Si Violeta amaba a Mateo, ahora lo idolatraba. Jamás se hubiera imaginado que fuese capaz de tamaña estupidez. El, por su parte, la miro regalándose su mejor sonrisa y con ese simple gesto, derrumbaba todas sus barreras.
_Decir que estás loco, es quedarse corto contigo_ murmuro Violeta con evidente felicidad.
_Pero no me vas a negar que valió la pena ver sus caras. Las mate, no me digas que no fue así.
_Bueno…¡¡SIII!! Se quedaron estupefactas. Lo que no entiendo es por qué lo hiciste. La verdad es que no hacía falta_ agrego Violeta un tanto avergonzada.
_A las personas envidiosas, a veces, hace falta darles de su propio chocolate.
_ ¿Que podrían envidiarme ellas a mí? _ quiso saber intrigada ante semejante pregunta.
Mateo continúo conduciendo, seguro tras los vidrios oscuros de aquel auto tan espectacular. No lograba comprender por qué la muchacha no se veía como en verdad era: gentil, alegre, inteligente, divertida, creativa ¿Quién no quisiera tener una chica como ella?
_Igualmente corriste un gran riesgo, Mateo. Podrían haberte reconocido y todo este esconderse durante tantos días seria en vano. No merecía semejante locura de tu parte.
Indignado, el cantante estaciono junto a la acera, detuvo el auto y lo apago.
_La equivocada eres tú, Violeta. Primero, esas tres idiotas, resentidas, cabezas huecas solo viven de apariencias y de hacer daño a los demás. Descargan sus frustraciones e inseguridades en otros, disfrutan de hacer daño, en especial Camila, que se hacia tu amiga y no debe ser más que una muchacha con un interior muy oscuro y retorcido. No podía verte así, como un muerto deambulando por la casa. Debes hacerte valorar, reconocer que eres bella, si, bella, porque hay que estar ciego para no darse cuenta de ello.
Violeta no lograba creer lo escuchaba de labios de Mateo. Se ruborizo, miro por la ventana en un vano intento por no demostrar su vergüenza, pero el cantante, tomo su barbilla y la obligo lentamente a mirarlo frente a frente.
_Nunca escondas tus ojos de mí, por favor. Si supieras por todo lo que he pasado, me entenderías. La belleza es interior. Esto, el cuerpo, la apariencia, se va deteriorando con el correr de los años. Salvo que seas Brad Pitt, solo Dios sabe cómo hace para verse así a los sesenta años. En fin…yo no fui siempre de esta manera, Violeta. Solía ser gordito, con mucho acné, una tanto torpe y olvidadizo, por lo que mis notas no eran de lo mejor. Tenía un padre violento, una madre víctima de sus golpes…yo mismo los recibía…de modo que andaba por la vida con algún que otro ojo morado, moretones por todas partes y mucha pero mucha rabia. Entonces, conocí a mi mejor amigo, Andrés, él pudo ver en mi interior mejor que yo. Me ayudo a valorarme, quererme (porque me odiaba al verme al espejo, te lo juro), y entonces cambie desde adentro hacia afuera. Necesite hacer un viaje a mi interior, el hecho de que mi padre desapareciera de mi vida fue fundamental, y de ese modo me perdone, lo perdone y empecé de cero. Hoy Andrés esta en Australia, tiene una familia, dos hijos…lo extraño un montón, aunque siempre estamos en contacto. Está pendiente de mí, de mi salud y quedamos en que mi postoperatorio lo hare en su casa, cuando ya pueda viajar.
_Eso quiere decir que te iras_ dijo Violeta con una elocuente tristeza en su voz.
_Debe ser así. No puedo seguir inmiscuido en tu vida. Tienes que crecer, vivir tus propias experiencias, aprender a apreciarte, terminar la escuela, equivocarte, caerte y volver a levantarte…VIVIR, Violeta, amar, sufrir e intentarlo una vez más. Arriesgarte, ser feliz. Soy unos cuantos años mayor que tú y no deseo que quemes esas etapas. Resulta indispensable que descubras lo que la vida puede ofrecerte y lo que eres capaz de dar.
Violeta sintió el rostro de Mateo muy cercano al suyo. Aquella situación rozaba lo irreal. Ella, una adolescente totalmente obnubilada por su cantante favorito, a solas con su ídolo. Mil imágenes pasaron por su mente. Sabía que era imposible cualquier cosa entre ellos, pero deseaba con todo su corazón que, por una única vez, todo fuese diferente. Una chica cualquiera, en un rincón de Buenos Aires, junto al hombre que le gustaba. Podía sentir el calor de su respiración, sus labios húmedos, su mirada intensa y cuando creyó que la besaría, un estruendoso golpe en el vidrio oscuro, los devolvió a la realidad.
_Policía. Esta estacionado en zona prohibida_ escucharon decir al oficial.
#3383 en Novela romántica
#1033 en Chick lit
amor desilusion encuentros inesperados, drama adolescentes amor imposible amor, obstáculos y un destino inesperado.
Editado: 16.06.2025