Mateo fue mudo testigo del dolor de Violeta, como si llevase el peso del mundo sobre sus hombros. Cuando llegaba a casa se veía de buen ánimo, reía, colaboraba, pero algo, muy en el fondo de su alma, la aquejaba. Ya no hablaba más de Catalina, tampoco ella había regresado a buscarla; se veía solitaria, taciturna y pensativa. Extrañamente el observarla era fuente de inspiración infinita. Mateo describía en sus canciones, la belleza de su sonrisa, la rebeldía de sus rizos, la nostalgia en su mirada, su desparpajo y alegría cuando se peleaba con Martin o cuando perseguía por los pasillos a Rodrigo, cuando la llamaba Bodoque. Sin ser consciente de ello, Violeta se había convertido en su musa y algo más que nunca podría aceptar dada la diferencia de edad entre ambos. Con ella regresaba a su etapa de estudiante, a sus complejos, a sus ilusiones y a sus fracasos.
Se acercaba su cumpleaños número diecisiete y no sabía bien que regalarle, porque no era cuestión de ilusionarla. Las adolescentes resultaban fácilmente influenciables ante su presencia y jamás se perdonaría el hacerla sufrir. Un cantante como el, era visto como un ídolo inalcanzable, había una idealización exagerada, un enamoramiento platónico característico de todo fan y Violeta no resultaba la excepción a la regla.
Tomo su cámara fotográfica y salió al patio trasero. Allí estaban Martin, pataleando en la pileta y su hermana, mojándose los pies sentada en el borde de la misma. Le gusto el efecto que el sol le daba a su cabello mojado. Se veía diferente sin aquellos anteojos que eran demasiado grandes para un rostro tan sutil. Llevaba puesto un traje de baño azul, que dejaba demasiada piel expuesta. Sin que se percatara de ello, capturo con su cámara unas imágenes espectaculares. Las observo en el visor y permaneció pensativo apoyado sobre la pared.
_ ¿Qué hay de interesante en esa cámara? _ le pregunto la muchacha.
_Nada…solo algunas fotos que había tomado. ¿Te saco una?
_Nooo, soy un desastre. _ grito horrorizada_ Ni se te ocurra, Mateo, ni se te ocurra.
Entonces Martin se asomó, la tomo por los pies y la sumergió en el agua. Lo que siguió a continuación fue una seguidilla de imágenes divertidas. Violeta inicialmente intento ahogar a su hermano, pero finalmente, termino jugando traviesamente, olvidándose de la presencia de Mateo. El, por su parte, recordó su niñez, lo mucho que le hubiese gustado tener un hermano. Sus tardes eternas junto a su fiel amigo, el piano, mientras su madre pasaba largas jornadas trabajando como mesera en una cafetería. La vida transcurría rápidamente, el tiempo se agotaba. Debía terminar rápidamente sus canciones, grabarlas, hacer los videos correspondientes y prepararse para su operación.
Vanina, su madre, los llamo para tomar un refrigerio. Los chicos salieron del agua, se colocaron las batas y las ojotas y se sentaron junto a la piscina.
_Ahora te ayudo, ma_ vocifero la joven.
_No salieron tan mal_ comento Mateo.
_Déjame verlas _le exigió Violeta.
_Nop_ afirmo Mateo.
_Déjame verlas_ insistió Violeta.
_Nop_ dijo una vez el muchacho, disfrutando de la situación_ Solo si a cambio, me cuentas que te pasa.
_Es Catalina_ confeso Martin_ Es ella, estoy seguro.
_ ¿Qué sucedió?
Violeta no pronuncio palabra, limitándose a mirar el suelo, como desentendiéndose del asunto.
_Esta boba no te lo va a decir, pero…desde que vino la vez pasada, las cosas cambiaron para mal.
Violeta deseo con todas sus fuerzas sumergir a su hermano en el agua hasta que se pusiera azul. Ese chico tenía la lengua demasiado larga.
_ ¿Es por mi culpa? _ quiso saber Mateo.
_Noooo!!!_ exclamo Violeta.
_Siiiiiii_ le refuto su hermanito_ Es decir, no lo hiciste a propósito, pero, como Cata no puede venir más a casa, se ofendió y ahora se cambio de bando.
_Explícame eso, Martin.
Violeta se puso de pie y se fue a la cocina, de modo contrario asesinaría a su hermano por bocón.
_Violeta no es de las populares, como te habrás dado cuenta. Conoce a Catalina desde primer año de la secundaria y se volvieron inseparables. Pero ahora se siente ofendida, y esta todo el tiempo con las milipilis.
_ ¿Y quiénes son las milipilis? _ pregunto Mateo un tanto confundido.
_Las fashion, las que siempre están en onda, mirándose en el espejo, presumiendo su belleza o el dinero de papá. No sé cómo se unió a ellas. Te confieso que para tener una amiga así de traicionera, mejor no tener ninguna…pero es mi hermana…_murmuro Martin apenado.
_No te preocupes. Este cumpleaños le vamos a dar una sorpresa a todos, ya vas a ver. _ dijo Mateo.
_ ¿Estás seguro?
_Por supuesto, yo soy Mateo Rossi, un famoso cantante ¿No?
_Sip
_Bueno, de algo debe servir. Te lo prometo, va a ser una GRAN sorpresa.
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Editado: 16.06.2025