Con los ojos del corazon

CAPITULO 14 CRECER DUELE

Después de que Violeta escuchara aquella charla intima entre su madre y Mateo, subió las escaleras lentamente para ingresar a su habitación y dejarse caer sobre la cama. Lloro amargamente, mordiendo la almohada para que nadie la escuchase. Imagino como sería su vida sin él y creyó morir de dolor. Posteriormente, se puso de pie, miro por la ventana hacia el infinito y recordó las palabras de Mateo. Quería llevarse bonitos recuerdos, y su dolor y su lastima de nada le servirían. Le pedía que viviera, que creciera, que se equivocara, que construyera un futuro sin él y eso sería lo que haría, aunque le costara la vida.

Por la mañana, Violeta se levantó temprano, se lavó la cara, cepillo sus dientes y se miró al espejo. Había algo diferente en el reflejo que observaba. No era su cabello, aquellos rulos evidentemente tenían vida propia o eran fanáticos de la naturaleza salvaje, tampoco sus cejas depiladas o el cutis diáfano y brillante. No, no era eso. Había algo nuevo, tal vez dolor, quizás un empeño en ser una mujer entera y fuerte…algo nuevo había en su ser, como si hubiese crecido por la noche, pero no en altura, sino en madurez. Corrió al armario, busco un jean, un par de tijeras del cajón del escritorio y corto ambas piernas de tela para crear unos shorts desflecados. Eligio un corpiño con push-up, una remera blanca totalmente lisa y le hozo un pequeño nudo en la cintura para darle mejor ajuste. Se calzo unas zapatillas negras de lona y busco el set de cosméticos: un poco de color en las mejillas, rímel en las pestañas y un toque de brillo en los labios. Por primera vez, se sentía satisfecha con la imagen que el espejo le devolvía. Escucho unos acordes en el piano mientras bajaba las escaleras, el murmullo en la cocina y el olor a tostadas calientes.

Rodrigo fue el primero en verla. Se veía sorprendido.

_ ¿A dónde vas así vestida? _ le pregunto con voz muy seria.

Violeta se miró desde los pies y busco el espejo más cercano.

_ ¿Que ves de extraño? ¿Me puse la remera al revés?

_Esos shorts son muy cortos_ agrego su hermano.

_Rodrigo, déjala en paz. Estas muy linda, hija. Se te ve muy bien_ comento Vanina orgullosa.

_ ¡Te voy a matar, idiota!!_ exclamo Violeta acercándose a su hermano para darle un breve jalón de cabello.

_¡¡Ayyy!!_ se quejó el muchacho riéndose sonoramente.

_Nos vamos a casa de Mateo_ confeso Vanina, sirviéndole una taza de café con leche. _Es una invitación para todos, un día para olvidarnos de las preocupaciones y disfrutar. Anda y avísale a Mateo que deje el piano y venga a desayunar con nosotros.

Violeta se dirigió hasta su encuentro y se detuvo unos instantes para observarlo. Los dedos bailaban ágilmente sobre las teclas mientras tocaba una melodía muy dulce y triste. Estaba completamente concentrado, su cabello revuelto, los ojos fijos en el teclado y el pensamiento lejano, muy lejano. Aguardo un minuto hasta que hubo finalizado y lo saludo:

_Buenos días.

Mateo levanto la mirada y esbozo su mejor sonrisa (aquel atuendo que ella vestía definitivamente era el correcto). Nunca la había mirado así.

_Hola…estas muy linda hoy.

_Gracias, ya está el desayuno preparado.

_Bueno, vamos.

El resto del día resulto de lo más agradable. Teresa ya los aguardaba desde primera hora de la mañana. Se veía muy feliz de tenerlos a todos allí. La casa había estado vacía por varias semanas y resultaba bueno un poco de bullicio, música y juegos de PlayStation. Mateo, definitivamente, atesoraría esos momentos en su corazón.

Vanina y Teresa conversaban a la vez que compartían unos mates amargos. Por su parte, Rodrigo y Martin jugaban video juegos en la pantalla gigante, gritando, burlándose del otro y festejando cada carrera ganada.

Sentado en un rincón del jardín,Mateo escribía unos melodiosos versos a su vez que Violeta, jugueteaba dibujando junto a la piscina.

_ ¿Que hay en ese papel? _ quiso saber el cantante bastante intrigado.

_Nada importante_ dijo Violeta, cerrando el cuaderno rápidamente.

_Dale…déjame ver_ le pidió una vez.

_Nop, nada

_Dale, Violeta, quiero ver_ le pidió por segunda vez.

Ella abrió tímidamente el cuaderno. El rostro de Mateo, con la mirada triste y perdida, ocupaba toda la página.

_Lo quiero_ le dijo el cantante.

_ ¿Qué cosa? _ le pregunto consternada.

_El dibujo que hiciste, ese_ agrego señalándolo con el libro_Lo quiero-

Violeta arranco la página y Mateo lo miro satisfecho. Luego, se dirigió a su despacho, saco un portarretratos del cajón y coloco el dibujo sobre la fotografía. Lo acomodo junto al retrato de su madre y sonrió.

_ ¿Dónde lo pusiste? _ quiso saber Violeta.

_Donde siempre pueda verlo_ y sin más, volvió a su rincón para continuar componiendo.




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