Con los ojos del corazon

CAPITULO 26 ACEPTACION

La vida es una mezcla de sin sabores, una continua red de pruebas que debemos sortear para lograr el éxito y, como decía Twain, alcanzar la aceptación. Violeta solo deseaba pasar desapercibida, ser una abeja más en medio de un gran enjambre, porque tenía miedo. Se sentía horrorizada de verse expuesta, le disgustaba sobresalir, destacarse, eso la llevaba a un lugar incómodo. El verse admirada en ese video la obligaba a enfrentar sus peores dudas, sus más oscuros temores. Sentada allí, en esa enorme limusina, con decenas y decenas de estudiantes anhelando ocupar sus zapatos, se creía diminuta, como si en cualquier momento fuese a desaparecer. Entonces, lo observo a él, a Mateo, a su amor imposible. Recordó la cruel condena que pesaba sobre sus espaldas, su doloroso pasado, su vida vacía y solitaria y sonrió. Le causaba una infinita ternura el verse reflejada en su mirada, en esos ojos verdes y dulces. Parecía un niño encandilado con un juguete nuevo y no tenía el coraje necesario para desilusionarlo. Después de todo, el solo quería hacerla feliz y eso, era suficiente. Mateo anhelaba compartir su mundo y le quedaba muy poco tiempo. El riesgo era altísimo, las consecuencias, impredecibles. Dedujo entonces que sus miedos eran solo eso: inseguridades estúpidas que debía enfrentar del mismo modo que él lo hacía. Si allí estaba, era porque su familia lo aprobaba.

_ ¿A dónde vamos? _ le pregunto para romper el incómodo silencio.

_Nos tomaremos unas fotografías para el próximo video. Será la continuación de la historia.

_Supongo que mamá…

_Ella dio el ok. Rodrigo nos espera junto con Martina en el estudio. Va a ser divertido, te lo prometo.

_De acuerdo_ acepto con resignación.

_ ¿Y Martin?

_Vanina lo llevaba al dentista. No podían perder el turno. Nos veremos todos en mi casa. Teresa te preparo una de sus tortas. Te va a encantar.

_ ¿Y después? Porque presiento que hay más.

_Bueno…nos invitaron a un programa de tv. Es uno que se ve mucho pero aun no di el sí.

_Yo me quedo tras las cámaras, Mateo. Esto ya es demasiado para mi. A mamá no le va a gustar que aparezca en los medios.

_Demasiado tarde, Viole, ya lo hiciste.

_ ¿Y cómo hiciste para convencerla?

_Hablamos y coincidimos en que te obligaría a salir de esa burbuja en la que vives, escondiéndote de todos y del mundo, como si fueses un bicho raro. Eres hermosa, divertida, interesante. Todos lo ven, excepto tú. Es francamente, exasperante.

_Nunca lo había pensado de esa manera_ murmuro Violeta en voz muy baja.

_Mi regalo en el día de tu cumpleaños es más que un video, es el eterno recordatorio de tu verdadero ser. Yo no sé si estaré vivo la próxima semana, o si estaré consciente. Tampoco sé si volveré a verte, oírte o si caminare o si seré un vegetal. Quiero vivir esto contigo.

Entonces lo comprendió todo. Era una larga despedida. El estaba aterrorizado, al igual que ella, y con justa razón.

_Mis últimos recuerdos estarán a tu lado. Quiero llevarme eso en la memoria_ agrego con completa honestidad.

Ella lo abrazo fuerte y sorpresivamente, escondiendo la cabeza en su cuello y suspiro en un inútil intento por liberarse de una angustia gigante. Así permanecieron por un largo tiempo, en silencio, estrechados en los brazos del otro.

_Señor, llegamos_ dijo el chofer deteniendo el vehículo.

_Gracias, Oscar.

La sesión de fotos resulto más que divertida, fue totalmente extravagante. Comieron, bebieron, rieron, posaron solos, tomados de la mano, junto a Rodrigo y Martina, un recuerdo memorable. Ya después digitalizarían las imágenes para aparecer almorzando en Paris o caminado por alguna calle londinense. Había material para varios videos.

_Quiero algo_ le pidió Violeta a Mateo.

_Lo que desees_ dijo el convencido.

_No tengo fotos contigo. Tú tienes muchas mías y yo, ninguna.

_Ok, un minuto. _el cantante hablo con el fotógrafo unos instantes para luego regresar_ Listo_ agrego triunfante.

_ ¿Cuál es mi fotografía?

_Todas, la sesión completa. ¡Feliz cumple, Viole!

La muchacha aceptó acompañarlo a la entrevista. Los cuatro marcharon en la limusina sumergiéndose en las bulliciosas calles porteñas. Mateo sería el único interpelado mientras los otros tres observarían detrás de cámaras. El conductor, Sergio Chávez, era un excelente periodista, hombre serio y respetado en el ambiente televisivo, por lo que la charla fluyo amenamente. Al ser un programa en vivo, la audiencia se medía minuto a minuto, y la presencia del cantante hacia arder el rating. Una oleada de murmullos se extendió rápidamente haciendo de Violeta el foco de observación.

_Unas imágenes circulan por la red. La verdad es que me parecen que fueron subidas con una intención ofensiva. ¿Las has visto? _ quiso saber el conductor.

_No, Sergio, no tengo idea. Me estoy enterando ahora mismo.

_Bueno, se están volviendo virales.

_ ¿Puedo verlas?

_Si, por supuesto. Acá esta mi celular, Mateo. No las pongo al aire por respeto a la muchacha en cuestión.

Violeta, Rodrigo y Martina encendieron los suyos y allí estaba: un video con las peores fotos de Violeta, aquellas que reflejaban sus más incomodos temores. Un silencio atroz inundo el estudio. Mateo la busco entre la gente con la mirada y ella, tomo coraje, asintiendo con la cabeza.

_ ¿Las ponemos al aire? _ le pregunto en vivo el señor Chávez.

_Si_ respondió Mateo.

Era un video francamente desagradable por su intención de ridiculizar a Violeta. Música de mal gusto, mensajes como “Ridícula”, “Fea”, “Fenómeno”, un cruel intento por ofenderla.

_Quien hizo esto, realmente odia a esta niña_ sentencio el conductor.

Mateo se sentía furioso, aquel momento paso de ser una charla cordial a una situación dolorosa. Hubiera salido corriendo de allí para llevarla muy lejos y evitarle semejante humillación.

_A veces los jóvenes son muy hirientes_ confeso Mateo indignado_ Esta muchacha es una gran amiga, hermana de otro gran amigo mío. Es evidente que la persona que hizo esto solo es envidiosa y traicionera. Sabemos perfectamente quien es y cuáles son sus intenciones. Si me hubieran tomado fotografías a esa edad, tampoco hubiesen sido muy agraciadas. Yo era un niño pobre creciendo en un ambiente violento, con un padre golpeador y abusivo. Demasiado delgado por el hambre, con continuos ojos morados, escondiéndome de todos como si la culpa fuese mía. Hoy lo sé y lo acepto. No era mi culpa ni la de mi madre. Estas fotos que ven aquí, no reflejan el alma de esta chica, ni siquiera son capaces de acercarse a su verdadera belleza. ¡Vamos, hombre! ¿Quién no tuvo acné juvenil o se veía extraño mientras crecía? Señores, la red está repleta de estos haters.




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