Con los ojos del corazon

CAPITULO 45 LA SALIDA

Violeta se vistió para una salida especial, de esas que uno siempre desea recordar, como si Mateo pudiese verla. Todo sería tan distinto, pero, aun así, conservaba la misma ilusión, porque él era su eterno amor. El, por su parte, se sentía ansioso, extremadamente nervioso, porque después de todo era su primera cita.

Pasearon por Buenos Aires. Violeta tenía licencia de conducir, de modo que tomo el auto del cantante y dieron unas vueltas por las calles bulliciosas.

_Detengámonos en Sigfrido_ le sugirió el_ ¿Lo conoces?

_No_ respondió asombrada.

_Es un pequeño auto bar por la zona de Palermo. Lo googlee y tiene buenas recomendaciones.

_ ¡Vaya! Hasta has vuelto a usar el celu.

_Si. Esa chica que te habla con acento extraño da buenas ideas. No sabía a donde iríamos y la verdad, no me acuerdo de nada, así que un par de sugerencias no venían nada mal.

De ese modo terminaron en Sigfrido. El tomo un whisky y ella un café de esos que traen varios ingredientes como vainilla o canela. Como conductora designada, cero alcohol. Conversaron de bueyes perdidos, algo de esto, un poco de aquello, siempre rodeando el tema de su pasado sin tocar nada en detalle. Violeta le conto sobre su amor por la música, sus horas frente al piano, sus videos, el cariño de sus fans y los conciertos a los que había asistido.

Mateo veía todo como algo muy lejano e improbable. No creía que el fuese capaz de atraer multitudes o presentarse frente a miles de personas. Ese no podía ser él. Absorto por semejante cantidad de estímulos, sintió que la cabeza le daba vueltas, como si se sumergiese en un espiral sinfín. Un pequeño rayo de luz apareció entre las sombras y logro distinguir la silueta de su acompañante por unos breves instantes. Prefirió no decir nada para no dar falsas esperanzas y guardar ese secreto al menos por ahora.

El la beso con ternura y devoción, como si fuese el más preciado de los tesoros, mientras sentía latir su corazón a todo galope. Ella le respondió con igual calidez, entregando su alma en sus labios. Mateo hubiese querido bajarle la luna o regalarle el mundo esa noche.

_ ¿Te importa que ya no sea ese cantante famoso que tanto admirabas? _ le pregunto preocupado.

_No, para nada. Detrás del artista te descubrí a ti y la verdad podrías ser panadero o vendedor de autos, a mí me da lo mismo. Sin embargo, me gustaría que recuperases esa parte de tu pasado. No para que seas famoso, eso depende de ti, sino para que llenes ese vacío que hay en tu interior. No lo quieres admitir, pero lo sé. Hay cosas que te duelen y temas que no quieres tocar porque te resultan dolorosos. Uno de esos es el de Violeta.

_Ya dije que ese nombre está prohibido_ afirmo con rudeza.

_ ¿Por qué? ¿Porque te dejo solo? ¿Porque te encontraste con Andrés y con Teresa y nadie más?

_Daniela, no tires de la soga que se puede cortar_ le advirtió enojado.

_A veces hay que ponerse los pantalones largos y enfrentar las cosas como un hombre, Mateo. Antes de juzgar tanto, averigua. Tal vez te sorprendas al saber que ella no eligió irse. Fue su única opción y tú eres el culpable de su sufrimiento.

_ ¿Ella sufrió? La maldita se marchó cuando más la necesitaba, se lavó las manos y jamás regreso. El odio con todas mis fuerzas.

_ ¿Estás seguro que es así? Todos piensan en el dolor del que se quedó ¿Y el que se marchó? ¿No sufre acaso la soledad y la angustia de no saber nada? Porque si vamos a poner todo en la misma bolsa, yo también estuve ausente.

_Si, pero a penas regresaste quisiste saber de mí.

_ ¿Y sabes si ella estaba en la misma situación? ¿Y si se enfermó? ¿Y si le paso algo que no le permitió volver? ¿Y si algún obstáculo impidió su reencuentro? Piénsalo, porque si tanto te duele aun la quieres.

Y de ese modo, emprendieron el regreso, dejando a Mateo sumido en la más grande confusión.




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