CAPITULO 34 ¿DE DONDE SACO FUERZAS?

Violeta tomo una mesita que se hallaba en un rincón, abrió la puerta del baño y la ingreso. Posteriormente, fue al guardarropa del cantante y busco: ropa interior y pijamas, cosas que también terminaron en el cuarto de baño. En cuestión de segundos, todo estaba listo para que se higienizara. Teresa observaba perpleja como esa muchacha menuda y aparentemente frágil, dominaba la situación mientras Mateo escuchaba todo sin entender nada. Se sorprendía de su fuerza de voluntad y de su entereza, aunque, si la miraba a los ojos, podía ver el gran dolor que estrujaba su alma.

_Bueno_dijo finalmente_Ahora se va a levantar, se duchará, se lavará esa cabeza que parece un nido de pájaros más que una cabellera y almorzará como corresponde sin arrojar nada y luego hablaremos.

_ ¿Usted quien se cree?¡A mí no me manda nadie! _ le grito un Mateo desconocido y fuera de si_Puede irse por donde entro, harpía. _ y tomo una de sus almohadas y la arrojo hacia la nada. El hombre luchaba desde su oscuridad infinita por expulsar al intruso que alteraba su natural depresión.

Violeta se acercó a la cama mientras unas cataratas de lágrimas bañaban sus mejillas, respiro profundamente para ocultar su voz quebrada y respondió amenazantemente:

_Usted no es dueño de nada, ni de la ropa que lleva puesta. A partir de este momento, usted respira porque yo quiero que lo haga. Su recuperación está en mis manos y me importa un bledo si me odia o no soy de su agrado. Va a levantarse y se sacara ese olor a bestia que lleva encima para volver a ser un ser humano. Si no puede por sus propios medios, lo llevo yo, lo desnudo y le lavo bien sus …su cuerpo, completo…no sé si me explico.

_No se va a atrever_agrego confundido.

_Póngame a prueba y vera. No tiene la menor idea de lo que soy capaz de hacer cuando me lo propongo.

Así, un poco refunfuñando y otro poco maldiciendo, el cantante se puso de pie, busco su bastón y permaneció buscando a su interlocutora.

_ ¿Dónde está, bruja? _ quiso saber enojado.

La muchacha se tapó la boca con ambas manos, intentando controlar su llanto y lo observo en silencio. ¿Cuándo su amor se había convertido en un despojo? ¿Cómo podría ayudarlo sin que supiera su identidad y que sucedería en caso de hacerlo?

_Estoy aquí, a su derecha, esperando que ingrese al baño. Junto a la ducha coloque la ropa perfectamente doblada y junto a ella un desodorante y talco perfumado. Cuando haya terminado, comerá algo, como corresponde. Si llega a arrojar la comida nuevamente, le prometo que se lo hare levantar. El hecho de estar ciego no le otorga la facultad de humillar a los demás: como nos trate a todos, será tratado. Por el momento, su actitud deja mucho por desear. Necesitará sumar muchos puntos para conseguir algo de cordialidad de mi parte.

_Usted me puede…_quiso decir Mateo, pero Violeta agrego tajantemente:

_El vocabulario obsceno tampoco le ayudara…y usted no tiene ni idea lo verborragica que puedo ser_le musito al odio de manera intimidante.

La muchacha se preguntaba una y otra vez de donde había sacado esa rudeza inesperada ¿Seria el amor? ¿La desesperación quizás? ¿La impotencia al ver a Mateo tan entregado al abandono? ¿Por qué demonios nadie le había dicho lo sucedido? Tal vez hubiera sido de ayuda, a lo mejor no hubiese llegado a ese punto…Sin embargo, el reprocharse, interrogarse, nada era útil. Ella solo necesitaba expulsarlo de su ostracismo y darle una razón para vivir.

Con suma dificultad el cantante avanzo y se sostuvo de la puerta tanteándola para asegurarse de ir por el camino correcto. La ducha ya estaba abierta y el agua caliente corriendo salvajemente.

_ ¿Necesita ayuda? _ le cuestiono Violeta intentando ocultar los deseos de correr a su encuentro para guiarlo.

_Primero muerto antes que usted me ponga un dedo encima_ fue la sincera respuesta de Mateo cerrando el cuarto de baño con un sonoro portazo. Detrás de él, la muchacha lloraba amarga y silenciosamente tapándose la cara con ambas manos, mientras Teresa observaba perpleja la escena.