Con los ojos del corazon

CAPITULO 41 UN MOMENTO DE PAZ

La nueva actitud de Mateo facilito la convivencia que se manifestaba en los continuos progresos del cantante. Abandono el bastón como punto de apoyo, memorizo cada rincón de la casa lo que le permitió moverse con más libertad. Teresa, a su vez, estaba aliviada ya que las discusiones habían mermado, aunque, de vez en cuando, alguna que otra diferencia de opiniones aparecía, pero, asombrosamente, ambas partes respetaban la tregua y arreglaban las diferencias de una forma pacífica y racional.

Mateo comenzó a sentir que la vida tenía un propósito desconocido, un camino que debía recorrer para lograr una meta. Paulatinamente descubrió una nueva faceta de Violeta, a quien el llamaba Daniela, que le agradaba mucho. Sentía una extraña electricidad cuando se acercaba, rozaba su mano o reía a su lado. Era una sensación incomoda, pero agradable al mismo tiempo. Francamente su confusión lo atormentaba, porque había pasado del odio a… ¿Qué? ¿Qué era eso exactamente? ¿Amistad? ¿Camaradería? ¿Complicidad? Para colmo de males no tenía memoria de su vida pasada, por lo que tampoco lograba comparar los últimos acontecimientos con ningún recuerdo anterior. ¿Quiénes fueron sus antiguas novias? ¿Alguna vez se había enamorado? ¿Tenía pareja al momento de su cirugía? ¿Había algún pariente vivo? Sabía que su madre había fallecido, pero no deseo conocer más. Ahora, relajado y reflexivo, quiso sacarse algunas dudas por lo que decidió buscar a Daniela, quien se hallaba leyendo un libro en el jardín.

_Daniela_ dijo llamándola suavemente_ ¿Podemos hablar?

_Sí, claro, Mateo_ agrego ella, aproximándose a su encuentro y guiándolo hasta el asiento. _ ¿En qué puedo ayudarte?

Mateo lucia unos lentes oscuros que ocultaban su ceguera. Violeta pensaba que se veía más atractivo que nunca, aunque su discapacidad le importaba un bledo.

_Quisiera saber algo de mi pasado.

_ ¿Estás seguro, Mateo? ¿Lo conversaste con la doctora?

_Me dijo que me tomara mi tiempo y ya es hora, Daniela. No creo recuperar la memoria, pero reconstruir mi pasado es necesario, evitando a quien ya sabes_ acoto refiriéndose al nombre prohibido.

_Bueno, si esta en mis manos contarte algo lo hare. ¿Qué puedo decirte?

_ ¿Conociste a mi mama? _ se produjo un doloroso silencio.

_Era una mujer muy frágil, pero muy dulce. ¿Sabías de su enfermedad?

_Si, esclerosis, una pena en verdad.

_Así es. Tenía muchos dolores y había decidido quedarse en un Hogar especializado en Córdoba. Recuerdo sus ojos cuando te veía: se iluminaban con orgullo y amor. Lamente mucho su partida y nunca te di el pésame. Realmente lo siento, Mateo. Ella te adoraba y le encantaban tus canciones, se emocionaba al escucharte y sus compañeras, también.

_Me hubiese gustado despedirme.

_Lo mismo digo.

_ ¿Y de mi padre?

_No se tanto y lo que diría, no es muy agradable. Me contaste hace tiempo que era un hombre violento, que tuvieron que escapar…no sé si seguir, Mateo.

_No, la verdad es la verdad y la prefiero a cualquier mentira. Creo en tu palabra; Daniela, aunque quisiera saber cómo te conocí.

Violeta creyó caer de un precipicio, como si estuviese entre la espada y la pared, pero el anhelaba la verdad de modo que intentaría contarla.

_Bueno, era tu fan…mejor dicho, soy tu fan. Yo estaba terminando la escuela y pude conocerte. Nos hicimos amigos, confidentes, te ayude a componer algún que otro tema y…_se le llenaron los ojos de lágrimas recordando aquellos momentos, como si hubiesen sucedido mucho tiempo atrás. Era difícil proseguir, necesitaba respirar y calmarse.

_Toque un tema sensible. No fue mi intención.

_A veces el pasado duele, Mateo. Yo estoy procurando empezar de cero. Sufrí mucho, la pase mal lejos y sola. No fue fácil para mí ni para los míos

_¿Y por que te fuiste?

_Por amor.




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