Con los ojos del alma [serie Arévalo #2]

Capítulo 17

Me desperté por el grito, me mordí el labio y sabía que Sébastien estaba sufriendo en ese momento, no sabía qué hacer, estaba molesta con él pero el amor que sentía por él no me dejaba que pasara por alto su sufrimiento.

Me levanté y me puse una bata, ya no me importaba si Salomón me veía entrar a su cuarto.

Suspiré antes de abrir la puerta, caminé despacio en la oscuridad de su cuarto, me acerqué a su cama y lo vi hecho un ovillo.

-Lena - mi corazón se enterneció al escucharlo hablar con gratitud pero no dije nada solo me acosté a su lado.

El colchón se movió y sentí sus brazos abrazarme.

- Gracias por venir a mi rescate, me siento como una damisela rescatada por su príncipe.

Sonreí, se que en el fondo se sentía apenado por sufrir tanto por las pesadillas pero lo entendía.

- duerme Sébastien

- ahora si podré hacerlo.

Cerré los ojos, me sentía feliz al sentirlo cerca, pensé que nunca más iba a estar nuevamente en sus brazos, para bien o para mal esa pesadilla había sido de mucha ayuda para regalarme una noche en los brazos de Sébastien.

 SÉBASTIEN

¿Tramposo? Si, lo era, pero no me arrepentía, nunca pensé llegar a tales extremos pero ya la estaba conociendo y sabía que si escuchaba mi grito, acudiría en mi ayuda, no le mentí cuando le dije que ella era como mi príncipe- sonrió- en lo único que le mentí es en la pesadilla, no había dormido, estaba pensando en cómo me había acostumbrado a su calor en mi cama, y se me ocurrió fingir que tenía una pesadilla... y aquí estaba yo, acurrucado junto a su cuerpo.

No había aún una relación íntima, le daría tiempo, quiero que ella este segura que quien va a poseerla seré yo y no Salomón.

¿Inseguro? Un poco, porque mi hermano ya poseyó su cuerpo y plantó su semilla y quiero que sus sentimientos sean hacia mí, no que tenga una confusión por tener el mismo rostro que el padre de su hijo pero una parte de mi sentía que Lena se iba haciendo mía.

No conocía su físico pero eso no me importaba, me gustaba la mujer fuerte que estaba conociendo, la que siguió con su vida sin importarle que creció huérfana, la compasiva y la luchadora, eso fue lo que me empezó a conquistar que Lena no tenía miedo y se me enfrentaba y me trataba de igual a igual....ella estaba enamorando a mi alma.

-¿tienes miedo de dormir?- su voz sonaba adormilada.

- ya no - no mentí

- ¿las pesadillas son del día del accidente?- cerré los ojos.

- sí, pero es la culpa la que no me deja tranquilo, Natalie en coma, la pérdida del bebé - suspiré, no quería recordar -no quiero hablar de eso - sentí que se dio vuelta para quedar frente a mí.

- tienes que seguir con tu vida, he escuchado casos donde la gente sale del coma, sólo hay que tener esperanza que Natalie lo logrará - eso quería pensar que ella saldría del coma, no sé qué pasará conmigo si ella muere.

- eso espero Lena, que salga del coma, aunque cada día pierdo la esperanza, los médicos han aconsejado que la desconecten pero sus padres no quieren darse por vencido.

Sentí su mano en mi mejilla y me giré para besarle la palma de su mano, podía llevar al hijo de Salomón pero ella era mía.

-Sébastien...- calló para besarme, eso me encantaba de ella que era decidida, si deseaba un beso, lo obtenía y yo no era nadie para negárselo.

Nos besamos con mucha ansiedad, si no fuera por el buen consejo de mi amigo, cada quien estaría en su habitación solos pero aquí estábamos fundiéndonos en un delicioso beso, su boca me sabía a lo más dulce, se podría decir que me volvería en un adicto a los besos de Lena, a su calor, su piel.

-¿Sébastien? - abrí los ojos, sentí que Lena se movió -¿Estás bien?

Suspiré debimos quedarnos dormidos para que mi padre estuviera tocando la puerta.

- si papá- la estreche contra mi pecho - bajamos en un rato.

- ¿bajamos?- si, era mejor que mi padre y Salomón se enteraran que ella era mía, muy madre del hijo de Salomón podía ser pero estaba seguro que la conexión que ella y yo teníamos, con mi gemelo no existía.

- si papá, en un rato Lena y yo bajaremos, pueden desayunar sin nosotros.

- como tú digas - escuché sus pasos alejarse.

- Sébastien pensarán que dormimos juntos - sonreí.

- creo que eso hicimos - puse mi cabeza sobre mi brazo.

- sí pero ellos pensarán que hicimos algo más que dormir.

- yo no le veo ningún problema, ¿te molesta que crean que somos amantes? - me tense, no estaba jugando limpio lo sé, quería que mi gemelo se enterará que ella no estaba disponible.

- es una situación extraña Sébastien y lo sabes.

- ¿sientes algo por Salomón?- quería escuchar de sus labios que no sentía nada.

Silencio

-¿Lena?- me senté en la cama.

- no siento nada por él pero es el padre de mi hijo, no sé cómo se tome esto Sébastien, tengo miedo que trate de quitarme a mi hijo.

- te prometo que te protegeré a ti y al bebé, tal vez pienses que es difícil que lo cumpla por mi incapacidad pero lo haré.

Sentí el roce de sus labios

- se que lo cumplirás.

Definitivamente mi vida era distinta desde mi encuentro con Antonio, él tenía razón era dichoso de estar vivo aunque fuera en la oscuridad.

 




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