Con los ojos del corazon

CAPITULO 23 LOS PREPARATIVOS

_Debe estar listo para hoy, Rodrigo_ le dijo Mateo un tanto preocupado.

_Estamos haciendo todo lo posible. No te pongas nervioso.

_ ¡No pedí nada espectacular! Simplemente que estuviera para hoy.

Mateo camino de un lado al otro en la habitación agarrándose el cabello con las manos, evidenciando su ansiedad. Se veía tenso y ofuscado.

_No le puedo fallar, no le puedo fallar…_ repetía una y otra vez.

Rodrigo lo observaba con preocupación. Anteriormente había manifestado síntomas de su enfermedad, pero esta vez, era realmente preocupante.

_Te va a hacer mal. Falta poco para que te operes, no cometas una locura que podría costarte caro.

_No le puedo fallar_ repetía una y otra vez. Mateo se apoyó en el respaldar de la cama y dejo caer la cabeza hacia adelante. Rodrigo corrió a socorrerlo. Lo recostó y le toco la frente: ardía. Inmediatamente busco su celular y marco el número del médico personal del artista. Le explico la situación y quince minutos más tarde, el doctor se hallaba en el domicilio, atendiendo a su paciente.

_Tiene un pico de stress, se ve muy ansioso, quizás producto de la cercanía a la intervención. Sería bueno que descansara por hoy. Que se quede en reposo en su dormitorio. No es necesario que duerma todo el día, sino que se relaje. Le recete unas píldoras que debe tomar cada 8 horas y cualquier cosa me avisan a mi número, como siempre. El lunes sin falta, se interna y veremos con que bueyes aramos.

_ ¿Usted qué cree, doctor? ¿Cuál es el pronóstico? _ quiso saber Rodrigo.

_No sabemos con exactitud el tamaño del tumor. Podría dejar alguna secuela, eso ya se lo advertí al señor Rossi. Los estudios no mienten y no podría dar un diagnostico cien por ciento fiable. Estos tumores suelen ser una sorpresa, tanto buena como mala. Esperemos que todo resulte como debe ser y que no sea más que un mal recuerdo. El señor Rossi insiste en estar solo, pero, personalmente, el apoyo moral es muy efectivo en estos casos.

_Muchas gracias, doctor. Lo tengo al tanto de la evolución de Mateo.

_ ¿Se puede saber que lo llevo a este pico de stress?

_Supongo que no quiere fallarle a alguien que aprecia mucho. Se exige demasiado, es un cabeza dura clase número uno. Buena persona, el mejor ser humano que conozco, pero testarudo como el solo.

_Puede ser todo lo mismo, Rodrigo. Nos vemos entonces.

Violeta espero afuera de la habitación junto con Martin. Se veían muy preocupados.

_ ¿Qué podemos hacer por él, doctor? _ le pregunto la muchacha apenas salió el médico de la habitación.

_Que descanse, falta poco para la cirugía y no necesitamos ningún tipo de complicación. Ustedes deben saber que la situación es muy delicada. Mateo tiene esa especie de fijación de dejar un legado, como si su vida fuese a terminar en cualquier momento. Es riesgosa la operación, muy difícil, eso es seguro, pero necesita ser optimista y encarar el futuro con energía. ¿Me explico?

Violeta comprendió entonces por qué lo llamaba Rubén. Era mucho más sencillo que dar tanta información. Ella ya había googleado el tema, y las imágenes resultaban aterradoras. No deseaba ni pensar en ello, por lo que se sacudió la cabeza, como si con ese simple gesto lograra exorcizar sus demonios. Martin se retiró en silencio, se sentó en el sofá, tomo su celular y se sumergió en su mundo, pero conservando la mirada vidriosa y ausente.

Mateo dormía profundamente en la habitación de Rodrigo. Se veía sereno y calmado. Violeta se sentó a su lado y lo observo con evidente veneración. Dos horas más tardes, el cantante volvía a abrir los ojos y le regalaba su mejor sonrisa.

_ ¿Qué haces aquí? _ le pregunto.

_Estaba aburrida y me quede a verte un rato_ le respondió sarcásticamente.

_Los asuste, lo lamento_ dijo compungido.

_Somos …familia, nos ayudamos unos a otros, estamos para apoyarnos mutuamente, aunque te cueste aceptarlo.

_Yo hace años que estoy solo_ confeso amargado.

_Pues vas a tener que acostumbrarte a nuestra presencia.

_Me prometiste algo_le advirtió señalándola con el dedo índice.

_Lo sé, pero el doctor recomienda que estés acompañado.

_Una promesa es una promesa.

_Prometí que te esperaría y eso hare. Te doy mi palabra.

Violeta sabia íntimamente que jamás podría olvidarlo y, mucho menos, dejarlo solo. Mateo la necesitaba y buscaría la manera de estar a su lado a pesar de cualquier obstáculo. Esa era la promesa que se había hecho a sí misma.




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