Con P mayúscula

Capitulo 28:

Cameron

 

El cuerpo de Hailee se derrite contra el mío, su respiración rápida y su piel enrojecida. Joder, se ve bien en la encimera de mi baño en nada más que mi camiseta. Nunca antes había dejado que una chica usara mi número, pero tengo un extraño deseo de asegurarme de que nunca se lo quite. Mierda, Chase, contrólate.

—Cameron —suspira, luchando contra una sonrisa—. No puedo sentir mis piernas.

Desenredándome de su cuerpo, retrocedo, dándole algo de espacio. Está sobre mí y no quiero nada más que llevar mis dedos a mis labios y chuparlos, pero Hailee está en pánico. Lo  veo escrito en toda su cara.

—¿Estás bien? —Le pregunto, sin importarme que tengo una feroz erección que es imposible de ocultar en mis boxers.

—Sí, eso fue…

Me preparo para su respuesta mordaz, pero en lugar de eso, me toma por sorpresa.

—Increíble —suspira.

—¿Sí? —Sonando demasiado contento conmigo mismo, me encojo de hombros. Pero es ella.

Hailee hace desaparecer parte de la otra mierda. La presión constante.  La  preocupación por mi mamá. Sobre elegir una universidad. Y aunque disfruto mucho del tira y afloja entre nosotros, también la disfruto sólo a ella.

Los momentos tranquilos.

Estar cerca de Hailee es como un soplo de aire fresco, y ya ansío otro golpe.

—Dejaré que te limpies. —Mi labio se curva en una sonrisa. No puedo evitarlo. Saber que la había hecho correrse de esa forma, me hace cosas. Cosas serias.

Cosas que no había anticipado.

—Está bien. —Ella me regala una pequeña sonrisa mientras salgo del baño.

Si no aparecemos pronto, Xander vendrá a buscarnos. Por supuesto, haciendo preguntas sobre mi amiga. Un montón de preguntas y sé que no puedo confiar en él para quedarse callado frente a mis padres, así que cuando lo llevé a la cocina, les di una breve explicación de por qué tengo a la hermanastra de Jason en mi habitación un sábado por la mañana.

Por supuesto, probablemente no esperaban que tuviera mis dedos profundamente dentro de ella y mi lengua bajando por su garganta.

Cuando Hailee reaparece, está vestida, si llamas usando mi jersey sobre la parte superior de  su vestido, vestida.

—Yo, hmm, ¿está bien? —Sus ojos bajan al piso—. No quiero salir de la casa solo con mi vestido.

—Es genial, puedes pedírmela prestada, tengo muchas más. —Hailee contiene el aliento y yo retrocedo—. No quise decirlo así.

—Está bien. —Ella se mueve para sentarse en mi cama—. Entonces…

—Escucha Hailee, yo…

Los gritos de Xander perforan el aire y mi cuerpo se tensa.

—Mierda. —Mi corazón da un vuelco en mi garganta—. Necesito ir. Quédate aquí, ya vuelvo.

—E-está bien.

Salgo de mi habitación y corro escaleras abajo, dando dos pasos a la vez.

—Mamá, mamá. —Xander grita y mientras rodeo la cocina, mi mundo explota. Mi madre está en el suelo, la masa de panqueques salpica los gabinetes, rayando los azulejos y su blusa.

—Papá —grito, corriendo a su lado—. Mamá, mamá, ¿puedes oírme?

Suavemente sacudo sus hombros. Está fuera de combate, pero veo el suave ascenso y caída de su pecho. Ella está respirando.

Gracias a Dios, ella está respirando. Girándola sobre su costado, miro a Xander.

—Hola, amigo, ¿a dónde fue papá?

—A la ienda, or arabe.

—¿Se fue a buscar jarabe?

Xander asiente con los ojos muy abiertos y llenos de lágrimas.

—¿Mama, bien?

—Mamá va a estar bien, amigo. Muy bien. —Pero cuando digo las palabras mi estómago se desploma. Mi mamá no está bien.

Ni siquiera un poquito.

—Oh, Dios. —Al oír la voz de Hailee, respiro bruscamente—. ¿Se encuentra ella bien?

—Ailee —grita Xander.

—Hola, bonito. —Va hacia él, acariciando su cabello.

—Sé que esto es probablemente mucho pedir. —Me encuentro con su mirada preocupada—.

¿Pero puedes sacarlo de su silla y llevarlo a la sala?

—Por supuesto. ¿Deberíamos llamar al 911? —Sus ojos señalan el cuerpo sin vida de mamá.

—No lo sé.

—¿Cameron? —Mi padre entra por la puerta de atrás—. ¿Qué pasó?

Deja caer la bolsa de comestibles en el mostrador, las cosas se derraman por todas partes, y corre hacia mí.

—No sé, escuché a Xander gritar y la encontré así. Mi papá me quita de en medio y revisa a mamá.

—Karen, cariño, ¿puedes oírme? —Sus dedos trazan suavemente su rostro y ella comienza a moverse, y un alivio como nunca había conocido antes se estrella contra mí.

—¿C- Clarke? ¿Qué pasó? —Mi mamá trata de sentarse, pero se desploma en el suelo. Mi papá desliza su brazo debajo de su cuello acunando su cabeza en su regazo—. Te desmayaste, cariño.



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En el texto hay: problemas, amor, futbol

Editado: 13.12.2020

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