Con los ojos del alma [serie Arévalo #2]

Capítulo 23

Miré a Salomón alejarse, no sabía si creerle ó no, Natalie hasta este momento no me había dado ningún motivo para dudar de ella, empecé a caminar hacia la casa pero me detuve al ver a Salomón con Laura, y como la costumbre que había adquirido últimamente me escondí detrás de unos arbustos, estiré el cuello para escuchar y poder ver.

- déjame Laura - apartó con furia las manos de ella.

- ¿es por esa mosca muerta, que te hace creer que el hijo que lleva es tuyo? - apreté los labios molesta pero tenía que aguantar para escuchar - ni siquiera tiene un apellido ¿Cómo se te ocurrió meterte con una muerta de hambre que no es de nuestra altura? - respiré y exhale, esta mujer me estaba sacado de mis casillas.

- no la llames así, puede que ella no tenga un apellido de alcurnia pero te aseguro que es una dama, una mujer a quien admirar -miré que Salomón se hizo hacia atrás cuando ella creo intento arañar su cara.

- eres un imbécil Salomón- él la estaba sujetando de la muñeca.

- déjame en paz Laura, suficiente he tenido con todas las malditas llamadas que me haces diario para atormentarme - abrí la boca sorprendida, la mujer misteriosa ¿era ella?

¿Sébastien era de ella que estuvo enamorado cuando iba a terminar con Natalie?, negué con la cabeza, esa mujer era una clasista total él no era así, no le importaban las clases sociales.

- no podías olvidar Salomón - fruncí el ceño - por eso estoy aquí mi amado Salomón para hacerte recordar - la vi que se acercó para besarlo pero él apartó su rostro.

- una vez cometí ese error - la apartó - déjame en paz de una maldita vez.

La sonrisa que le dedicó a Salomón me dio escalofríos.

- creo eso esta difícil Salomón, eres el hombre que amó - él la vio y negó con la cabeza, se dio la vuelta y siguió hasta la casa.

Laura lo observó marcharse y su rostro era de total molestia.

Natalie venía de la casa hacia el jardín y me escondí un poco más.

- Laura, ¿qué haces aquí? Me encontré con Salomón y estaba alterado me dijo que estabas en el jardín.

Silencio.

- Natalie, todo está bien, no te preocupes - ambas mujeres comenzaron a caminar hacia la casa.

Cuando estaba segura que ya no sería vista por ellas, me apresuré hacia la casa, me sentía cansada y me dirigí al cuarto de Sébastien.

Miré hacia todos lados asegurándome que nadie me estaba viendo, entre y me di cuenta que él ya estaba en la habitación, di vuelta a la llave, con esas dos mujeres no podía confiarme.

- Lena, ¿dónde estabas? - lo miré y me di cuenta que estaba molesto.

- en el jardín - me crucé de brazos.

- ahí estaba Salomón ¿estaban juntos?- enarque una ceja al ver que tenía apretada la mandíbula.

- ¿cómo sabes que ahí estaba tú hermano?- me acerqué más a él.

- me lo dijo Laura, que lo vio salir al jardín - tomó mi mano y me atrajo hacia él - ¿Qué pasó entre ustedes Lena?- me enfurecí y empecé a buscar como soltarme.

- suéltame Sébastien - su agarré fue más fuerte.

- dime Lena, ¿qué pasó entre ustedes en el jardín? - suspiré molesta.

- nada Sébastien, ¿te he dado motivos para dudar?

El cerró los ojos.

- es el padre de tu hijo - lo miré - él puede verte, maldita sea, él te tuvo primero, soy su copia defectuosa- fruncí el ceño.

- ¿de qué hablas Sébastien? ¿Crees que estando contigo, volveré a acostarme con él?- me abrazó fuerte- habías superado tú inseguridad, ¿qué pasó?- levanté el rostro y lo vi.

- Lena, no te quiero cerca de mi hermano - fruncí el ceño.

- no sé qué pasó contigo cuando me fui al jardín.

- Laura entró a la biblioteca y me dijo que los vio perderse acaramelados entre los árboles.

- ¿le creíste a ella y dudaste de mi fidelidad?- me revolvía entre sus brazos pero estos se cerraban como bandas en mi cuerpo.

- Lena, muero de celos, es el padre de tu hijo. - me detuve y lo miré - estas temblando, ¿qué pasa?

- creo que mi hijo se adelantó.

- si no me equivocó falta un mes para que nazca.

- si eso falta pero acabo de romper fuente Sébastien - me soltó y camino guiándose con el bastón y tomó el teléfono interno, no puse atención a quien llamaba estaba nerviosa.

La puerta se abrió y entró don Víctor preocupado.

- muchacha, vamos al hospital - miré a Sébastien.

- ¿vienes conmigo?- él agachó la cabeza.

-¿qué puedo hacer por ti Lena? sólo estorbar -este era el Sébastien inseguro que conocí.

- puedes hacer mucho, con sólo tenerte a mi lado sosteniendo mi mano podré hacerlo - el sonrió.

- vamos entonces - me ayudaron a salir de la casa y tristemente me di cuenta que no tenía nada para él bebé aún.

- mi hijo no tiene nada, vendrá al mundo y no tengo como cubrirlo.

- cálmate muchacha, yo me encargo de todo eso, ahora tranquilízate que mi nieto necesitará de toda tu fuerza.

El camino al hospital lo sentí tan largo, el dolor de las contracciones iba acentuándose, apretaba fuerte la mano de Sébastien.

Cuando me reviso el doctor y me prepararon para el parto, sujete más fuerte la mano de Sébastien que no se había apartado de mi lado.

- no te apartes de mi lado en ningún momento, por favor.

- Lena, perdona mis celos, creo la rabia que te causé adelantó el parto - puse mis dedos en sus labios.

- no desconfíes de mi Sébastien, yo sería incapaz de hacerte daño y serte infiel, no confío en Laura y siento que ella quiere separarnos, ¿tuviste algo con ella?- en medio de mi dolor tenía que averiguar si ella era la mujer misteriosa.

- no he tenido nada con ella - apretó mi mano.

- señor póngase esto para asistir al nacimiento de su hijo - cerré los ojos porque mi hijo no era de Sébastien, el calló y con la ayuda de don Víctor se vistió.

- Lena, no seré de gran ayuda ¿te molesta que papá entre? No quiero tropezar y lastimarte.

Me pasé la lengua por los labios.

- Don Víctor puede entrar.

Todo el parto la mano de Sébastien y sus palabras de aliento fueron mi fuerza, cuando sentí que mi hijo vino al mundo no evite derramar lágrimas de felicidad, su llanto hinchó de orgullo mi corazón.




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