Con los ojos del corazon

CAPITULO 6 LA PROMESA

¿Cuál es el propósito de una promesa? ¿Acaso la hacemos para obligarnos a nosotros mismos a cumplir con nuestra palabra? ¿Es una forma de declarar en voz alta nuestra endeble voluntad?

Los días transcurrieron tranquilos. Mateo compuso varios temas nuevos y salió camuflado al estudio de grabación. Una vez allí, canto como nunca, poniendo alma y corazón en cada una de sus composiciones. Sentía un extraño hormigueo en el estómago, sensación que no experimentaba desde su adolescencia. Se consideraba inspirado, feliz, con los sentimientos a flor de piel y eso se evidenciaba en sus canciones. Las sesiones fueron grabadas en video, por lo que había suficiente material audiovisual como para hacer varios clips. Nunca había hecho tantos cambios de ropa. Debía hacer el trabajo de semanas en días, porque quedaba muy poco tiempo, pero no permitiría que ello estropeara el momento.

Faltaban los exteriores, algún lugar escondido en el cual ser el mismo. Preocupado y pensativo, Vanina lo observaba desde la cocina. Decidió que era un buen instante para un café y una pequeña charla.

_Buenas noches, Mateo. ¿Acaso algo te inquieta?

_Gracias, señora, muy amable. Usted siempre tan atenta y yo, aquí, instalado en su casa. No sé cómo soporta todas las incomodidades que ocasiono_ dijo Mateo dando un sorbo a la taza de café_ Rico, muy rico.

_Gracias, hijo. No es ninguna molestia. Resulta agradable romper con la rutina un poco, sobre todo después de la muerte de mi esposo. Los chicos están bien, distraídos de tanto dolor, y yo estoy más ocupada, con menos tiempo para pensar y sentir.

_Lo siento mucho, señora.

_ ¿Qué es lo que te tiene tan perturbado? ¿La cercanía a la operación? ¿Tienes miedo?

_No, no es eso.

_ ¿Es mi hija, acaso?

Mateo no dijo nada, dio otro sorbo, deposito la taza sobre el piano y dio un profundo suspiro.

_Te veo, se como miras a Violeta. Puedo estar atareada haciendo mis quehaceres, pero te presto atención, tanta como la que le dedico a mis hijos. No está de más recordarte que eres mayor que ella, además cantante y famoso…eso puede obnubilar a cualquiera. Mi hija puede ser fácilmente impresionable, hacer alguna locura y después te irías, dejándola muy triste.

_Lo sé, señora. Claro que los sé. Despreocúpese, yo jamás le faltaría el respeto a Violeta ni a usted ni a su familia. Ustedes me han recibido, me han escondido, me han cuidado…yo nunca les haría ningún daño.

_Por supuesto. También reconozco tu bondad, pero intuyo que estas sintiendo algo por Violeta. Si me equivoco, te pido perdón. Ella no se ve bonita, se cree rara, no tiene amigos ni es popular. Nadie sabe apreciar sus virtudes, excepto tú, Mateo Rossi, un famoso cantante que, casualmente, también es su ídolo.

Mateo se puso de pie, dio un par de pasos para finalmente agregar:

_Tengo experiencia con las mujeres, varias novias, otras que solo han sido relaciones casuales…pero creo que nunca he sentido algo como esto. Me supera, le juro que pretendo disimularlo, de veras. No deseo que su hija se percate. Le llevo muchos años, ella es una muchachita con tanto por vivir…pero a veces me frustra mucho el ver como la tratan y como ella se siente inferior a los demás. Es divertida, inteligente, con esos cabellos rebeldes que le dan tanta frescura, tiene un aura especial y merece que alguien la quiera y la proteja. Reconozco que a mi lado eso va a ser muy difícil, más aún después de mi cirugía. Me siento solo, no le dije nada a mi madre porque bastante tiene ya con su esclerosis. Está bien cuidada en el hogar, contenida, rodeada por personas con su misma dolencia o con otras peores y yo no puedo agregarle más preocupaciones. Mis amigos solo están cuando hay fiestas, cuando comen y toman gratis…sé que no son verdaderos amigos, pero son todo lo que poseo. Ahora están ustedes, que son mi familia. Rodrigo es el hermano que nunca tuve y Martin, bueno, es Martin, pequeño, caprichoso y travieso. Ojalá yo hubiera crecido en un hogar como este.

_ ¿Tuviste una mala infancia? _ lo interrogo Vanina intrigada.

_Único hijo, con una madre enferma y un padre violento. Lo demás se lo imagina, usted. Por eso, lo primero que hice cuando gané dinero, fue buscarle el mejor lugar a mi madre, que no le faltara nada, que estuviera bien cuidada las veinticuatro horas del día. Yo voy cada vez que puedo, la llamo siempre, es mi fan número uno. Al principio, la fama me deslumbro, los escenarios, las luces, la multitud, la popularidad en las redes sociales…pero todo es efímero. Cuando vuelvo a mi cuarto de hotel, estoy solo. Las mujeres se mueren por dormir con Mateo Rossi, pero después, lo que queda es un vacio enorme. Mi casa es gigante, con varios dormitorios, cine propio, una piscina olímpica, autos costosos…sin embargo, siempre falta algo. Mi mamá no quiso venir a vivir conmigo porque dice que se siente más acompañada con gente como ella y, aunque me duele, tiene razón. Las giras, los shows, la locura, no es vida para ella.

_ ¿Y qué es lo que estás buscando?

_Supongo que ser feliz, como todos. Llegar a casa, que alguien me espere, me abrace…que se yo. Por eso, le recuerdo que su hija para mi es algo especial, pero inalcanzable. Debe vivir, equivocarse, enamorarse, crecer y yo no tengo el derecho a robarle todo eso. La voy a ayudar, dentro de mis posibilidades y luego me iré, será como si jamás me hubiera conocido. Esa es una promesa.




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