Selena roció la cama de Patrick con su perfume y luego de llevar su maleta al salón, realizó la misma operación en el sofá.
— ¿Qué estás haciendo? — Le preguntó Marcus, desde la entrada.
Selena se giró para ver quien habló.
— ¿Tú eres… ?
— Marcus, el hermano de Patrick.
Patrick abrió la puerta de su despacho y miró a la joven Rosmery que se le acercó con paso ligero. Ni muy alta ni muy baja, de figura fina y cara bonita, ninguna de esas cualidades pasaron desapercibidas para Patrick.
— Señor Berton, soy Rosmery Grenn, seré su nueva ayudante. Espero aprender de usted. — Habló Rosmery.
— Patrick. — Suspiró Patrick y los ojos de Rosmery mostraron confusión. — Llámame Patrick.
Rosmery asintió con una sonrisa.
— De acuerdo. Usted llámame Rosmery o Mery, así es como me llaman en casa.
— Bien, Rosmery, dame cinco minutos y nos vemos en esa sala de reuniones. — Prefirió Patrick estar con ella en un lugar menos privado que su despacho.
— Vale.
Cuando Rosmery se dirigió de vuelta a su mesa, Patrick entró en el despacho y cerró la puerta.
Selena sonrió sentada en el sofá y mirando a Marcus en una silla.
— Os parecéis muchísimo. — Comentó ella.
Marcus sonrió.
— Eso dicen. — Respondió Marcus y se inclinó adelante en la silla. — La maleta… ¿Te vas?
Selena observó su equipaje junto a la puerta de la entrada, solo se había detenido para rociar su perfume en el sofá, por si Patrick decidía escapar de la cama.
— Sí… — Musitó y miró al chico de diecinueve años.
La única diferencia entre ambos hermanos era la edad y que Marcus lucía despreocupado, al contrario que Patrick, siempre impoluto.
— Pero Patrick me dijo que os ibais a casar. ¿Qué ha pasado? ¿No has aguantado sus estrictas normas de convivencia?
— Él no me quiere.
— Lo siento. — Marcus se puso recto y serio. — Sé lo que es eso. — Señaló con los ojos su equipaje también junto a la puerta y le confesó. — Salí para la universidad, pero dejé un libro y al regresar a por él me encuentro a mi novio montándoselo con nuestra compañera de piso.
Marcus miró entonces a Selena.
— ¿Salías con un chico?
— ¿Eres homofóbica o algo así? — Selena se rió y negó. — ¿Cuál es el chiste?
— Ninguno. — Selena apoyó su cara en su mano y le sonrió. — Eres muy guapo, encontrarás otro hombre pronto.
— Gracias, creo. — Marcus arqueó una ceja y dobló una pierna sobre la otra. — La cosa es que no quería vivir aquí, pero después de agarrar mis cosas no tenía a donde ir.
— Vive conmigo. — Le propuso Selena.
— Eso sería raro.
Marcus negó.
— No es tan raro. — Selena se tocó el vientre. — Llevo dentro al hijo de tu hermano, prácticamente somos familia.
— ¿Es serio váis a tener un hijo?
— Sí.
Marcus se quedó mirándola y no lo entendió.
— ¿Dices que mi hermano no te quiere?
— No soy su tipo, parece ser… — Se mostró demasiado molesta. — Le gustan las mujeres feas y gordas. — Marcus se impresionó y Selena que lo notó, sonrió y negó. — No me hagas caso, Patrick me acusa de tener incontinencia verbal y a veces es cierto.
— Yo creo que eres interesante. — Se rió Marcus y le admitió. — Me gustas. — Ojeó luego la casa y le preguntó. — ¿Dónde vamos a vivir? — La observó a ella y Selena sonrió.
Al terminar la reunión con su nueva ayudante, Patrick y Rosmery caminaron hacia la puerta, la cual él abrió y sostuvo para dejar salir a ella primero.
— Estoy bastante nerviosa al ser mi primer día. Quiero agradecerle la confianza, de verdad espero crecer aquí profesionalmente y contribuir a la compañía. — Habló Rosmery, apretando una abultada agenda contra su pecho y parándose después de atravesar el umbral.
— Siéntete parte del equipo, y ten la confianza de compartir tus ideas y opiniones. Juntos podemos lograr grandes cosas. — La alentó Patrick y cerró la puerta detrás de él.
Rosmery sonrió asintiendo positivamente con la cabeza.
— ¿Hoy saldrá con nosotros a beber? — Preguntó Imanol, que se acercó y dedicó ante todo una sonrisa a la joven Rosmery.
— Sí me lo preguntas a mí, no. Iré a casa después del trabajo. — Contestó Patrick y caminó hacia su despacho.
— Tú sí vendrás, ¿verdad? — Imanol sonrió a Rosmery. — Celebraremos tu llegada al equipo de ventas.
— Claro. — Dijo Rosmery y caminó a paso rápido detrás de Patrick.
Patrick la vio cuando iba a cerrar la puerta.
— ¿Necesitas algo? — Le preguntó él.
— Aún no me ha dado instrucciones de lo que hacer.
— Eso… — Patrick pensó en el trabajo que él realizó en el pasado para Selena, ni siquiera necesitaba las instrucciones de ella, sabía lo que hacer en todo momento. — Es tu primer día, ve a tu mesa y acomódate, te diré más tarde lo que tienes que hacer.
Rosmery quiso decir algo más, pero Patrick cerró la puerta casi en su cara.
— De acuerdo. — Aceptó Rosmery y caminó hacia su mesa, observando a través de las ranuras de la persiana de la ventana, a Patrick ocupar la mesa de su despacho y agarrar su teléfono.
Patrick se presionó la sien, debía sufrir el síndrome de Estocolmo, pues extrañaba tener noticias de Selena.
— Así será mejor. — Se dijo y soltó el móvil sin dejar de mirarlo. — Cuando llegue el momento me ocuparé de mi hijo y ya está. — al levantar la mirada, observó que Rosmery lo miraba. Su teléfono sonó entonces y él se sobresaltó como si estuviera haciendo algo malo. Su prima le había enviado un mensaje, preguntando por cómo iba todo con su hermano Marcus y transmitiendo la preocupación de su tía Trinidad. — Ahora no.
Puso el teléfono boca abajo y contempló la ecografía que Selena se hizo en el pueblo, como ella pareció no hacerle el mayor caso, él la guardó en el funda de su teléfono y allí seguía.
La idea de tener un hijo lo ilusionaba, lo hacía plantearse la vida después de que naciera. Nunca quiso tener nada con Selena, bebieron y pasó, pero después de haber conocido a la familia de ella y de pensarlo durante toda una noche, comprendió que lo mejor era hacerse responsable. Se lo contó a su tía, a su prima, a su hermano y hasta se lo contó a Telma…