Muchas veces confiamos en la persona equivocada y Violeta no sería la excepción a la regla.
La hora de Historia parecía interminable para Violeta, más aún cuando a sus alrededores los buitres rondaban al acecho, entre estos, Catalina. Cambiada no solo en su aspecto físico, sino también en sus modos y diálogos, el anteayer mejor amiga ahora era la archienemiga. Se regodeaba haciendo comentarios sarcásticos en un tono tan elevado, que hasta la mismísima profesora suplicaba silencio y atención. Sus compañeras tampoco colaboraban en calmar los ánimos y violeta se preguntaba ¿Qué había sucedido con aquella niña dulce ¿Había sido siempre así y nunca se había percatado de su bajeza?
Le hubiera gustado tanto regodearse de convivir con un cantante popular como Mateo Rossi, se hubieran muerto de envidia. Sin embargo, había dado su palabra y jamás lo traicionaría, antes muerta. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el vibrar de su celular. ¿Quién sería? ¿Habría sucedido algo en casa? La profesora, salió un instante del salón y aprovecho para husmear un poco. Un mensaje de Mateo, lo abrió.
“Hola, Hermosa. ¿Qué tal tu día?”
Violeta no podía creer la irresponsabilidad de aquel tipo. Se escondía para no ser hallado y le escribía en plena clase, rodeada por adolescentes que se volverían histéricas con solo escuchar su nombre.
“¿Qué haces mensajeándome a esta hora, pedazo de inconsciente?” le respondió enojada.
“Hoy te paso a buscar a la salida. Estate preparada. Tengo unas ganas enormes de comerme una hamburguesa gigante con papas fritas.”
“Estas definitivamente loco” contesto esbozando una gran sonrisa, mientras Catalina la observaba confundida e intrigada. No era común en Violeta esa actitud, ni tampoco ese rubor en sus mejillas.
“Entonces a la salida nos vemos, Viole. Le dije a tu mamá que te robaría por unas horas. Me gustaría mostrarte algo. Chau”.
De ese modo, sin darle posibilidad de agregar nada, Mateo se desconectó.
Intempestivamente, Catalina le robo el celular de sus manos y los mensajes.
_No tiene foto de perfil. Solo un piano…debe tener un rostro horrible y por eso no lo muestra.
Luego, se lo paso a sus cómplices, quienes también los examinaron con avidez.
_Parece que tienes un admirador, Violeta. ¿Quién lo diría, con tales fachas? Debe ser algún Nerd como tu_ vocifero Catalina en medio del salón.
_Eso es asunto mío. ¡Devuélveme el celular ya!!_ le ordeno Violeta con evidente furia.
_ ¿Qué son esos modales? _ grito la profesora.
_Señoritas, creo que la alumna Violeta les está solicitando a viva voz algo que le pertenece.
Las chicas se lo entregaron con total desgano y la situación quedo ahí. La clase de historia continuo mientras Catalina murmuraba a sus nuevas amigas:
_Vamos a ver a la salida quien la viene a buscar a esta.
Violeta observaba el lento correr de los minutos. Sentía un nudo en el estómago, los nervios la consumían viva. Además del temor de que Mateo fuese descubierto, estaba el miedo de estar a solas con él. Suponía que nunca un hombre como el se fijaría en alguien como ella. Sus novias, las de las redes sociales, eran mujeres hermosas y tan famosas como él. Era evidente que no había posibilidad alguna de estar a su altura, siendo ella…bueno, así de especial.
El timbre sonó una eternidad después. La muchacha guardo sus útiles en la mochila y miro por última vez el celular.
“Estoy en la puerta. Es el coche rojo.”
No perdió tiempo en contestar. Deseaba salir de allí lo antes posible, subirse al vehículo y huir de las miradas criminales de Catalina, Analía y Romina, de modo que apresuro el paso y se sumergió en la muchedumbre que pugnaba por salir de la escuela. Detrás de ella, los buitres caminaban a su paso.
Imagino muchas cosas, como meterse velozmente al auto rojo, correr para dejarlas atrás, hacerlas caer al suelo para ganar tiempo. Lo no había supuesto era ver a Mateo, con unos fabulosos anteojos oscuros, una gorra negra, vistiendo unos jeans ajustados y una remera blanca inmaculada, recostado sobre el increíble automóvil regalándole su mejor sonrisa. Se apresuró a su encuentro, le dio un sonoro beso en la mejilla, la tomo por los hombros susurrándole al oído:
_Estas se deben estar volviendo locas. Sígueme la corriente.
Violeta asintió con la cabeza devolviéndole la sonrisa diciendo:
_Gracias por venir a buscarme. No hacía falta.
_Por supuesto que sí. Dame esa mochila_ y poniéndose la bolsa en el hombro, la guio hasta su transporte, le abrió la puerta , dio media vuelta para que las tres muchachas lo observaran de arriba abajo, esbozo su sonrisa matadora y juntos , se marcharon a toda velocidad, dejando tras de sí a la traidora y sus cómplices, muriéndose de rabia.
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Editado: 14.04.2025