Con los ojos del corazon

CAPITULO 44 EN LA CUERDA FLOJA

Violeta sabía que estaba jugando con fuego, pero le encantaba recuperar una parte del antiguo Mateo, aquel que tanto amaba y extrañaba.

_Me gustaría salir_ dijo el cantante de pronto mientras escuchaba una película en Netflix. A veces las cosas más simples son las que nos sorprenden. Un acto tan trivial como dar una vuelta, tomar un helado o ver un film pueden terminar siendo hechos extraordinarios, dentro del contexto adecuado.

Violeta se asombró ante su repentina propuesta, algo muy inusual en el cantante, aunque debía aceptar que últimamente Mateo estaba volviendo a tener algunas de sus actitudes anteriores, cuando no padecía amnesia ni perdida de visión.

_ ¿Y qué te gustaría hacer? _ le pregunto intrigada.

_Me conformo simplemente con salir de aquí. Sé que no puedo disfrutar del paisaje, por obvias razones_ agrego sarcásticamente refiriéndose a su ceguera_ pero también sé que debo aprender a lidiar con lo que el destino me puso en el camino.

_Bueno, eso sí que es un cambio de actitud desde que te vi hace unas semanas. Me siento muy orgullosa por todos los avances obtenidos. Eso demuestra tu fuerza de voluntad, Mateo.

_Me gusta que te sientas así y de ese modo será de aquí en adelante. Estuve hablando con la psicóloga y me sugirió que te preguntara ciertas cositas.

_Encantada_ respondió Violeta pausando la película.

_Como te habrás dado cuenta_ comenzó el relato buscando su mano. Violeta se acercó y el la sostuvo con firmeza_ he tenido ciertos cambios…pero también estoy más confundido que nunca.

_ ¿A qué atribuyes esa confusión?

_ No lo sé exactamente. Me parece que en estos últimos días han surgido en mi mente palabras y rostros que no conozco o no recuerdo. Son como flashes. No logro explicarlo con exactitud. Hay nombres o apodos que van y vienen.

Mateo se quitó los lentes y Violeta vio la nada y el todo en sus ojos. Lo abrazo con ternura y así se quedaron por unos breves instantes.

_ Bodoque_ finalmente dijo_ Ese nombre me suena y mucho. También Ruben y cada vez que lo pienso hasta me da dolor de cabeza, como si tuviese que ver con mi enfermedad. Así mismo están Vanina y Martin, Corazón de hielo…es un gran caos.

Violeta se puso tensa, nerviosa, le temblaban las manos y se aferró más a su espalda. Mateo percibió esa incomodidad.

_ ¿Te pasa algo?

Ella solo se quedó sin palabras, respirando agitadamente, como si hiperventilara. Sentía que se aproximaba el fin, justamente ahora que disfrutaba de unos instantes de paz y armonía. El recuerdo de aquel beso reciente latía en sus labios y una ansiedad y angustia profundas se apoderaban de todo su ser, como si se acercara el apocalipsis mismo.

_Daniela, me preocupas…_ insistió el cantante.

_ Es que hay cosas que aún no recuerdas y a veces me da mucho miedo perder esto que hemos logrado. Ya no hay peleas ni discusiones, ni almohadas que vuelan o platos de comida que se estrellan contra la pared. Tampoco hay insultos ni palabras desagradables. Me asusta pensar en que volvieras a esas actitudes tan negativas, pero tan dolorosas. Admito que yo conozco algunas cosas, pero otras …prefiero reservármelas por ahora. ¿Eso te incomoda?

El la apretó contra su pecho y murmuro:

_ Para nada. Yo no recuerdo nada o casi nada, mejor dicho. Son nombres, solo nombres. Si es muy complicado, si te incomoda…lo dejamos ahí_ afirmo colocándose los lentes nuevamente.

_No es que sea complejo, es que no es sencillo queres explicar ciertas cosas obviando otras, o ignorando a algunas personas porque están prohibidas.

Mateo se preguntó entonces si era necesario empezar a averiguar sobre su relación con Violeta, sin saber que se hallaba en esa misma habitación, sentada junto a él.




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