Con los ojos del alma [serie Arévalo #2]

Epílogo

Salí al balcón, era una noche muy estrellada, se me antojaba muy romántica, hacia unas horas me había convertido en la esposa de Sébastien, aunque para mi desde que lo conocí fui suya en cuerpo y alma, ahora entendía que cuando lo vi fue amor a primera vista.

- ¿eres feliz mi querida Lena? - sentí como me rodeo con sus brazos, pegue mi cabeza a su pecho.

- muy feliz Sébastien - nos quedamos en un cómodo silencio.

Suspiré y me gire para mirarlo directamente a sus ojos grises que tanto me gustaban.

- ¿seguirás escribiendo? - el sonrió y asintió.

Entregó su libro a tiempo y había logrado una exitosa venta tanto así que el editor le había pedido que escribiera una segunda parte.

- gracias por estar a mi lado y ser mi apoyo - toqué su mejilla.

- gracias a ti por haber luchado por nosotros dos - el cerró los ojos un momento.

- no me arrepiento de nada de lo que hice por tenerte a mi lado - recosté mi cabeza para escuchar su corazón latir. - vengue a Salomón.

Levante la cabeza y lo mire extrañada no sabía de lo que hablaba.

- no entiendo - me soltó y se aferró a la baranda del balcón

- Natalie y Laura no iban a ir por la vida haciendo daño sin tener su merecido, me reuní con el padre de Natalie, le conté que todos los meses fingió estar en coma, le entregué pruebas de la confesión de la gente del hospital que les ayudaba. - fruncí el ceño

- ¿como las obtuviste? - se encogió de hombros.

- mi familia siempre dona cuantiosas sumas a los hospitales y ese donde estuvo Natalie era el principal, hablé con el director, él comenzó a investigar quienes les ayudaron y me los entregó en las manos - sus nudillos estaban blancos - por ellas mi hermano se fue, la culpa que carga Salomón lo ha apartado de mi lado y eso Lena, no se los perdonó.- me acerqué y lo abrace por la espalda.

- debes ganar muy bien en tus libros para poder tener influencias - escuché su risa.

- ¿no sabes quién es mi padre? - me quedé pensativa.

- es don Víctor - el volvió a sonreír

- se podría decir que mi padre es casi el dueño de toda la ciudad, es un hombre muy influyente con una gruesa cuenta, su familia es una de las fundadoras de aquí, la mayoría de las empresas reconocidas de aquí y las sucursales que tienen en el exterior son de él y nuestras - me separe cuando lo sentí moverse - al padre de Natalie no le conviene estar mal con nosotros Lena.

Sentí un estremecimiento cuando me miro, sospechaba que los hermanos eran iguales y no deseaba ser su enemiga.

- Natalie y Laura por primera vez sabrán lo que es ganarse la vida con sus propias manos, León les quitó las tarjetas de crédito, sin las cuales no pueden vivir y todo el amparo que tenían bajo sus alas.

Lo miré a los ojos

- algo me dice que la peligrosa de ellas dos es Laura y está obsesionada por Salomón - él se encogió de hombros.

- ya no son ningún problema para nosotros Lena. -se acercó y me tomó entre sus brazos - te amo Sra. Arévalo, y tengo una petición que hacerle.

- dígame Sr. Arévalo

- regálame una hija - sonreí y lo mire a los ojos.

- será un placer darle una hija, pero Marco aun es un bebé y necesita de toda nuestra atención.

- con solo que no lo olvides no habrá ningún problema en esperar, pero para mientras esperamos podemos pasar practicando para que nuestros deberes nos queden bien hechos - solté una suave carcajada.

- podemos comenzar ahora.

Esos ojos que fueron los que me conquistaron la primera vez que lo vi, se tornaron oscuros, se inclinó y me cargo entre sus brazos, me encantaba mi vestido de novia pero sentía que era una gran barrera para que nuestras pieles se fundieran en una sola.

Era feliz, Sébastien Arévalo, había aprendido a amar a las personas por su interior y por los sentimientos, su ceguera le permitió aprender a conocer a las personas realmente como eran, y de paso me enseño a mí, a una mujer que hasta el día de hoy tenía un apellido verdadero pero eso no borraba mi esencia, la persona que era, la Lena Santa Clara que aprendió a sobrevivir en la vida y a caminar sola, ya tenía mi pareja perfecta para mi camino, un hombre que era mi igual, mi amigo, mi maravilloso amante y sobre todo mi esposo.

¿Podría pedirle más a la vida? la respuesta es no, tenia lo que más había anhelado siempre, una familia.

 




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