El sol se coló por la ventana hiriendo sus ojos, en aquel estado inicial de semiinconsciencia se acordó del nombre pronunciado en plena madrugada por su esposo: Carolina y lo mezcló con ese evento extraño que le había sucedido con el charco de agua salada en el pasillo de su casa, su mente era toda una mezcla de sucesión de eventos acaecidos en su vida personal, raras suposiciones y recuerdos de sueños pacíficos pero inquietantes.
Al poco rato logró despertarse completamente al sentir el movimiento de Juanito que con sus diminutas manos le tocaba su rostro y hacía sonidos intentando llamar su atención, después de sonreírle ampliamente lo tomó en sus brazos y le dio el pecho acostada en la cama y recordando los sucesos de la noche anterior, se levantó con el niño en brazos y reviso algo atemorizada la casa al completo cerciorándose que la seguridad de la casa no había sido violada, y como todo estaba en orden atribuyó definitivamente el suceso a su imaginación fecunda y desequilibrada por la falta de sueño, entonces volvió a su cuarto y se sumergió en las sábanas de su cama con Juanito acurrucado entre sus brazos,intentando descansar un poco más, bostezando a más no poder.
Luis Fernando continuaba durmiendo, entonces Ana María mirándolo aún dormido con ojos nostálgicos pensó: «Mi amor, honestamente desde el día que me convertí en madre todo cambió para los dos y en este momento me pregunto llena de una mezcla de añoranza y también curiosidad: ¿Quién es la dueña y señora actual de tu mundo onírico?, ¿a quién le haces el amor de alma a alma?, la verdad, hace tiempo siento que ya no soy especial para ti…»
El nombre de Carolina se repetía en su mente sin cesar, eran como martillazos dados a un clavo una y otra vez asestados con precisión sobre una pared cualquiera hasta que finalmente esta cede ante el intruso objeto metálico, su mente angustiada era en este caso la pobre pared.
Al rato se vio en la necesidad de atender a Juanito quien inquietó amenazaba con llorar, se ocupó de él en modo cariñoso aunque sin hacer casi contacto visual con él a pesar de su inmenso amor por su bebé, pero estaba distraída y en un momento dado pensó que por mucho que siempre lo amara estaba físicamente cerca pero a kilómetros de distancia a nivel emocional, a ellos no solo los separaba la insalvable brecha generacional sino ahora su estado emocional alterado producto de la crisis matrimonial que veía asomar en breve el panorama de su vida conyugal; volvió a recordar aquel nombre: «Carolina», ahora que se veía obligada a recordar no era la primera vez que había escuchado ese nombre pronunciado de la boca de su marido…, ella en el fondo sentía que paulatinamente su esposo se había ido ausentado emocionalmente y que su alma rehuía a reencontrarse con la suya al hacer el amor, a veces sentía que él se lo hacía al espíritu de otra mujer usando su cuerpo como un medio y no como el fin en sí mismo, su placer real estaba con otra mujer que no era ella y pensar en esto le dolía en el alma…
Una sensación de profundo desamparo se apoderó de todo su ser entonces pensó: « La vida es un retrato de la soledad, sentirse acompañado es una mera ilusión».
Nuevamente volvió a pensar en Luis Fernando a veces cuando él se encerraba en el estudio, ella en secreto espiaba sus conversaciones pues sentía que él había cambiado con ella de un tiempo para acá aunque no fuese algo muy perceptible, quizá más bien era una intuición. De hecho en aquellas conversaciones en que agudizaba su sentido auditivo ocasionalmente salía a relucir la palabra C y enseguida bajaba el volumen de su voz, letra C inicial del nombre Carolina; ahora lo recordaba con una nueva lucidez nacida de esas palabras de su esposo que la hicieron terminar despertar del ensueño de un matrimonio felizmente consolidado; pensó llena de una curiosidad dolorosa que era el momento de espiarlo más a fondo, y en sus planes estaba tomar su celular y ver si él le había enviado algún mensaje a la tal Carolina.
La curiosidad inevitablemente se apoderó de todo su ser, una curiosidad llena de un nerviosismo sin límites al verse obligada a invadir el espacio privado de su esposo, pero pensaba que tenía que saber la verdad por muy dolorosa que fuera...
Después de cambiar rápidamente al bebé darle de comer, acomodarlo y ponerlo en el corral con sus juguetes, fue en silencio a la habitación de ambos llena de una inmensa ansiedad pero bien dispuesta a conocer la verdad. Necesitaba acceder a su móvil y espiar sus llamadas, revisar la aplicación de WhatsApp o sus mensajes de texto en la búsqueda desesperada de descubrir esa realidad que hacía algún tiempo flotaba cual nube oscura sobre su relación.
Con mucho cuidado ya en el cuarto camino con paso trémulo hasta la mesa de noche donde el móvil reposaba junto a las llaves del carro y un vaso de agua..., su corazón palpitaba con fuerza lleno de imágenes de su esposo acostándose con otra mujer, una mujer sin rostro para ella pero que para él era alguien muy real e importante, se planteó llena de temor: «Bueno, si se despierta y me descubre le voy a decir que necesitaba buscar la toalla del bebé que por olvido deje en el carro, o tal vez mejor decirle que se me cayó una de mis pulseras de oro favoritas y quiero saber si por casualidad la deje en el carro o definitivamente la perdí…», finalmente llegó a la mesa de noche y con sus manos algo temblorosas tomó el celular, retirándolo con mucho cuidado de la mesa de noche evitando en lo posible
hacer ruido.
Con el teléfono móvil en sus manos rápidamente lo llevó al baño de su habitación matrimonial encerrándose con llave. En el baño la luz solar bañaba todo el recinto y sentada sobre la bañera en total silencio colocó la contraseña que días antes había memorizado al verla en la pantalla del celular en un descuido de él logrando así tener acceso al menú principal obteniendo de ese modo acceso al directorio de teléfonos y a su WhatsApp viendo la lista de personas que últimamente se habían comunicado con él, y justo en el directorio de WhatsApp de primero estaba aquel nombre: Carolina, quiso entrar a ver si le habían escrito algo, pero sabía que si entraba él se daría cuenta que había leído el mensaje entrando en cólera, lo pensó con más detenimiento, mejor dejar las cosas así al menos por ahora…, pero pudo observar su foto de tamaño pequeño con detenimiento, era joven, esbelta y bonita su alma se llenó de zozobra sintiéndose apuñalada por la inseguridad, pensó angustiada: «¿Será que de verdad mi esposo y esta mujer tienen una aventura amorosa?», imagino a su esposo en un hotel en los brazos de Carolina que ahora tenía un rostro definido en su mente, esa imagen se le hacía tan viva…, luego pensó llena de temor: «¿Será que me abandonará como mi tío político Armando dejó a mi tía Amanda por otra mujer más joven y bonita, quedándose ella abandonada a su suerte con mi primo Asdrúbal que en ese momento solo tenía 2 años?, ¡Dios mío no me desampares!», hizo una pausa y sus ojos se llenaron de lágrimas diciendo en voz apenas audible: