sonreí pero no creía que el pudiera hacerse una idea de cómo era por medio de sus dedos.

- No te veo con mis ojos Lena pero en mi mente ya te imaginó - extendí mi mano y acaricie su mejilla que ya necesitaba afeitarse.

-Me alegra que hallas podido dormir - sonrió.

- Tú bebé estuvo activo, me pateo varias veces.

Sonreí, suspiré y decidí levantarme no quería me descubrieran en el cuarto de Sébastien.

- Iré a ducharme - despacio salí de su cama.

- Hoy escribiremos, amanecí inspirado- lo observé y me encantaba verlo sonreír.

-Me alegra escuchar eso, creo que sería bueno que desayunáramos en la biblioteca- mordí mi labio no quería tropezarme con Salomón.

- Si así lo deseas Lena, así será, no te negaré nada después de concederme una noche sin pesadillas- y como siempre el impulso me ganó y casi me tiré en la cama para besarlo, me sentía sedienta por sus besos.

El no me rechazó, me recibió con los brazos abiertos y su beso era sediento como el mío.

Me separé de él cuando escuché que tocaban la puerta, no quería que me descubrieran en su habitación y si era Salomón no sabía que le podía decir a Sébastien.

- No quiero que sepan que estoy aquí - le susurré en el oído.

-Sébastien, ¿Estás bien? Papá está preocupado porque no has bajado - me tense, Salomón estaba detrás de la puerta.

- Estoy bien - su voz era ronca - sólo me dormí- silencio al otro lado.

-¿Estás sólo? - apreté fuerte a Sébastien.

- Por supuesto, ¿Quién más podría estar conmigo?

- Tienes razón hermano, tú prometida esta en un hospital, te esperamos abajo - sentí como Sébastien se había puesto tensó.

Me levanté de la cama, su rostro estaba como una máscara sin ninguna emoción, el Sébastien que me había besado se había marchado.

- Voy a ducharme - avancé y espere que me detuviera.

- Lena- me detuve y solté el aire que había retenido.

Me giré y lo vi levantarse, sólo llevaba el pantalón de su pijama, no podía creer cuantas emociones despertaba en mi Sébastien.

- Lamento que hallas tenido que enterarte de esta manera que estoy comprometido - se pasó la mano por el cabello- Lo siento, no debí dejarme llevar por la pasión y por un momento...

Me acerqué a él y acune su mejilla con mi mano, como deseaba que sus ojos pudieran verme.

- ¿Por un momento?- el cerró los ojos.

-Me olvidé de ella - sonreí triunfante, sé que no era justo porque ella estaba en una cama de hospital pero en la guerra y el amor todo era permitido - Esto no debe volver a ocurrir, es mi culpa que Naty éste en esa cama.

Mi sonrisa murió en mi rostro, ella me ganaba por la culpa que embargaba a Sébastien.

El se alejó y yo no lo detuve.

- Nos vemos en la biblioteca, yo desayunare con papá y mi hermano.

Asentí y salí del cuarto cuidando de ver hacia todos lados.

Me duché y dejé que las lágrimas salieran de mis ojos, mientras la culpa embargara a Sébastien él jamás se permitiría ser feliz pero también él podría amar mucho a Natalie y para él su felicidad era con ella.

Bajé y decidí desayunar en el comedor con ellos, no iba a esconderme de Salomón no era ninguna cobarde.

Los tres estaban sentados en la mesa conversando, pude apreciar a Salomón y me di cuenta que su sonrisa no llegaba hasta sus ojos, sea lo que sea que hizo que se pelearán y se separarán aún no estaba superado entre ellos, Sébastien tampoco estaba relajado.

- Buenos días - evite mirar en dirección de Sébastien.

- Muchacha, envíe a Salomón que te despertará no sueles dormir hasta tarde - sentía los ojos de Salomón clavados en mi.

- Lo siento, me costó conciliar el sueño anoche - me serví mi jugo.

- Estas preciosa esta mañana Lena, ¿verdad Sébastien que está muy bella?- abrí los ojos como plato por su crueldad - Lo siento hermano aún no me acostumbró a que ya no puedes ver - miré a Sébastien que tenía los puños apretados.

- Salomón, tienes que acostumbrarte a la condición de tú hermano - él se encogió de hombros.

- Ya pedí disculpas padre, es difícil aún para mi, toda la vida no hubo esas limitaciones entre nosotros.




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