Con los ojos del corazon

CAPITULO 29 UNA DEBE CUIDARSE

Violeta observo la rabia en los ojos de Catalina, un dejo de fanfarronería y aires de superioridad desconocidos hasta entonces, evidenciaban el espíritu malvado de aquella antigua amiga. Rodrigo busco a su alrededor soslayadamente algún objeto con el cual atisbarle un golpe al Rengo.

_Total y absolutamente patética tu actitud, Cata. Sin embargo, no debería estar sorprendida. En el fondo sabía que eras una cobarde y una traidora, solo que me costaba aceptarlo. ¿Por qué? ¿Por qué yo?

_La respuesta correcta es: porque se me antoja. Cuando fui a tu casa aquella tarde, estabas acompañada y me mentiste en la cara. ¡A mí! ¿A tu mejor amiga!¡Me mentiste, estúpida!!_grito la muchacha_ Era el, ¿verdad? ¿Él estaba allí?

_Si. Él estaba conmigo, en mi casa, viviendo bajo mi techo. Sí, siempre fue él y siempre lo será. _respondió Violeta decidida.

_Es evidente tu amor por él. Lo reconocí en tu cara. Nunca te había visto tan radiante, tan bella. Entonces me junte con aquellas idiotas. Consumen cualquier cosa, están perdidas las taradas, esas. El Rengo me conseguía lo que ellas querían y yo se los vendía a muy buen precio. Es un negocio muy rentable, las drogas son un camino de ida y los que entran en el gastan, gastan y gastan…y nosotros nos llenamos los bolsillos.

_Pero Mateo es inocente, no tiene nada que ver con esto.

Rodrigo se acercó lentamente hasta la mesa de hierro donde se encontraba una llave francesa mientras decía:

_Son dos pobres tipos, Viole. Por dinero son capaces de vender a su madre.

_Si hay plata, todo es negociable_ agrego el Rengo apuntándole con el arma.

_A Mateo le gustas, no entiendo por qué, pero le gustas. ¿Sabes a quien nombraba hasta hace un rato? A ti, decía tu nombre en medio de su inconciencia y de pronto…cayó al suelo como una bolsa de piedra, sin que le hiciéramos nada. Un poco débil tu ídolo.

_ ¡Esta enfermo, idiota!!!!Si no lo llevamos al médico morirá…y no podremos salvarlo.

_De veras lo quieres, Violeta. ¡Te enamoraste por primera vez!!! Se suponía que me lo contarías a mí, a tu mejor amiga, pero me dejaste en ascuas.

Catalina continúo hablando y Violeta simulo escucharla. Su mente estaba muy lejos de allí, intentando escapar de aquella situación. Mateo estaba mal, muy mal, no había tiempo que perder. Era cuestión de minutos. Busco disimuladamente en el bolsillo de su chaqueta el pequeño aerosol que siempre llevaba escondido. Miro fijamente a Rodrigo, levanto la ceja izquierda y de pronto, de la nada, extrajo la mano del bolsillo y apunto el gas pimienta a los ojos de Catalina y el Rengo. Rodrigo tomo la llave inglesa de la mesa y golpeo con fuerza la mano del delincuente obligándolo a soltar el arma y le asesto otro impacto en la frente, de modo que este cayó al suelo de rodillas. Violeta empujo a Catalina y esta, confundida y medio ciega, salió del taller cubriéndose los ojos mientras maldecía y gritaba toda una gama de improperios e insultos. Las sirenas de la policía sonaban muy cerca y Rodrigo sonrió satisfecho ya que había tenido la precaución de avisarle al comisario antes de entrar al local. Los delincuentes fueron apresados y un grupo de paramédicos subió al cantante a la camilla. Violeta no se separó de Mateo ni por un instante, se sentó junto a él en la ambulancia sosteniendo su mano, rogando por su pronta recuperación. El resto de los acontecimientos se sucedieron en cámara rápida: una internación inmediata, la llegada de su familia a la clínica, la espera hasta escuchar el parte médico, los medios de comunicación agolpados a la puerta del nosocomio y la espera angustiante, esa que oprime el alma. Un doctor se aproximó a la familia para darle los detalles del estado del paciente. Habían llegado justo a tiempo, la cirugía se adelantaría de manera urgente.

_ ¿Dijo algo? _ pregunto Violeta con los ojos llenos de lágrimas.

_El paciente solo desea ver a una persona.

_¿A quién?_ pregunto Rodrigo.

_Solo pide por Violeta.




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