Patrick esperó hasta que Rosmery se durmió para salir silenciosamente de su cama y de la habitación. Por el camino fue recogiendo su ropa y poniéndosela.
De la sala de estar recogió su chaqueta y buscó de inmediato su teléfono móvil en los bolsillos, al dar con él, encontró varias llamadas pérdidas de Selena y le devolvió la llamada.
— ¿Por qué has tardado tanto en llamar? — Le reclamó Selena, sentada en el sofá del ático de Maximiliano. — ¿Qué estabas haciendo que sea más importante que responder a mi llamadas?
Maximiliano y Marcus, que recogían la mesa tras la comida, la miraron.
Patrick abandonó el piso de Rosmery y caminó hacia unas escaleras.
— No es asunto tuyo. Dime que quieres. — Bajó los escalones, rellano tras rellano, y se paró en la puerta del edificio cuando no obtuvo respuesta de Selena. — ¿Has llamado para algo o solo para controlarme y molestarme?
— Se me ha antojado un helado de pistacho. — Habló Selena, que se refugió en la habitación de invitados. — Tráemelo al ático de Max y avísame cuando hayas llegado para que baje.
— ¿En serio? ¿No has podido pedirlo a domicilio?
— Tú eres el que me ha enviado un mensaje por si podía ayudar en algo, ¿no? Ahora, sí estás demasiado ocupado llorando en tu cama por la gorda de Telma…
— Para de insultarla. — Suspiró Patrick y accedió. — Te llevaré el helado.
Selena sonrió, pero solo escuchó a través del teléfono el abrupto silencio cuando la llamada fue colgada de pronto.
— Solo la gente que te llega a conocer de verdad, te quiere y te soporta… por eso digo que Patrick debe de estar enamorado de ti. — Oyó a su lado a Maximiliano y Selena lo miró seria. — Voy a hacer té de miel, ¿quieres?
— No. Se me ha antojado un helado. — Contestó Selena y se acercó, agarrando la puerta para cerrarla. — Tengo que prepararme, vete.
— Estás en mi apartamento. — Se quejó Maximiliano mientras fue echado. De regreso al salón, se sacudió su suave cabello con la mano y se sorprendió de ver a Marcus poniendo en orden los sofás. — Se nota que eres hermano de Patrick. — Bromeó de camino a la cocina.
— ¿Conoces de hace mucho a mi hermano Patrick? — Se interesó Marcus, que soltó un cojín en el sofá.
Maximiliano se paró por detrás del sofá y negó con la cabeza.
— No demasiado. Estuvo con gripe hace unos meses y Selena lo llevó a mi consulta. En los últimos dos meses hemos bebido juntos algunas noches, pero la verdad es que solo tenemos un tema en común.
— Selena. — Sonrió Marcus.
— Efectivamente. — Cuando Marcus se sentó en el sofá, Maximiliano lo hizo en el respaldo. — Diría que esos dos están enamorados, pero Selena tiene un temperamento difícil y Patrick tiene miedo.
— Nunca he visto a Patrick interesado en una mujer… — Pareció pensar sobre ello y su cara mostró dudas. — Siempre me he preguntado si alguna vez he tenido novia.
— Hasta donde sé, que no es mucho, estaba interesado en una compañera de trabajo antes de terminar en la cama con Selena.
— Selena es guapa e inteligente, debería fijarse en ella ya que tiene la suerte de que ella se fija en él. — Opinó Marcus.
Maximiliano sonrió.
— ¿Te gusta Selena para tu hermano o para ti?
— Sí me gustaran las mujeres, seguro que ella sería mi tipo.
— ¿No te gustan las mujeres? — Marcus se puso serio, por lo que Maximiliano relajó el ambiente. — No me incumbe ni me importa la orientación sexual de los demás, todo el mundo es o debería ser libre para elegir a quien amar.
— Me gustan los hombres. — Se sintió Marcus en confianza para decirlo y se sentó sobre sus rodillas para apoyarse en el respaldo con los codos. — Estoy aquí porque mi novio se ha acostado con nuestra compañera de piso y lo he mandado al infierno. — Sonrió a Maximiliano y borró la sonrisa cuando vio a Selena.
Maximiliano también miró, viendo a Selena envuelta en un abrigo largo.
— ¿A dónde vas? — Le preguntó Maximiliano.
— Patrick está abajo, voy a comer helado de pistacho con él. — Les informó y se puso delante de los dos. — Necesito vuestra opinión… ¿Qué os parece?
Cuando Selena se abrió el abrigo, dejando a la vista el camisón de noche que vestía debajo, los dos se quedaron boquiabiertos.
— Espera… — Se rió de pronto Marcus. — ¿Vas a comer helado o a comerte a mi hermano?
Selena se cerró el abrigo dibujando en sus labios una encantadora sonrisa.
— Ten cuidado. — Solo le pidió Maximiliano.
— Por supuesto. — Respondió Selena, marchándose después.
— ¿Quieres té de miel? — Le ofreció Maximiliano a Marcus, levantándose del sofá y yendo hacia la cocina.
— ¿Está bueno eso? — Le preguntó Marcus que lo siguió.
— Delicioso.
Patrick descansaba la cabeza en el respaldo del asiento de su coche, y le daba vueltas a lo que había hecho. No negaba que le había gustado y que Rosmery parecía una buena mujer, justo del tipo de mujer que le gustaba a él, pero…
Selena abrió de sopetón la puerta del copiloto y subió en el coche, exponiendo al hacerlo la desnudez de sus piernas.
Patrick observó la calle, era tarde y peligroso por más que se encontraran en un barrio de lujo.
— ¿No has ido a por tu ropa a mi casa? — Le preguntó Patrick.
— Ya me encontraba en la cama cuando has llamado. — Contestó Selena con una sonrisa y se remetió el cabello detrás de las orejas.
Patrick se quedó viéndola y recordó los besos de pasión que los dos compartieron la noche que la dejó embarazada. Se aclaró la garganta y agarró del asiento de atrás la bolsa con el tarro de helado de pistacho.
— Coge esto y sube rápido.
— Vamos a compartirlo. — Le dijo Selena, sacando de un bolsillo de su abrigo dos cucharas que había cogido de la cocina de Maximiliano. — Me ayudarás a comerlo o engordaré.
— No me gusta el sabor del pistacho. — Patrick rehusó la oferta. — Solo come un poco, no pasará nada si hace ejercicio regularmente.
Selena lo miró con antipatía.