Con P mayúscula

Capitulo 29:

Hailee

 

Después de que Cameron me trajo a casa, paso el día escondida en mi habitación, trabajando en mi proyecto de arte. Me las arreglé para encontrar suficientes fotografías de los jugadores en acción en el almacén. Había nueve en total. Lo que significa nueve retratos individuales. El señor Jalin tiene razón; va a significar bastante tiempo de trabajo duro en el estudio, pero le doy la bienvenida porque sé que valdrá la pena.

Después de esta mañana en la casa de Cameron, necesito una distracción. Algo para ocupar mis pensamientos, así no me pasaré cada minuto despierta repitiendo la forma en que me besó, la manera en que mi cuerpo había cobrado vida ante cada caricia. Mi piel comienza a hormiguear, mi estómago se aprieta cuando dejo que los recuerdos me cubren. Frustrada conmigo misma, intento concentrarme en la tarea que tengo frente a mí, eso es más importante.

Dibujar siempre ha sido una forma de relajarme, desconectarme de la vida y perderme en nada más que el roce de un pincel contra un lienzo nuevo o el rasguño de un lápiz finamente afilado contra una página impoluta en mi cuaderno de dibujo. No puedo recordar un momento en que no  me haya encantado dibujar. Cuando era niña, siempre hacía garabatos y coloreaba y hacía que mamá tallara papas de diferentes formas para poder pintarlas de maneras diferente. Pero cuando nos mudamos con Jason y su padre, se convirtió en mucho más para mí que un simple pasatiempo. Era una forma de expresarme; para resolver mis frustraciones.

Y es sólo mío.

No necesito un equipo detrás de mí animándome o una audiencia gritando mi nombre. De alguna manera, el arte es el extremo opuesto al deporte y la ironía no se me escapa.

Y no es que nada más me guste, resulta que también soy bastante buena.

Mientras miro el dibujo de Cameron, no puedo evitar sonreír. He capturado su fuerza y físico a la perfección. Sin darme cuenta, mis dedos comienzan a aparecer sobre su rostro, cubierto por su casco. Despertar en su cama esta mañana ha sido una sorpresa, pero no había sido tan incómodo como esperaba.

Como debería haber sido.

De hecho, hubo momentos en que no se sintió raro en lo absoluto.

—¿Hailee, puedes venir aquí por favor? —La voz de mamá corta mis pensamientos y dejo escapar un profundo suspiro.

—Estoy ocupada —grito, agregando más sombra alrededor del casco de Cameron

—Es importante.

Renegando, cierro el cuaderno de dibujo y bajo las escaleras.

—¿Sí? —Me arrastro hasta la cocina.

—Esa actitud, jovencita. —Mamá me da una sonrisa juguetona.

—Lo siento estaba trabajando. —Saco un taburete y me dejo caer sobre él—. La cosa de arte que el Señor Jalin y el entrenador Hasson me pidieron que hiciera.

—Oh, sí —dijo Kent—. ¿Cómo va eso?

—Va bien, supongo. Aunque no es exactamente lo mío.

—Es fútbol americano, Hailee, no es el trabajo del diablo.

—Kent —dice mamá en voz baja.

Sacude su periódico, ofreciéndome una sonrisa de disculpa.

—¿Querías algo? —Trato de cambiar de tema, no queriendo entrar en todas las razones  por las que detesto el fútbol americano.

—Kent y yo hemos estado hablando, y desde que viniste al partido con nosotros y a la cena del entrenador Hasson después —toma un sobre blanco de la mesa—: Kent uso algunas de sus conexiones y bueno, feliz cumpleaños, nena.

Le arranco el sobre, la emoción bailando en mi estómago mientras lo arranco y saco el contenido.

—Me conseguiste las entradas —grito.

—Las conseguimos.

—Gracias —sonrío, saltando del taburete y abrazándola—. Muchas gracias.

—De nada. —Mamá me devuelve el abrazo, riendo suavemente—. Pero…

—Sin peros, mamá. —Desenredándome de ella, hago un puchero—. Tengo dieciocho años.

—Todavía tienes diecisiete años por otras dos semanas y media, Hailee. Y Nueva York es un viaje de tres horas y media que es… —su voz se apaga mientras mira a Kent.

—Lo que tu madre está tratando de decir es que nos sentiríamos mucho mejor de que fueras a Nueva York… si Jason te acompaña.

La sangre se me va a los pies.

—No.

—Hailee, sé razonable —reprende mamá—. Tenemos cuatro boletos para la exposición.

Pensamos que podrías llevarte a Flick, y Jason podría preguntarle a Asher o a Cameron.

—¿Honestamente crees que querrán pasar el rato conmigo en una exhibición de arte por mi cumpleaños?

Este día no podría ser peor. Primero, Cameron arruinó lo que había sido uno de los mejores momentos de mi vida, y ahora mi mamá y mi padrastro pretenden que yo juegue a la familia feliz con Jason, en mi cumpleaños, nada menos.

—Prefiero no ir —digo, cruzando los brazos sobre el pecho.

—¿Ir a dónde? —Jason entra en la cocina y yo gimo en silencio.



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En el texto hay: problemas, amor, futbol

Editado: 13.12.2020

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