Violeta termino su cumpleaños en casa de Mateo, rodeada de sus seres queridos. Teresa preparo una torta espectacular, cosa que la agasajada aprecio mucho. Atrás habían quedado las preocupaciones, los complejos y las culpas. El cantante llevaba días sin mencionar a Rubén, hecho que aliviaba a Violeta, si bien la fecha de la cirugía estaba muy próxima. Disfruto de cada momento como si fuese un apreciado tesoro, guardando en su memoria cada gesto, cada risa y cada mirada.
Regresaron a casa muy tarde esa noche. Violeta llego cargada de regalos y hermosos recuerdos. El cantante le entrego una cajita conteniendo unos aretes de preciosos, los cuales había sido elegidos por el en persona, junto a una tarjeta con el mensaje “NO ME OLVIDES”. ¿Cómo iba a hacerlo si su vida giraba en torno a el? Le dolía el alma de solo pensar en no verlo más. Un año era mucho tiempo, demasiado…si tan solo ella fuera mayor. Sin embargo, no se podía vivir de supuestos, las cosas eran así y necesitaba enfrentar la realidad como un adulto más.
Mateo prefirió quedarse en su casa esa noche. Necesitaba organizar sus papeles, hablar con Teresa, dar los últimos detalles a su abogado antes de internarse. Sin embargo, la mañana transcurría tranquila. En la escuela, las milipilis no daban rastros de vida. Violeta se había convertido en el tema del día, su aparición en el programa de televisión, su cercanía a Mateo, como el la había tomado de la mano, su protección y admiración. Para Violeta, lo más importante era su salud, el resto le parecía totalmente irrelevante. La fama es algo efímero, y la muchacha lo sabía. No se preocupaba por el ídolo, sino por el ser humano detrás de la figura.
Entonces, de pronto, de la nada, Bruno grito:
_ ¡Secuestraron a Mateo Rossi!
_Estás loco, Bruno_ le reprocho Violeta.
_Lo dicen las noticias. Hay una filmación. Miren todos.
Y así era. Se veía a Mateo bajando de su automóvil siendo sorprendido por dos delincuentes. Rápidamente fue introducido dentro de una camioneta negra que se alejaba a gran velocidad. La muchacha marco su número de teléfono, pero nadie respondía. Minutos después, Rodrigo se acercaba al establecimiento para retirarla en medio de una ola creciente de especulaciones y disparatadas suposiciones. Las horas se sucedieron turbias y enredadas. La casa de Violeta se había convertido en un cuartel de operaciones intentando tener noticias de los sujetos que retenían al cantante. ¿A quién le pedirían rescate? ¿Con quién se comunicarían para dar las condiciones de entrega del dinero?
_Mama, no soporto esperar de brazos cruzados. Tengo que hacer algo, me voy a volver loca.
Vanina intentaba calmarla, pero sabía bien que resultaba imposible. La situación era muy delicada, más aun, teniendo en cuenta el precario estado de salud del cantante. La policía había tomado cartas en el asunto, interviniendo teléfonos, tomando declaraciones a los testigos mientras aguardaban alguna llamada, porque para todos aquello era un secuestro extorsivo.
La noche llego sin novedad alguna. Violeta se sentó en el patio intentando trazar una hipótesis, imaginando como se encontraría Mateo y no podía frenar una catarata de lágrimas incontenibles. Había mirado la filmación diez veces, veinte, treinta y aun así, había algo que no le cuadraba. Estaba a la vista, delante de sus ojos, pero no podía distinguirlo.
_Viole, hay alguien afuera con un mensaje para ti_ le susurro Martin al oído.
_Hoy no estoy de ánimos, Enano, que venga otro día.
_Dice que es urgente y muy importante. Solo te lo entregara a ti…yo supuse que con todo lo que está pasando, a lo mejor…
_Tienes razón, Enano. Ya voy.
Un muchachito menudo y algo delineado emergió entre las sombras, le acerco un trozo de papel y huyo corriendo. Violeta lo abrió rápidamente:
“AHORA ES MIO”, decía escrito en letra de imprenta. Ella intento imaginarse la situación, a Mateo atado de pies y manos, en una habitación oscura y solitaria y bufo de rabia. Corrió al patio, tomo su celular para hablar con la policía, pero la filmación del secuestro estaba en marcha. Entonces, observo el vehículo. El hombre que tomaba a Mateo tenía una dificultad en la pierna derecha como…EL RENGO.
Rodrigo llegaba de la estación de policía sin ninguna noticia satisfactoria. Se sento a su lado. Se veía cansado, preocupado y vencido.
_Ro, es el rengo._murmuro Violeta.
_¿Quien, Bodoque?¿Quien es el tal Rengo?
_Te acordas de aquel muchacho que pretendía a Catalina, el que vivía en la villa. Ese que parecía un delincuente.
_No me vas a decir que es el, hermana. Es una acusación muy seria.
_Míralo así. Pusimos en evidencia a Catalina frente a las cámaras. Soy el centro de atención, sin desearlo obviamente, pero las cosas se dieron de esa manera. Mateo, nuestro ídolo, es mi amigo. El Rengo, el video que subieron a la web…
_No puede ser, Viole. Es una locura.
_Mira, la única forma de saberlo es buscándolo.
_ ¿Donde? _le pregunto Rodrigo poniéndose de pie mientras observaba detenidamente la filmación.
_El suele parar en un taller mecánico a pocas cuadras de aquí.
_Esto es un disparate, Bodoque.
_Locura es que un hombre enfermo este secuestrado en manos de estos animales. ¿Me acompañas o no?
_Hay que avisar a la policía, nena.
_Vamos, nos fijamos y les decimos. No tenemos pruebas, Rodrigo, pero tampoco me voy a quedar de manos cruzadas.
_¿Tanto lo quieres, Violeta?
_Daria mi vida por la de el.
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Editado: 26.06.2025