Vi su rostro palidecer, sujetó fuertemente el bastón y cerrar los ojos.
-¿Es eso cierto Lena?- dude por un momento en decirle la verdad pero me di cuenta que él no merecía ser engañado.
- El hijo que espero es de Salomón - el comedor quedó en silencio total, el cual fue roto cuando el plato y el vaso de Sébastien se estrellaron contra el suelo.
Lo vi girarse para salir del comedor.
- Sébastien... - me interrumpió.
- No quiero escucharte, no quiero saber más de tus mentiras, por mi sobrino no te echo de esta casa, hoy no te necesito- las lágrimas corrían por mi rostro al ver que me había hablado el mismo Sébastien con él que comencé a trabajar.
Don Víctor se fue detrás de él, solo quedaba Salomón y yo en el comedor, lo miré aún hipando en mi llanto, y su rostro era de satisfacción total.
- Te dije que si me enteraba que dormías con él lo ibas a pagar, te vi salir de su cuarto esta mañana- se me acercó y yo retrocedí.
Me limpié el rostro sin importarme que mi maquillaje estuviera arruinado.
- Eres una víbora venenosa, no lo haces por tu hijo, lo haces para herir a Sébastien, no soportas verlo feliz - sujetó mi muñeca y me acercó a él.
- Cuando te dirijas a mi hazlo con respeto - le di un pisotón y me solté.
- No entiendo por qué quieres hacerle daño a Sébastien, cuando te ves al espejo no sólo te ves a ti, ves a tu hermano también, maldita víbora.
El sonrió con ironía.
-No lo veo a él, no olvides que es ciego - sus ojos se oscurecieron - Te debe de odiar, la mujer que lo calienta todas las noches lleva en su seno a su sobrino- me sonrió - Solo te dejé correr, tú misma arruinaste a Sébastien no necesité mover ni un solo dedo, sólo espere mi momento, eres una tonta apenas Natalie abra un solo ojo, dejarás de existir para él, según las palabras de mi hermano, ella es la mujer perfecta, así que te hice un favor -soltó mi muñeca y salió del comedor.
Las lágrimas salían incontenibles, salí despacio y escuchaba a Sébastien destruir la biblioteca de nuevo.
- Muchacha - me detuve al escuchar a don Víctor pero le daba la espalda - Te dije que ibas por el camino equivocado, cálmate hazlo por el bebé.
Sentí sus pasos acercarse
- Vamos al jardín a tomar aire - asentí y caminé a su lado, solo mi llanto se escuchaba.
-Siéntate, me preocupa cómo te estás tomando la reacción de Sébastien, puedo suponer que descubriste lo que sentías por él.
Asentí y estruje mis manos
- Demasiado tarde, descubrí que lo amo - las últimas palabras las dije con el corazón en la mano, amaba a Sébastien y lo había perdido por ser cobarde y no decirle la verdad.
- Lo lamento Lena - don Víctor acarició mi cabello - Es una pena que estés pasando por esta situación.
- Usted debe estar tranquilo que no estoy con Sébastien y no ocuparé el lugar de su preciada Natalie - don Víctor suspiró y desvío la mirada.
- No te negaré que quiero a esa muchacha, la vi crecer, es como una hija para mí- se detuvo y me miró directo a los ojos - Pero tu Lena te has ganado un lugar en mi corazón, me sentía feliz al ver los cambios en Sébastien, ya no gritaba en las noches por las pesadillas - se pasó la mano por los ojos - Lamento que volvamos a comenzar con Sébastien.
Agaché la cabeza y dejé que las lágrimas corrieran nuevamente por mi rostro, dolía haber perdido a Sébastien, tenía miedo de su actitud pero no pensé que sería peor cuando descubriera la verdad, me había equivocado totalmente.
SÉBASTIEN
Confié en Lena, la deje entrar en mi vida y me sentía vivo, ella me hacía olvidar que Natalie estaba en un hospital por mi culpa, el sólo hecho de pensar en su nombre me hacía arder de furia, palpaba los anaqueles y con furia los destrozaba, ella era la mujer de Salomón y lo había callado, dormía en mis brazos y esperaba a su hijo, no entendía con que propósito había jugado conmigo.
- Señor - me giré molesto al oír a Paola, el ama de llaves - Disculpe que lo interrumpa pero una señorita llamada Julieta dice que es urgente hablar con usted - cerré los ojos y asentí, esperando que pusiera el teléfono en mi mano.
- Déjame sólo, no olvidé como se apaga- tenía tanta rabia al saber que había sido un juguete para Lena, yo era el gemelo defectuoso.
-¿Diga?
-¿Sébastien?- la voz me parecía conocida pero mi mente estaba perturbada.
-Si
- Soy Julieta, la prometida de Antonio, tu amigo- empecé a recordar a la pelirroja.
- ¿Pasa algo con Antonio? - me enderece, me había encerrado en mi mundo cuando quede ciego, separándome aún de Antonio, mi mejor amigo.
- Antonio desea hablar contigo urgentemente, por favor ven por la tarde, no digas no, él quiere despedirse - sus palabras me alarmaron.
- ¿Despedirse?- silencio al otro lado de la línea.
- Lo siento, creo que es mejor que él te diga lo que le pasa, no faltes por favor - su ruego me preocupó, la recordaba como una mujer orgullosa.
- Dile que ahí estaré.
Editado: 31.12.2021