“Every breath you take
every move you make
every bond you break, every step you take
I'll be watching you”.
Violeta y Mateo se detuvieron en un conocido negocio de hamburguesas mientras sonaba The Police en la radio.
_Tres hamburguesas dobles completas con cheddar, papas fritas gigantes, tres gaseosas de lima y aderezos por favor_ ordeno Mateo desde el interior de su auto ante una muy sorprendida empleada_Todo para llevar, por favor. Gracias.
_ ¿Tres?
_La otra es para Teresa, la señora que cuida mi casa. No vamos a caerle de sorpresa con las manos vacías. A ella le encanta el cheddar_agrego sonriente.
De ese modo, Violeta se dirigía a la casa de Mateo Rossi, a su fortaleza privada. El cantante envió un mensaje y el portón automático se abrió silenciosamente. La calle estaba vacía por lo que ingreso con plena tranquilidad. El garaje contaba con seis vehículos, además del que Mateo manejaba, uno más esplendido que el otro.
Era una construcción espectacular, con paredes de piedra, enormes ventanales, muchas plantas, un hermoso estanque y una muralla muy alta que rodeaba todo el lugar, otorgando una privacidad absoluta. Una mujer diminuta, vestida con uniforme rosa, abrió la puerta. Mateo le regalo un fuerte abrazo mientras hacía equilibrio con la mano que cargaba el improvisado almuerzo. Violeta llevaba las bebidas y se sentía una intrusa entrando a un santuario prohibido.
_Teresa, ella es Violeta, la hermana de Rodrigo_ le dijo presentándola.
_Un gusto, señorita.
_Violeta simplemente. El gusto es mío. _ acoto dándole un beso en la mejilla.
_Traje con cheddar ¿Viste que no me olvido? A propósito… ¿Por qué estas usando el uniforme?
_Estaba limpiando el lavadero.
_Te dije que de eso se encargaba la empresa de limpieza. Tenías que cuidar todo en mi ausencia únicamente.
_Es que si no hago nada me vuelvo loca, Mateo.
_Invita a tus nietos. Hace calor, que vengan a la piscina o que vean pelis …mientras no se metan en mi cuarto o en mi despacho, la casa es tuya, ya te lo dije. Bueno, Violeta y yo vamos a comer en el jardín trasero ¿Te nos unes?
_Nooo…prefiero comer en la cocina. Están dando mi novela favorita, la del cantante y la chica_ musito mientras caminaban.
Mateo la miro con una gran ternura y Violeta supo que era lo más cercano a una madre que poseía.
_Voy a subir a buscar unas cosas, Bodoque_ dijo radiantemente_Bajo enseguida. ¿Lo preparaste, Teresa?
_Desde ayer está todo listo. _ le respondió la mujer con orgullo.
_No sé qué haría sin ti. Ya regreso.
Mateo voló subiendo las escaleras mientras sacudía la cabeza, como si quisiese exorcizar algún dolor incómodo. Violeta se imaginó como sería su vida en una casa tan grande estando el tan solo. Fiestas, música, bebidas, chicas…la típica vida de un ídolo. Le costaba vislumbrarlo así, no parecía un hombre de excesos, sino más bien un eterno solitario.
Teresa le mostro la planta baja, el espacioso living, la fastuosa biblioteca en la que podría vivir por siempre leyendo los cientos de libros que había, la cocina, el despacho con un enorme piano en el centro, varias guitarras colgadas en la pared, un escritorio de roble, partituras y más partituras y una única fotografía en un portarretratos. Era la imagen de una mujer un tanto endeble, sentada en una silla de ruedas junto al cantante. “Su madre” pensó Violeta.
Resultaba extraño recorrer aquella casa. Se sentía un enorme vacío, como si faltase alegría, como si todo el peso del mundo oprimiera el edificio. Era difícil de explicar. Mateo nunca hablaba de su enfermedad, no se sabía mucho de eso, no se hablaba de ello, tal vez por temor a incomodarlo o a recordarle su próxima operación.
Almorzaron en el jardín, bajo una enredadera de flores blancas, hablando de bueyes perdidos hasta que fue el mismísimo Mateo el que toco el tema.
_Te preguntaras por que teniendo una casa tan grande fui a vivir con ustedes.
_Supongo que no buscabas espacio físico, sino compañía_ confeso abiertamente Violeta.
_Siempre tan perspicaz, Viole. En realidad…SI, Así es. Tengo todo lo que el dinero puede comprar y quise experimentar el vivir rodeado de una familia, una como la tuya, la que quise tener y nunca tuve. Un padre violento no es precisamente un modelo a imitar, un hogar insano, toxico, una madre enferma…y un hijo abusado físicamente no es esencialmente una familia feliz. En tu casa se respira paz, alegría, la ausencia de un padre muy querido y recordado, sencillez, amor…es muy lindo saberse protegido, que te esperen con la comida en la mesa, ayudar…no sé, me gusta, me hace sentir bien. Quería inspirarme para componer melodías nuevas, un legado quizás.
_Ni modo que te estuvieras muriendo, Mateo_ dijo Violeta.
_Tal vez. Tenía miedo de estar solo, quería olvidarme de todo, como despertarme de un sueño en una vida nueva, una más feliz que la que recordaba. Falta poco para mi operación, unos días nomas…así que esto es casi una despedida.
_Voy a ir a verte, a cuidarte, todos seguro vamos a estar ahí.
_NO, DE NINGUNA MANERA_ agrego enfáticamente mientras la miraba a los ojos_ Esto es una situación meramente circunstancial para ti. Yo me iré y no volveré a entrometerme en tu vida.
_Si es algo tan delicado, debo estar allí, contigo.
_NO_ repitió compungido_Si los veo ahí, no sé si tendré el valor de hacerlo. Piensa que todo esto es un hermoso recuerdo, que soy una de las tantas personas que conocerás en tu vida, un pasajero en un viaje sin retorno.
_No me gusta esa comparación. Yo siempre voy a quererte_ confeso Violeta tímidamente.
_Lo sé, pero necesitas vivir, amar, llorar, reír, equivocarte, CRECER. _le señaló enfatizando la última palabra, tomándola de ambas manos. _No voy a arrastrarte en todo esto, esa es una promesa que hice hace tiempo.
_ ¿A quién?
_No importa a quien. Estos pocos momentos que nos quedan, los vamos a pasar lo mejor posible, sin nubarrones que oscurezcan el cielo. Me llevo ropa para grabar unas canciones y necesito pedirte un favor.
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Editado: 16.06.2025