La clase se volvió loca, completamente loca. Analía, Catalina y la otra, desean comerse cruda a Violeta, como si fuese un delicioso trozo de carne. La furia y la envidia les brotaba de los poros evidenciándose en sus rostros rígidos e impávidos, una mezcla de sorpresa y desazón. El resto del alumnado estaba gratamente impresionado. ¿Quién conocía a un artista tan famoso? ¿Quién era protagonista de un videoclip? ¿Quién hablaba por teléfono con alguien tan reconocido con semejante desparpajo? Únicamente, Violeta. La mañana en el salón transcurrió rápidamente, aunque la muchacha paso del enojo a la completa y absoluta vergüenza.
No podía negarse que la canción era bella, muy delicada y triste, una típica balada de amor.
“En cada rostro que miro,
Solo veo tus ojos,
En cada voz que escucho,
Solo recuerdo la tuya.
Tu recuerdo me acompaña
En cada paso de mi vida,
Como una eterna sombra,
Como la esperanza perdida.
En cada tramo del camino
Son tus pasos los que me guían,
Por un largo sendero de espinas
Que caracteriza mi vida.
Porque eres tú amor mío,
Mi razón y mi destino,
Porque eres tú, amor mío,
Esta canción y mi energía.
En cada fotografía
Se destaca tu sonrisa,
Tu mirada de niña,
Tu firmeza de mujer,
Tus consejos, tus desvelos,
Que reconfortan mi ser.
Tengo un baúl repleto
Con esas fotografías,
Tomo una cada día
Para tener el coraje
De seguir adelante,
Porque sin ti, querida mía,
Yo nada seria.
Porque eres tú amor mío,
Mi razón y mi destino,
Porque eres tú, amor mío,
Esta canción y mi energía,
Lo que necesito
Para seguir adelante,
Para ordenar este caos
Que es mi vida,
Porque eres querida mía,
Mi valor y mi alegría,
El amor y la sabiduría.
No me dejes solo,
En este mar de confusiones
Que es mi caótica vida.”.
Pero las cosas no terminarían ahí. Era cierto que Mateo había dicho que se verían a la hora de la cena, eso lo habían escuchado todos. Cuando el timbre de salida sonó, Violeta se apresuró a tomar sus útiles y huir despavorida del salón. Camino apresurada entre la multitud, pujando por encontrar la puerta de egreso. Había un tumulto inusual, un murmullo que se extendía como una ola, un enjambre de estudiantes agolpados junto a una limusina blanca. Entre ellos, entre las decenas de alumnos improvisadamente reunidos, se destacaba una voz conocida.
“Imposible” se dijo Violeta, “Si tiene dos dedos de frente no se va a …no, no puede ser. Debo estar confundida. Me voy derechito a casa”: Entonces escucho una voz, SU voz.
_Hey, Viole. No te vayas_ le grito con alegría.
“Lo voy a matar. Juro que lo voy a matar” se repetía para sí misma. Si, en medio de la muchedumbre, Mateo Rossi se hallaba firmando autógrafos y sacándose selfies. Todos se dieron vuelta para ver quién era la tal Violeta y allí esta ella, nuevamente, expuesta y avergonzada. Esbozo una rígida sonrisa, de esas en las que uno estira los labios mordiéndose los dientes con rabia y se aproximó al gentío.
_Hola_ la saludo, caminando hacia ella, mientras los demás estudiantes hacían lugar- Te vine a buscar porque tenemos una sesión de fotos.
_ ¿Eh? _ inquirió sin comprender lo que el cantante decía.
_El video es un boom, hay que sacarse fotos y esas cosas.
_Ni loca…bastante me expusiste ya. Además, se suponía que nos veríamos en la cena_ murmuro un tanto enojada.
_ ¡Vamos, chicos, ayúdenme a conversarla!¡Viole!¡Viole!¡Viole! _ inmediatamente los alumnos repitieron su nombre una y otra vez y ella, incrédula, no tuvo más opción que aceptar con la cabeza, asintiendo silenciosamente, vencida por lo bizarro de la situación.
Mateo la tomo de la mano y la guio hasta la limusina. Se subieron al vehículo y se retiraron dejando tras de ellos a la multitud sorprendida. Catalina, a lo lejos, miraba el espectáculo maldiciéndola y jurándose que la haría pagar ¿Por qué causa? NO había motivo alguno evidente, simplemente necesitaba verla sufrir, y se aseguraría de ello.
#3392 en Novela romántica
#1037 en Chick lit
amor desilusion encuentros inesperados, drama adolescentes amor imposible amor, obstáculos y un destino inesperado.
Editado: 16.06.2025